Dos hipótesis razonables

24-09-06



Dos hipótesis razonables


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ANTONIO RUIZ DE ELVIRA

El bórax se ha utilizado desde la más remota antigüedad como blanqueante e insecticida. Del bórax deriva el ácido bórico, con las mismas propiedades y algunas adicionales. Por ejemplo, se utiliza contra las infecciones producidas por hongos, como las infecciones vaginales. Es un producto muy útil para dificultar la combustión de plásticos y compuestos de celulosa (papel, cartón, madera). Es decir, si se aplica una llama o una chispa a un cartón que lleve ácido bórico, éste desprende agua, lo que hace difícil que ese cartón empiece a quemarse. De la misma manera, es un compuesto de alta sección eficaz para la captura de neutrones, por lo que se utiliza disuelto en agua para el control de los reactores nucleares. Además, existe un compuesto explosivo de difícil preparación: el boracitol, que debe prepararse con partículas microscópicas de boro y TNT.

El ácido bórico se usa para eliminar olores y conservar los compuestos orgánicos: alcohol, glicol, tolueno, etc. La razón sencilla es que estos compuestos se evaporan en mayor o menor medida y el polvo ácido captura esos vapores. No teniendo el ácido bórico ningún olor propio, es capaz así de eliminar el olor de otros compuestos. Su efecto conservante deriva de su capacidad oxidante como ácido suave, de manera que es capaz de impedir el ataque de hongos, levaduras y otros agentes que degradan los compuestos orgánicos.

Si queremos saber para qué se ha utilizado un cierto compuesto químico, las posibilidades son generalmente muchas, pero el método científico que ha funcionado desde hace 300 años años indica que ante un dilema cualquiera, la solución correcta es, generalmente, la más sencilla. Por ejemplo, ante el movimiento de los cuerpos, los sabios de la antigüedad propusieron hipótesis tales como espíritus que los empujaban, vacíos que los atraían, etc. La respuesta correcta es también la más sencilla: los cuerpos se mueven de acuerdo con las fuerzas que actúan sobre ellos. Así, una flecha cae hacia tierra por la fuerza de la gravedad, y se frena por la fuerza del rozamiento del aire.

En el caso del ácido bórico, ante el problema de para qué puede utilizarse, científicamente deberíamos elegir, como hipótesis más probable, las dos más sencillas: su uso para disfrazar olores o para conservar compuestos orgánicos. Este sería el caso, quizás, de alguien que quisiera que no se detectara alguna actividad criminal como el tráfico de drogas o el manejo de sustancias químicas peligrosas.

Antonio Ruiz de Elvira es catedrático de Física Aplicada de la Universidad de Alcalá de Henares.

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