División de opiniones sobre si existieron conexiones entre los islamistas que perpretaron el 11-M y ETA
26-07-04
11-M LA INVESTIGACION
División de opiniones sobre si existieron conexiones entre los islamistas que perpretaron el 11-M y ETA
VICTORIA PREGO
11-M LA INVESTIGACION
División de opiniones sobre si existieron conexiones entre los islamistas que perpretaron el 11-M y ETA
VICTORIA PREGO
MADRID.- La opinión pública parece haber descartado las hipótesis, que aún siguen manejando los responsables policiales del anterior Gobierno, de posibles conexiones entre los radicales islamistas que perpetraron la matanza del 11-M y ETA. En términos generales, los ciudadanos consultados consideran mayoritariamente (40,5%) que no ha habido intervención directa o indirecta de otras organizaciones terroristas en el atentado masivo llevado a cabo en Madrid.
Y no es que la opinión esté claramente decantada en esa dirección.No hay, de hecho, una proporción abrumadora de una respuesta sobre su contraria, porque el porcentaje de quienes sí ven como posibles esos contactos y esa unión de intereses asesinos alcanza el 36,2% de las respuestas que, de todos modos, cuentan con un abultado 23,3% de quienes no lo tienen claro.
En este apartado hay dos excepciones. En primer lugar, la de los votantes del PP, quienes sí piensan mayoritariamente (un 54,9%) que los suicidas de Leganés no actuaron solos, en el sentido de que otras organizaciones tuvieron que tener alguna participación en el modo en que se produjeron los hechos. No consta en el desarrollo del sondeo de Sigma Dos para EL MUNDO las razones que tienen los simpatizantes del PP para expresarse en esta dirección, pero en los últimos meses se ha hablado hasta la saciedad de que el cerebro de este hecho, el autor intelectual de la matanza, aún no ha sido descubierto. Y, mientras sea así, caben todas las conjeturas.
En segundo lugar, el segmento de ciudadanos que tienen entre 45 y 64 años coincide con los votantes del PP en expresar su convencimiento de que a los delincuentes de poca monta que fueron los autores efectivos de esas 191 muertes se les tuvo que proporcionar alguna ayuda, alguna estrategia, que bien pudo proceder de otras organizaciones terroristas. Pero salvo estos dos apartados, el resto de la opinión descarta esa idea aunque, ciertamente, con porcentajes no desdeñables de electores que sí la incluyen como posible.
Cuando la pregunta del sondeo se hace más concreta y señala a una posible connivencia con los terroristas etarras, la negativa es aún más clara. El 55,1% de los preguntados no ve por ninguna parte esos lazos que algunos responsables políticos del PP y algunos responsables policiales de la anterior etapa siguen viendo como posible y hasta probable.
Sentencia ciudadana
Sin embargo, el hecho de que la ciudadanía llegue a esa conclusión -con la única excepción de los simpatizantes de PP- tiene el valor que se deriva del estado de opinión pública, respaldado por el resultado negativo que hasta ahora han dado todas las investigaciones en esta dirección. Y tiene también el valor de la consideración que las opiniones emitidas por responsables del PP tienen en este momento para una parte importante del electorado.No se aceptó su versión de los hechos en el momento en que éstos se produjeron -hablamos del tiempo transcurrido entre el 11 y el 14 de marzo, día de las elecciones que descabalgaron al PP del poder-, y no se aceptan ahora sus conjeturas.
En este sentido, parece claro que la sentencia ciudadana está dictada y que, de momento, no parece haber visos de que la vaya a modificar. Por lo tanto, ni conexión internacional ni conexión con ETA. Salvados, naturalmente, los porcentajes minoritarios de quienes todavía no han descartado esa hipótesis. Sólo el tiempo podrá despejar esa duda entre quienes aún la albergan.
Tampoco piensan los españoles (44%) que estemos ante un caso de intriga de altos vuelos en el que los servicios secretos de otras potencias estén metidos en el asunto. Pero si en las anteriores respuestas la proporción de quienes se acogen al «No sabe, no contesta» era relativamente alta, cuando se trata de la implicación de otros países, ese porcentaje aumenta mucho. El 32% prefiere no contestar y hay un 24% que cree que esa participación, sin determinar su origen, sí pudo existir.
La respuesta ciudadana está llena de sentido en la medida en que ni la Policía lo ha apuntado ni las fuerzas políticas lo han sugerido, lo cual explica en buena medida que ésta no sea una posibilidad presente en la consideración de los electores.
Y no es que la opinión esté claramente decantada en esa dirección.No hay, de hecho, una proporción abrumadora de una respuesta sobre su contraria, porque el porcentaje de quienes sí ven como posibles esos contactos y esa unión de intereses asesinos alcanza el 36,2% de las respuestas que, de todos modos, cuentan con un abultado 23,3% de quienes no lo tienen claro.
En este apartado hay dos excepciones. En primer lugar, la de los votantes del PP, quienes sí piensan mayoritariamente (un 54,9%) que los suicidas de Leganés no actuaron solos, en el sentido de que otras organizaciones tuvieron que tener alguna participación en el modo en que se produjeron los hechos. No consta en el desarrollo del sondeo de Sigma Dos para EL MUNDO las razones que tienen los simpatizantes del PP para expresarse en esta dirección, pero en los últimos meses se ha hablado hasta la saciedad de que el cerebro de este hecho, el autor intelectual de la matanza, aún no ha sido descubierto. Y, mientras sea así, caben todas las conjeturas.
En segundo lugar, el segmento de ciudadanos que tienen entre 45 y 64 años coincide con los votantes del PP en expresar su convencimiento de que a los delincuentes de poca monta que fueron los autores efectivos de esas 191 muertes se les tuvo que proporcionar alguna ayuda, alguna estrategia, que bien pudo proceder de otras organizaciones terroristas. Pero salvo estos dos apartados, el resto de la opinión descarta esa idea aunque, ciertamente, con porcentajes no desdeñables de electores que sí la incluyen como posible.
Cuando la pregunta del sondeo se hace más concreta y señala a una posible connivencia con los terroristas etarras, la negativa es aún más clara. El 55,1% de los preguntados no ve por ninguna parte esos lazos que algunos responsables políticos del PP y algunos responsables policiales de la anterior etapa siguen viendo como posible y hasta probable.
Sentencia ciudadana
Sin embargo, el hecho de que la ciudadanía llegue a esa conclusión -con la única excepción de los simpatizantes de PP- tiene el valor que se deriva del estado de opinión pública, respaldado por el resultado negativo que hasta ahora han dado todas las investigaciones en esta dirección. Y tiene también el valor de la consideración que las opiniones emitidas por responsables del PP tienen en este momento para una parte importante del electorado.No se aceptó su versión de los hechos en el momento en que éstos se produjeron -hablamos del tiempo transcurrido entre el 11 y el 14 de marzo, día de las elecciones que descabalgaron al PP del poder-, y no se aceptan ahora sus conjeturas.
En este sentido, parece claro que la sentencia ciudadana está dictada y que, de momento, no parece haber visos de que la vaya a modificar. Por lo tanto, ni conexión internacional ni conexión con ETA. Salvados, naturalmente, los porcentajes minoritarios de quienes todavía no han descartado esa hipótesis. Sólo el tiempo podrá despejar esa duda entre quienes aún la albergan.
Tampoco piensan los españoles (44%) que estemos ante un caso de intriga de altos vuelos en el que los servicios secretos de otras potencias estén metidos en el asunto. Pero si en las anteriores respuestas la proporción de quienes se acogen al «No sabe, no contesta» era relativamente alta, cuando se trata de la implicación de otros países, ese porcentaje aumenta mucho. El 32% prefiere no contestar y hay un 24% que cree que esa participación, sin determinar su origen, sí pudo existir.
La respuesta ciudadana está llena de sentido en la medida en que ni la Policía lo ha apuntado ni las fuerzas políticas lo han sugerido, lo cual explica en buena medida que ésta no sea una posibilidad presente en la consideración de los electores.
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