El cóctel imposible


04-06-07



JUICIO POR UNA MASACRE / El análisis / A FONDO

El cóctel imposible


CASIMIRO GARCIA-ABADILLO

La versión oficial sobre el 11-M no gana para disgustos, a pesar del empeño de sus artífices y publicistas en sostenella y no enmendalla.

Empecemos por el principio. Como se recordará, las dudas sobre el explosivo utilizado para cometer el atentado del 11-M (expresadas por EL MUNDO) llevaron al tribunal que juzga el caso a designar un grupo de ocho peritos para que éstos volvieran a analizar todas las muestras. La idea inicial era que, al comenzar la vista oral, hubiera ya una conclusión sobre ese aspecto crucial del sumario y, obviamente, para el dictamen de la sentencia.

1. Vega entra en acción: la contaminación en fábrica.

La aparición, a primeros de febrero de este año, del DNT en las muestras de los focos de las explosiones produjo en el jefe de la pericia, Alfonso Vega (facultativo e inspector de la Policía Científica con carné profesional número 47) el mismo efecto que debió de causar en los miembros del tribunal de la Inquisición el constatar que Galileo tenía razón.

Recordemos que los ocho peritos hicieron los primeros análisis sobre las muestras del explosivo intacto o no explosionado en los que, como dijo uno de los peritos en su declaración ante el tribunal la semana pasada, «no se detectó nada raro».
(.../...)

La sorpresa vino cuando, con las mismas técnicas que se habían utilizado para analizar las citadas muestras, se procedió a examinar las procedentes de los focos de las explosiones. ¿Qué ocurrió entonces? Que de forma incontestable apareció un compuesto que nada tenía que ver con los que forman parte de la Goma 2 ECO: ¡el dinitrotolueno (DNT)!

Entonces, el director de la pericia ordenó repetir los análisis de las muestras de explosivo intacto, pero esta segunda vez bajando sensiblemente los umbrales de detección. Es decir, afinando al máximo las analíticas para poder observar hasta el más mínimo resto.

Entonces fue cuando aparecieron las diminutas trazas de DNT en muchas de esas muestras.

Desconcertado, lo primero que hizo Vega -nombrado, por cierto, por el Comisario General de la Policía Científica, Miguel Angel Santano, para esa crucial tarea- fue improvisar una explicación: la contaminación en fábrica.

¿En qué consistía dicha teoría? Pues que en las tolvas de la factoría donde se elabora la Goma 2 ECO quedaron partículas de otro producto fabricado anteriormente: Goma 2 EC, que sí contiene DNT. Esas supuestas y pertinaces partículas de Goma 2 EC habrían contaminado con DNT un explosivo que, en teoría, se había concebido precisamente para que esa sustancia no estuviera entre sus componentes.

La primera teoría de la contaminación fue fácilmente asumida por los palmeros mediáticos que dan brillo a la versión oficial, que hicieron un despliegue tipográfico tan espectacular como inútil para defender lo indefendible.

Las pegas que hacían de esa tesis una elucubración sin sentido eran evidentes.

En primer lugar, había muestras que no estaban contaminadas con DNT, lo que hacía imposible la contaminación a través de las tolvas. Los mismos cartuchos no podían estar, a la vez, contaminados y no contaminados.

En segundo lugar, Unión Española de Explosivos dejó de fabricar la Goma 2 EC en 2002, lo que llevaba a la conclusión de que la contaminación fuera permanente y sostenida en el tiempo: no olvidemos que la Goma 2 ECO encontrada en el piso de Leganés, la presuntamente utilizada por los terroristas para causar la matanza, había recalado en Mina Conchita entre enero y febrero de 2004.

Pero, además, de haber sido cierta esa curiosa teoría, Unión Española de Explosivos habría vulnerado todos los protocolos de sus controles internos de calidad, que, en teoría, sirven para detectar cualquier tipo de componente hasta en partículas microscópicas.

El hundimiento definitivo de ese primer intento de justificar la aparición del DNT en los análisis de los restos de explosivo se produjo cuando la propia empresa, a instancias de la pericia, remitió al tribunal un informe que incluía los componentes de la Goma 2 ECO fabricada en distintos años, donde se demostraba científicamente que entre ellos no había ni el más mínimo rastro de dicha sustancia.

El segundo sobresalto -no por ello menos perturbador- sufrido por el jefe de la pericia fue cuando se detectó nitroglicerina en la muestra M-1, un resto de polvo de extintor recogido de uno de los focos de la estación de El Pozo y que el 11 de marzo de 2004 fue analizado por él mismo sin que hubiera reflejado en su informe la aparición de ningún tipo de componente explosivo.

La nitroglicerina es un componente que, como el DNT, apunta a la posibilidad de que el explosivo utilizado por los terroristas (en todo o en parte) fuera el Titadyn, dinamita habitualmente utilizada por ETA. Como saben, cualquiera cosa que huela a ETA es inmediatamente apartada de la investigación oficial. Recuerden que Santano (el jefe directo de Vega) tendrá que sentarse en el banquillo acusado de falsedad precisamente por haber manipulado un informe para hacer desaparecer del mismo la palabra ETA en relación al 11-M.

Los cuatro peritos de las partes razonaron con aplastante lógica que la aparición de la nitroglicerina añadía un interrogante aún mayor que el DNT, por cuanto la muestra donde había sido detectado, el polvo de extintor, era la única que previamente no había sido lavada en el laboratorio de los Tedax con agua y acetona, líquidos disolventes que podían, teóricamente, haber hecho desaparecer esa sustancia en el resto de las muestras.

2. La Policía Científica no se rinde: Vega construye la teoría de la contaminación ambiental.

Así fue como nuestro hombre, el perito con carné profesional número 47, respaldado, cómo no, por el otro perito de la Policía Científica que le acompaña en la pericia, desarrolló su argumentación final para justificar la aparición de componentes impropios de la Goma 2 ECO, como el DNT o la nitroglicerina, en los análisis sobre el explosivo del 11-M: la teoría de la «contaminación ambiental».

Vega, en las conclusiones que adjunta al Informe Pericial Final sobre los explosivos, resume así su tesis: «Las muestras... han sido embaladas durante estos tres años en bolsas de plástico y, por tanto, también han podido incorporar a su composición sustancias explosivas y no explosivas presentes en el ambiente en que han estado almacenadas».

Pero, claro, esta explicación implica daños colaterales. Apunta directamente a los Tedax y a su falta de rigor a la hora de custodiar las muestras de explosivos como responsables de este serio contratiempo para la versión oficial.

Lo malo es que, para sostener esa versión, hacía falta la colaboración del jefe del laboratorio de los Tedax, es decir, de la licenciada en químicas con carné profesional número 17.632 (que atiende al nombre de Marian) y que, precisamente, declaró ante el tribunal el lunes 28 de mayo, un día antes de que lo hicieran los ocho peritos.

Fue justamente su presidente, Javier Gómez Bermúdez, quien insistió en conocer cómo y de qué forma estaban guardadas en el almacén de los Tedax las muestras de los restos de explosivo que tenían que ver con el 11-M. Esta fue la respuesta de Marian: «Hay una bolsa que cierra una caja de cartón (que, a su vez, está metida en un armario), en esa caja de cartón hay bolsas de plástico, dentro de esas bolsas de plástico, unos sobres de papel normal y dentro de esos sobres existen varias bolsas, en algunos casos dos, en otros casos tres, una sobre otra encintadas con cinta adhesiva que guardan la sustancia explosiva».

No contento con ello, el presidente del tribunal insistió a la perito: «¿Y con esas características es posible que se traslade o se traspase alguna sustancia de una bolsa final a otra bolsa final?». Marian, respondió, sin dudar: «Yo lo encierro todo en ese tipo de bolsas precisamente para evitarlo».

Como ocurrió con la teoría de la contaminación en fábrica, la nueva arquitectura argumental montada por Vega para salvar a la Fiscalía (en su escrito de acusación el explosivo utilizado fue Goma 2 ECO y sólo Goma 2 ECO) chocaba con algunos obstáculos difíciles de salvar.

Sostener la teoría de la contaminación ambiental no sólo implica poner en duda el rigor del laboratorio de los Tedax en cuanto a la custodia de las muestras, sino, lo que sería más grave, cuestionar la validez de los miles de análisis que se han realizado en el mismo durante más de dos décadas.

3. Acusaciones y Fiscalía se apuntan a una nueva tesis: el cóctel de explosivos

Herida de muerte, como estaba, la teoría de la contaminación ambiental tras la declaración de la perito 17.632, el coro de fabuladores que sustenta la versión oficial buscó inmediatamente otro recoveco para seguir manteniendo que en los trenes sólo pudo estallar Goma 2 ECO.

El resquicio encontrado para hacer compatible ese explosivo con la aparición del DNT y la nitroglicerina fue la teoría de la mezcla, el cóctel de explosivos.

Justo al día siguiente de que declarase ante el tribunal la perito 17.632, El País publicaba en su portada un titular que auguraba grandes revelaciones: «El sumario del 11-M remata la conspiración». Según la información publicada por nuestro amable colega, la Guardia Civil había detectado nitroglicerina en el análisis que hizo de los cartuchos de Goma 2 ECO encontrados en un registro de Mina Conchita llevado a cabo en el mes de junio de 2004.

Era el aperitivo de una ofensiva que tenía como plato fuerte la exhibición de un documento, remitido al tribunal 48 horas antes, en el que se decía en la Goma 2 EC podía contener indistintamente nitroglicerina y nitroglicol.

Para Vega, e incluso para la propia Fiscalía, la teoría de la mezcla de explosivos supone un riesgo evidente, por cuanto ni uno ni otra han manejado esa posibilidad hasta este momento: ambos han estado embarcados hasta ahora en la existencia de un solo explosivo, la Goma 2 ECO.

Pero a la fuerza ahorcan. Se trataba de salvar como fuera la imposibilidad de explicar de una forma razonable la aparición en los análisis de dos componentes que no forman parte de la Goma 2 ECO tras el testimonio demoledor de la perito jefe de los Tedax, que dejó tambaleándose la teoría de la contaminación ambiental. O sea, de seguir manteniendo como fuera que no pudo ser Titadyn. Y se hizo con otra explicación improvisada al efecto.

Los abogados de algunas acusaciones fueron los encargados de poner sobre la mesa la teoría alternativa del cóctel de explosivos en su interrogatorio a los peritos. El resultado no pudo ser más contraproducente. Para empezar, los peritos de la Guardia Civil adscritos al equipo nombrado a instancias del tribunal -que fueron, además, los mismos que en su día analizaron la Goma 2 ECO de Mina Conchita- reconocieron ante la Sala que su apreciación (la detección de la nitroglicerina) se trató de un error. Emplearon para su análisis una técnica que no tenía en su base de datos el nitroglicol y, por tanto, interpretaron que dicho compuesto era nitroglicerina. Posteriormente, en un segundo análisis más riguroso comprobaron que el compuesto era nitroglicol y no nitroglicerina.

El anunciado «remate» por parte de El País había quedado en sonoro fiasco.

Sin embargo, quedaba un segundo cartucho. Un documento publicitario de la empresa Maxam -antes Unión Española de Explosivos- (al que se puede acceder a través de internet) fechado el 10 de septiembre de 1999, en el que figuran como componentes de la Goma 2 EC la nitroglicerina y el nitroglicol. Según el Real Decreto 230/98 sobre Reglamento de Explosivos, se autoriza la fabricación de la Goma 2 EC «tanto con nitroglicerina como con nitroglicol, así como mezcla de ambos».

La puerta quedaba, pues, abierta a que una hipotética mezcla o contaminación de Goma 2 ECO con Goma 2 EC hubiese producido la aparición del componente nitroglicerina en la famosa muestra M-1.

Pero otra decisión del presidente del tribunal echó por tierra la efímera esperanza de cuadrar por enésima vez el círculo. El propio Vega, a instancias de Gómez Bermúdez, solicitó por teléfono el día 29 a Maxam la aclaración de una serie de dudas sobre la Goma 2 EC.

Ese mismo día, a última hora, Maxam remitió a la Audiencia Nacional un fax en el que desmonta de forma inapelable la teoría de la mezcla de explosivos a la que de forma tan entusiasta se había sumado la Fiscalía en el último momento.

Según Maxam, «desde la citada fecha del 31-03-92 hasta el cese de su fabricación definitiva en enero de 2002, la Goma 2 EC se fabricó en la Fábrica de Páramo de Masa (Burgos) utilizándose exclusivamente en su producción el nitroglicol».

Es decir, que la nitroglicerina no forma parte de la Goma 2 EC fabricada por Maxam desde hace 15 años, cuando José Emilio Suárez Trashorras, el supuesto proveedor de los explosivos a los terroristas, apenas sí tenía 15 años de edad. O bien el confidente era ya en su adolescencia un precoz traficante de explosivos, que supo almacenarlos en condiciones idóneas para venderlos 12 años después en perfecto estado de conservación a los autores de la masacre del 11-M, o bien la nitroglicerina procede de otro tipo de dinamita.

4. A la desesperada, la solución final: contaminación y cóctel al mismo tiempo.

De forma poco habitual, la Fiscalía ha cambiado de caballo al final de la carrera. Ahora, en su escrito de conclusiones, sostiene que en los trenes estalló una mezcla de Goma 2 ECO y Goma 2 EC (lo que justificaría la aparición de DNT) y que la nitroglicerina que se detectó en la muestra M-1 es fruto de la contaminación en el almacén de los Tedax.

Esta solución no aporta realmente nada nuevo. Es, tan sólo, una chapuza que adolece de las mismas lagunas que cada una de las teoría anteriores por separado. Si hubo mezcla de Goma 2 ECO y Goma 2 EC, ¿por qué no aparece DNT en las muestras custodiadas por la Guardia Civil?

Y, lo más importante, ¿por qué se detecta el DNT sólo en pequeñas trazas en el explosivo intacto y, sin embargo, aparece como un componente en los restos de los focos?

La Fiscalía debería recordar que en el sumario hay un informe de Sánchez Manzano remitido a Del Olmo y realizado tras la inspección de la Guardia Civil a Mina Conchita en junio de 2004 (aquel en el que se detectó erróneamente nitroglicerina en la Goma 2 ECO), en el que el ex comisario jefe de los Tedax descarta completamente la posibilidad de que en el atentado de Madrid los terroristas utilizasen Goma 2 EC.

El tribunal, tras lo ocurrido en los últimos días, no lo tiene nada fácil. En estos momentos, sólo tiene dos opciones sobre la mesa. O bien acepta la teoría del cóctel y asume que las partículas de nitroglicerina flotantes en el almacén de los Tedax penetraron (de manera inteligente) a través de armarios, bolsas, cajas, sobres, bolsas, sobres y bolsas, hasta penetrar justamente en una sustancia absorbente donde encontraron acomodo (el polvo de extintor del resto hallado en uno de los focos de El Pozo), o bien admite que la nitroglicerina obedece a que en los trenes estalló otro explosivo, al margen de la Goma 2 ECO y que no pudo ser Goma 2 EC: el Titadyn.

La última versión de la Fiscalía recuerda demasiado a la teoría de la bala zigzagueante elaborada por la Comisión Warren para sostener que a Kennedy lo mató un solo hombre, Lee Harvey Oswald. Cuarenta años después, el 70% de los norteamericanos sigue sin creerse esa historia.

casimiro.g.abadillo@el-mundo.es

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