La Policía ocultó al juez que seis días antes del 11-M se buscaba a Trashorras y a 'El Chino'

14-11-06



11-M / La investigación

La Policía ocultó al juez que seis días antes del 11-M se buscaba a Trashorras y a 'El Chino'


Una testigo declaró en la UCIE el 26 de marzo que la Guardia Civil le preguntó por ellos el 5 de marzo Su declaración no fue enviada al juez y se le tomó otra al día siguiente donde no constan esos datos

FERNANDO LAZARO

MADRID.- La Unidad Central de Información Exterior de la Policía Nacional (UCIE) ocultó al juez que investigaba el 11-M que la Guardia Civil buscaba a José Emilio Suárez Trashorras y a Jamal Ahmidan, El Chino, en Madrid seis días antes de los atentados. Y estos datos estaban acreditados en la declaración realizada ante dos agentes policiales el 26 de marzo de 2004 por una testigo que nunca llegó a manos del juez Juan del Olmo.

B. H. fue llamada por la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil de Leganés el día 5 de marzo para que acudiera con su vehículo. Las placas de su coche habían sido dobladas y el vehículo con las matrículas falsas había tenido un accidente aquella noche. En aquel interrogatorio, los agentes del Instituto Armado le preguntaron si había estado en Avilés (Asturias) y si conocía a José Emilio Suárez Trashorras y a Youssef ben Salah, identidad falsa utilizada por El Chino. Ese vehículo doblado fue el utilizado presuntamente por los autores del 11-M a finales de febrero de 2004 para trasladar la Goma 2 Eco desde Avilés a Madrid.
(.../...)

Tras la matanza, la testigo fue citada a declarar por la Comisaría General de Información. El día 26 de marzo, dos agentes de la Unidad Central de Información Exterior le tomaron declaración, pero jamás fue enviada al juez. A Del Olmo se le envió una segunda que se le tomó al día siguiente donde ya no se le preguntó sobre Suárez Trashorras y El Chino.

EL MUNDO ha tenido acceso a la primera declaración de esta testigo, la del día 26 de marzo de 2004 ante la UCIE, la que nunca llegó al juzgado de la Audiencia Nacional, que consta de seis folios.

Tal y como recoge el acta de su comparecencia del 26 de marzo de 2004 ante la UCIE, la testigo relató que el 5 de marzo, seis días antes de los atentados de Madrid, la Guardia Civil de Tráfico de Leganés la despertó a las 2.00 horas y le preguntó por su vehículo.

Le reclamó todos los datos sobre la matriculación y le preguntó dónde lo tenía aparcado. Ella explicó que había estacionado el vehículo cerca de su casa, en pleno barrio de Salamanca (Madrid). La Guardia Civil le pidió que cogiera el vehículo y se trasladara al «subsector sur, destacamento de Leganés, donde compareció a las 3 horas y 15 minutos», según se indica en la declaración firmada por la testigo.

«Le hicieron una serie de preguntas, tales como si sabía que sus placas estaban duplicadas, que si conocía a dos personas de las que le facilitaron dos nombres, que era un nombre en árabe que no recuerda y otro nombre español del que sólo recuerda el primer apellido que era Suárez, que recuerda este hecho porque lo relacionó con el nombre de Suárez Illana».

La testigo, según consta en la primera declaración, añadió también «que le comentaron que tenían esos nombres porque eran personas que habían circulado con dicho coche [en referencia al Toyota Corolla con las matrículas dobladas], que había multas de trafico en Asturias y en Madrid, en la carretera de Burgos».

Aquel 5 de marzo, la Guardia Civil interrogó a esta testigo por Suárez Trashorras, ex minero procesado por -presuntamente- proporcionar los explosivos a los autores del 11-M, y por Youssef ben Salah, identidad falsa utilizada por Jamal Ahmidan, El Chino, cuando se desplazó desde Avilés a Madrid con el Toyota Corolla doblado. Aquella noche, este vehículo sufrió un accidente en Madrid, cuando era conducido por Gabriel M., El Gitanillo.

La declaración inicial realizada por la testigo ante dos agentes de la Comisaría General de Información no llegó nunca a manos del juez Del Olmo. La testigo fue llamada de nuevo a declarar por agentes de la Unidad Central de Información Exterior (UCIE) justo al día siguiente de su primera declaración. Y B. H. preguntó a los agentes por qué debía acudir de nuevo a las dependencias de la Comisaría General, en el complejo madrileño de Canillas. La respuesta: había habido un «problema informático» y se había estropeado el soporte en el que se había recogido la primera declaración.

La testigo acudió de nuevo a la carretera de Canillas el día 27, a prestar de nuevo declaración. Su testimonio fue recogido por otros dos funcionarios, diferentes a los que firmaron el acta de declaración el día anterior. De los primeros no hay noticias en ninguno de los escritos enviados posteriormente al juez instructor de la causa.

Sin copia

La testigo compareció de nuevo sin poner objeciones. Poco acostumbrada a frecuentar instancias policiales, no le sorprendió que no le facilitaran copia de su declaración primera. Los nuevos agentes prácticamente calcaron la primera declaración, de la que, en teoría, no existía, según explicaron ellos, copia por problemas informáticos. Sin embargo, se da la circunstancia de que las preguntas fueron prácticamente las mismas que el día anterior y las respuestas, también. Incluso, el orden en el que se realizó el interrogatorio fue el mismo que el del día 26.

En la declaración enviada al juez y que consta en el sumario con los folios 4.314 a 4.317, el interrogatorio es similar. Los agentes también le preguntan por la llamada de la Guardia Civil realizada el día 5 de marzo, seis días antes de los atentados de Madrid.

Sin embargo, el encuentro con la Guardia Civil ese día 5, en la primera declaración se detalla en casi tres folios, mientras que en la que finalmente llega a la Audiencia ocupa algo más de un folio. La testigo cuenta de nuevo que aquella noche la llamaron desde el destacamento de Tráfico de Leganés. Con las mismas palabras, queda recogido cómo tiene que desplazarse hasta esa localidad madrileña con el polémico vehículo para demostrarles a los agentes que no ha sido sustraído.

En la primera declaración es, a preguntas de los agentes de la UCIE, cuando B. H. cuenta cómo los agentes le preguntaron por Suárez y «por un nombre en árabe». En la segunda declaración, esas preguntas ya no fueron realizadas por los agentes y la testigo no lo narra. Así, esa parte de la declaración queda reducida a la mitad.

El acta de declaración del día 26 de marzo consta de seis folios. EL MUNDO tiene una copia íntegra del documento firmada por los agentes que realizaron la comparecencia y por la testigo. El acta enviada a la Audiencia Nacional consta de cuatro folios.

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