Los 'fontaneros' del comisario Rubio investigados por el chivatazo a ETA

21-08-06



ALTO EL FUEGO / Los agentes a las órdenes de Garzón se centran en la Unidad Central de Apoyo Operativo / Fue la encargada de colocar los dispositivos de escucha y videograbación del aparato de extorsión de la banda

Los 'fontaneros' del comisario Rubio investigados por el chivatazo a ETA

Las nuevas pesquisas ordenadas por Garzón se centran en miembros de la Unidad Central del Apoyo Operativo (UCAO) que intervinieron en la vigilancia del bar Faisán - Los investigadores creen que agentes de esta unidad entregaron a Elosua el móvil por el que se le dio el aviso tras intentar en vano abordarle a la salida de su casa

FERNANDO LAZARO

MADRID.- La investigación para tratar de localizar y detener a los autores del chivatazo a ETA que alertó a la banda de la operación policial contra su entramado financiero sigue dando sorpresas. Ahora, según han revelado a EL MUNDO fuentes policiales, los encargados del esclarecimiento de este caso apuntan hacia los fontaneros de la Comisaría General de Información, a cuyo frente se encuentra el comisario Telesforo Rubio.

Los agentes que trabajan a las órdenes del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón sospechan en concreto de la implicación de funcionarios destinados en la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO), un departamento dependiente de la Comisaría General de Información y dedicado a realizar los trabajos más delicados en la lucha antiterrorista.
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Los fontaneros son agentes superespecializados, dotados con la tecnología más sofisticada relacionada con las investigaciones policiales. Así, cuando se trata de intervenir algún teléfono, es la UCAO la que se encarga de ello. Esta unidad también es la que coloca los dispositivos de seguimiento en los vehículos investigados y los aparatos de videograbación que controlan todos los movimientos de aquéllos que están siendo investigados.

Y es que esta unidad especializada, conocida como los fontaneros de la Policía, también tuvo una participación muy intensa en las investigaciones de la trama de extorsión de ETA liderada por el presunto integrante de la organización Joseba Elosua, dueño del bar Faisán.

Agentes de esta unidad fueron los que colocaron, hace ya varios años, los dispositivos de videovigilancia en la entrada trasera del establecimiento propiedad de Elosua. También fueron ellos los que colocaron la conocida como chicharra en el interior del vehículo de este sospechoso.

Este dispositivo permitió recoger y grabar las conversaciones que Elosua mantenía en el interior de su coche. Entre ellas, la que mantuvo con su cuñado en la que desveló que había sido alertado por dos policías de que estaba siendo investigado y que había en marcha una operación policial contra ellos.

Fue esta unidad la que, incluso, detectó cómo sus cámaras estaban teniendo interferencias y descubrió que la Ertzaintza también había montado un dispositivo de vigilancia sobre el bar Faisán.

Ahora, los investigadores sospechan que el teléfono utilizado para dar el chivatazo a ETA salió de la UCAO. Incluso, investigan si fue algún funcionario de esta unidad el que se lo entregó en mano al propio etarra.

Porque Elosua cuenta en su conversación con su cuñado, (intervenida por la Comisaría General de Información) cómo un «madero» le entregó un teléfono móvil el pasado mes de mayo y allí, otro «madero» le alertó de que estaba siendo vigilado y que se iba a actuar contra todo su entramado en cuanto se desplazara a Francia para entregar el dinero recaudado del denominado impuesto revolucionario.

Los investigadores rastrearon todas las llamadas realizadas en la zona de influencia donde estaba aquel día Elosua. Hubo dos investigaciones sobre estas llamadas. La primera la realizó la Guardia Civil, que localizó una gran cantidad de números de teléfono pertenecientes a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

La Policía Nacional realizó un segundo informe sobre el seguimiento de estas llamadas, con un margen de horas diferente al de la Guardia Civil. El Instituto Armado presentó un informe al juez instructor con todos los datos obtenidos pero sin aportar ninguna conclusión sobre la procedencia de la llamada.

Posteriormente, el juez encargó las pesquisas a la Policía Nacional, en concreto a un inspector jefe de la Comisaría General de Información, quien está desgranando todas las llamadas realizadas en aquellas fechas a Elosua. Y sus pesquisas ya se centran en la UCAO como la unidad desde la que procede el teléfono utilizado en el chivatazo.

Además, los agentes ya han llegado a la conclusión de que los autores del soplo trataron de contactar primero con Elosua cuando salía de su casa pero que éste les dio esquinazo. Según las pesquisas, los agentes que dieron el chivatazo pretendían darle la información sobre el dispositivo a Elosua verbalmente, de forma directa, y en las cercanías de su domicilio, sabedores de que alrededor del bar Faisán había un fuerte dispositivo de vigilancia y se hubiera detectado el encuentro.

Una vez frustrado este encuentro en persona, los organizadores del chivatazo decidieron, siempre según la investigación, entregarle un teléfono móvil por medio de un funcionario al que Elosua no conociese. Posteriormente, otro agente le transmitió los datos sobre las investigaciones.

Las decisiones se tuvieron que tomar rápido. Los agentes alertaron a Elosua una vez que supieron que se iba a producir la operación policial. De hecho, el margen con el que alertaron al presunto etarra fue de apenas unas horas.

Sin embargo, lograron su objetivo. La operación policial contra el entramado de ETA tuvo que ser aplazada. En su alerta, los chivatos le dijeron que evitara pasar a Francia con dinero del impuesto revolucionario porque iba a ser detenido. Elosua así lo hizo y la operación quedó frustrada inicialmente.

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