Seis confidentes para las tres tramas del 11-M

24-10-06



TERRORISMO ISLAMISTA / LA INVESTIGACION

Seis confidentes para las tres tramas del 11-M

Zouhier, Trashorras, Antonio y Carmen Toro... las Fuerzas de Seguridad contaban al menos con media docena de infiltrados

CAYETANA ALVAREZ DE TOLEDO

TERRORISMO ISLAMISTA. Todos los episodios dramáticos de la Historia tienen su versión oficial. La del 11-M es que la masacre fue obra de un puñado de delincuentes que de pronto se convirtieron en los terroristas islamistas más eficaces del mundo. Cualquiera no cambia un resultado electoral. Cada día que pasa, sin embargo, es más evidente que en el 11-M confluyeron varias tramas. La columna vertebral la forma el islamismo, una larga línea de metro que va desde Bin Laden en su árida madriguera hasta los 'moritos' de Lavapiés. A un lado y otro, corriendo en paralelo aunque con paradas en común, se encuentran ETA y Marruecos. Y, finalmente, asomando la cabeza, aparecen los jefes de estación. Estos llevan pintadas en su solapa las siglas de la Policía, la Guardia Civil y el CNI.
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Uno de los elementos más asombrosos e inquietantes del 11-M es la cantidad de confidentes implicados. La masacre se ideó, organizó y perpetró delante de las narices de las tres instituciones encargadas de proteger a los españoles: la Guardia Civil, la Policía y el CNI. Es natural, pues, que la opinión pública se pregunte qué sabían, cuándo lo supieron y cómo es posible que no evitaran la masacre. El mejor camino para hallar las respuestas es conocer a los confidentes.

1. EL DELATOR

Es el más famoso de los confidentes y el que más polémica ha creado. Las cámaras le retrataron a las puertas de un juzgado y en las fonotecas ha quedado grabada para la posteridad su escalofriante denuncia: «Yo avisé del atentado y no me hicieron caso».

Rafá Zouhier no sólo tuvo una relación directa con los hechos, sino que es el único que está dispuesto a hablar de ello. El PSOE, sin embargo, ha vetado sistemáticamente su presencia en la Comisión, por lo que el portavoz popular Del Burgo le envió a la cárcel de Valdemoro -donde mora desde el 19 de marzo- un extenso cuestionario sobre su relación con la trama de explosivos.El resultado es un relato minucioso de su vida y relación con la UCO.

Zouhier es un marroquí corpulento de 26 años que reside legalmente en España hace 10. Detesta el integrismo, pero sus amistades siempre han sido peligrosas. Su relación con la Guardia Civil comenzó hace seis años, cuando fue fichado como confidente por un agente de Las Rozas, con tan buen resultado que pronto dio el salto a la UCO, la unidad de elite cuyo jefe era y es Félix Hernando.

Su primer trabajo consistió en infiltrarse en una banda de atracadores, operación que desembocó en la detención de seis personas, entre ellas Rachid Aglif, imputado en el 11-M. Para pasar inadvertido, Zouhier ingresó en la prisión de Villabona, donde permaneció cinco meses, desde septiembre de 2001. Allí conoció a uno de los protagonistas de la trama asturiana, Antonio Toro. Vio como ofrecía dinamita a islamistas y etarras, y como, a través de un cristal, pasaba a su cuñado, Emilio Suárez Trashorras, un número para contactar con ETA.

De todo ello informó Zouhier a la UCO. Los agentes Víctor y Paco mostraron gran interés por Trashorras y Toro. Le dieron 150 euros y le enviaron a Asturias a averiguar lo que pudiera de la trama de sustracción y expedición de dinamita. Así lo hizo, llegando a entregarles una muestra de Goma 2. También les informó de que Toro había viajado a Madrid para comprar hachís a Jamal Ahmidan, El Chino, autor material del 11-M y uno de los islamistas que murió en Leganés. Y más tarde, de que Toro tenía 150 kilos de dinamita para canjear por droga, y que un socio de El Chino llamado Lofti había comprado armas a un ex guardia civil.

Pero estos hechos no inquietaron a los agentes. «Está todo controlado ahí arriba»; «Tranquilo, Trashorras es minero»; «No es nada», son algunas de las respuestas que Zouhier asegura haber obtenido.

La pasmosa serenidad de la UCO es una de las grandes incógnitas del 11-M. ¿Estaba dando hilo a la cometa o cabe contemplar otras hipótesis? Zouhier, cabe subrayar, mantuvo un conctacto fluido a la vez con Toro y la UCO. Estuvo en la reunión del McDonalds madrileño donde se pactó el intercambio de la dinamita por droga y, según el propio Hernando, conversó hasta ocho veces con sus contactos en vísperas del 11-M. ¿Hablaron del atentado? Este es un interrogante clave, que Zouhier no querrá aclarar. Si reconoce que sabía de antemano lo que planeaban los moritos se estaría autoincriminando.

2. EL HOMBRE DE ACERO

Así definió Fernando Múgica a Antonio Toro tras su tête-à-tête en un juzgado asturiano. La figura de Toro es una de las incógnitas del 11-M. Unos dicen que era confidente de la policía de Avilés.Otros, como Zouhier, le acusan de ser el jefe de la célula asturiana.El, en cambio, asegura: «No soy el monstruo que habéis pintado».

¿Quién es entonces Toro? Una hipótesis apunta a que fue introducido por el antiguo Cesid en la trama de la dinamita para infiltrarse en ETA. Hay elementos que avalan esta teoría. Toro no tiene el perfil del delincuente. No es un macarra, paga sus deudas religiosamente y es un individuo equilibrado y discreto. A ello se suman su paso por la Legión y su relación con la comisaría de Avilés.

En junio de 2001 ingresó en Villabona tras colaborar con la policía en la operación Pipol. Allí coincidió con Zouhier y trabó amistad con islamistas y etarras, ofreciendo explosivos a ambos. No sería la única vez. Otro delincuente-confidente, Nayo, asegura que le encargó entregar dinamita a ETA. En cuanto a la venta de los explosivos del 11-M, todo sugiere que Toro llevó la voz cantante.Pese a ello ha recibido un trato extraordinariamente benévolo.Toro está imputado en el sumario del 11-M y fue detenido dos veces. La primera, el 27 de marzo, permaneciendo en prisión cinco días, y la segunda el 9 de junio. Nueve días más tarde volvía a ser liberado al dar por buena el juez Del Olmo su escueta versión de que sus llamadas a los autores del 11-M se circunscribían al tráfico de drogas.

Toro ha campado por sus anchas en Avilés hasta hace unos días, cuando fue condenado por tráfico de drogas. Un chollo comparado con una pena por asesinar a 191 personas.

3. EL MINERO ESQUIZOIDE

El cuñado de Toro se le parece poco. Es impulsivo y violento; tiene un coeficiente intelectual ínfimo, sufre esquizofrenia y su experiencia laboral se reduce a 19 meses como ayudante de minero en Caolines de Merillés.

Estos datos restan verosimilitud al informe de la Guardia Civil recientemente desclasificado por Del Olmo, según el cual fue él quien instruyó a los autores del 11-M en el manejo de los explosivos. El círculo no se cierra en Trashorras, por más que su situación -un tonto vigilado de cerca en prisión- le convierta a ojos de algunos en un perfecto chivo expiatorio.

Trashorras y Toro se conocieron en 2000 y forjaron una estrecha pero extraña relación, cuyo punto de inflexión fue la boda del primero con la hermana del segundo. Pese a su subordinación a ambos, Trashorras tenía elementos a su favor. El primero, ser confidente del comisario de Aviles, Manuel García Rodríguez.El segundo, su condición de minero, que le dio acceso a explosivos y detonadores, que fue sustrayendo mediante el burdo método del redondeo y vendiendo a cambio de droga y dinero.

Cerró la operación del 11-M con El Chino en el McDonalds. La dinamita fue enviada a la capital mediante correos en autobús y una de la dos célebres caravanas de la muerte.

¿Facilitó también explosivos a ETA? Probablemente. Estando en Villabona, Toro le pasó un teléfono para contactar con la banda, y el coche-bomba que ETA hizo estallar el 3 de diciembre de 2002 en Santander fue robado la víspera a 50 metros de su garaje en Avilés. Trashorras fue detenido el 18 de marzo en Oviedo. Para tranquilizarle, su controlador incluso le acompañó a Madrid.Pero las promesas de trato de favor no se han cumplido. Sigue preso, está incomunicado y ahora le acusan de instruir a los terroristas.

4. LA UNICA MUJER

La esposa de Trashorras es un personaje misterioso. Tiene 23 años, ha trabajado en El Corte Inglés de Avilés como vigilante jurado y, al igual que su marido, era confidente del comisario Manolón. Con él habló tres veces el fin de semana del 14-M para manifestarle su preocupación de que los moritos con los que se había reunido un par de veces en Madrid -en el McDonalds y en Morata de Tajuña- y a quienes había invitado a su boda pudieran ser los autores de la matanza. «Manolo, ¡creo que la hemos cagado! ¡Creo que han sido los nuestros, los de los explosivos!»

¿Cuánto sabía Carmen de lo que preparaban sus amigos? No se sabe.Según la Guardia Civil, tuvo un papel «activo e imprescindible» en la trama. Pero entonces, ¿por qué sigue en libertad? Por otra parte, la relación de las llamadas desde su móvil demuestra que estaba en contacto permanente con su controlador, a quien llamaba antes y después de hablar con El Chino y otros miembros del comando de. ¿De qué trataron? ¿No se enteró de nada Manolón?

Otro dato relacionado con la única mujer del 11-M es que entre los papeles que le fueron incautados se encontró un teléfono con el apellido del jefe de los Tedax, Sánchez Manzano. Este, cabe recordar, protagonizó una agria polémica con el comisario Díaz Pintado, quien aseguró ante la Comisión que Manzano era quien le había informado -y a través de él al Gobierno- de que el explosivo de Atocha era Titadine, el habitualmente utilizado por ETA. Ni esta contradicción ni la relación de Manzano con Carmen han sido aclarados.

5. 'CARTAGENA'

El verdadero nombre de este imam de una mezquita de Madrid es todavía una incógnita. Sus controladores de la policía española le han apodado Cartagena. Garzón le concedió la semana pasada el estatus de testigo protegido al considerar que su vida corre peligro. Y es que gracias a los datos que ha proporcionado se ha podido desmantelar una célula compuesta por islamistas que en su mayoría han pasado por cárceles españolas y cuyo presunto propósito era volar la Audiencia Nacional.

Cartagena era, y probablemente sigue siendo, un colaborador de los servicios secretos de Rabat, aunque queda por aclarar de cuál. Si de los exteriores o de la tenebrosa Direction Général de la Survelliance du Territoire. En 2002 entró en nómina de la Comisaría General de Información, a la que comenzó a aportar datos de personas vinculadas con el terrorismo internacional.Entre ellas, tres relacionadas con el 11-M: Jamal Zougam, El Egipicio y El Tunecino. También informó a la policía de la existencia de Maymouni. Este alquiló la casa de Morata de Tajuña y ahora está detenido por su implicación en la masacre de Casablanca.

Cabe esperar, pues, que el testimonio de Cartagena y los de los detenidos, a los que ya ha empezado a interrogar Garzón, aporten nuevas pistas sobre el 11-M.

6. EL ARGELINO DEL CNI

Cuál no ha sido la sorpresa general al constatar que entre los detenidos por Garzón había un confidente del CNI. El argelino Ismael Latrech, habitual informador sobre asuntos de drogas e inmigración ilegal, ya había sido investigado por su relación con integristas instalados en el norte de Marruecos y el Levante español. Nada pudo probarse de sus presuntos vínculos con organizaciones terroristas, únicamente su participación en robos y delitos comunes.

Su arresto el lunes en El Ejido, donde residía como cualquier otro hijo de vecino, ha provocado un profundo malestar en los servicios secretos y ha introducido una incógnita más en la cada vez más compleja trama del 11-M. ¿Cuánto sabía el CNI?

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