Afalah y Berraj trabajaron para la Policía y el CNI antes del 11-M

15-01-07



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Afalah y Berraj trabajaron para la Policía y el CNI antes del 11-M



Los dos marroquíes eran los hombres de confianza del jefe militar y del ideólogo de los atentados y hacían de conductor y de mensajero

ANTONIO RUBIO

MADRID.- Mohamed Afalah y Said Berraj, dos de los principales miembros de la célula terrorista islamista que atentó el 11-M de 2004 contra los trenes de la muerte, eran confidentes de las Fuerzas de Seguridad del Estado. Los dos islamistas radicales lograron huir de España, uno antes y el otro después de los atentados y en la actualidad están en paradero desconocido.

Afalah y Berraj, también conocidos en los ambientes policiales y de los servicios secretos como El Chófer y El Mensajero, eran hombres de total confianza de Allekema Lamari, jefe militar del comando terrorista, y de Serhane ben Abdelmajik Fakhet, El Tunecino, ideólogo del grupo islamista.

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Berraj huyó de España el 9 de marzo, dos días antes de los atentados, y Mohamed Afalah abandonó Madrid la noche del 3 de abril, después de la explosión del piso de Leganés.

Mohamed Afalah, experto conductor, se convirtió en el escolta y chófer de Lamari y era la persona que sabía, con total exactitud, con quién y a dónde viajaba el jefe militar del 11-M. Berraj, por su parte, era conocido como El Mensajero, porque solía moverse por Madrid en moto y durante un tiempo hizo de hombre de los recados de Serhane ben Abdelmajid Fakhet, El Tunecino. Llegó a trabajar de guardia jurado para una compañía de seguridad de un ex policía. Hay que recordar que Lamari y El Tunecino eran dos de los siete islamistas radicales que se suicidaron en un piso de Leganés el 3 de abril de 2004.

Los elementos que señalan a esos dos marroquíes como colaboradores directos de los servicios policiales y de información españoles se centran, principalmente, en la denuncia que realizó el pasado 1 de diciembre en la Audiencia Nacional el también marroquí Abdelkader el Farsaoui, Cartagena, confidente de la Unidad Central de Información Exterior (UCIE) de la Policía, y en una serie de encuentros que tuvo uno de los topos con agentes policiales antes de los atentados del 11-M.

Cartagena, como es conocido Abdelkader el Farsaoui en los ambientes policiales, trabajó durante más de dos años para la UCIE y fue quien reveló a la Policía que El Tunecino (suicidado en Leganés), Mohamed Larbi ben Sellam (detenido en Barcelona), Mustafá Maymouni (arrestado en Marruecos por el atentado de Casablanca) y otros habían montado una célula yihadista en Madrid que estaba dispuesta a llevar a cabo acciones en Marruecos y en España. El Farsaoui, que también era imam de la mezquita Takoua del barrio madrileño de Villaverde, era quien dirigía los rezos del grupo terrorista.

Denuncia de 'Cartagena'

Abdelkader el Farsaoui, que tiene la calificación de testigo protegido y que también colaboró con el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), denunció el pasado día 1 de diciembre en la Audiencia Nacional que, entre otras cuestiones, la Policía le prohibió «mencionar al juez la relación ETA-islamistas» y que «la operación Nova era un montaje de la Policía».

En ese mismo escrito el imam figuran otros apartados relacionados con el mundillo de los confidentes y colaboradores policiales y del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) que hoy revela EL MUNDO por primera vez: «La UCIE me comunicó que Ismail Latrech es confidente del CNI para que tuviese cuidado con él... También me prohibieron hablar de Mohamed Afalah y decir que había asistido a una de las reuniones [se refiere a los encuentros que organizaban Mohamed Maymouni y El Tunecino antes de los atentados del 11-M]».

Con respecto al confidente Latrech, hay que señalar que fue detenido en octubre de 2005 por orden del Juzgado Central de Instrucción número 5 con motivo de la operación Nova. En esa acción los terroristas, supuestamente, querían atentar contra la Audiencia Nacional y los jueces Baltasar Garzón y Juan del Olmo. Con posterioridad, y tras hablar el magistrado Garzón con el CNI, Latrech fue puesto en libertad y recibió la condición de testigo protegido.

El confidente Cartagena descubre en su denuncia ante la Audiencia Nacional que Afalah sí asistió a las reuniones de los dirigentes islamistas. Sin embargo, el imam de la mezquita de Villaverde, siguiendo las instrucciones policiales, nunca reflejó ni recogió en las «notas informativas» de la Unidad Central de Información Exterior (Ver EL MUNDO del 31 de mayo de 2005) que Afalah, el chófer de Allekema Lamari, fuera uno más dentro de la estructura del grupo de El Tunecino.

Tampoco aparece ninguna alusión de Cartagena a Afalah en la declaración policial que realizó el 14 de septiembre de 2003, ni en las judiciales que prestó ante el Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional con motivo de la operación Nova (20 y 21 de octubre, 26 de noviembre de 2004 y 29 de septiembre de 2005).

Con respecto a Said Berraj, El Mensajero, este periódico ha podido saber que el marroquí tuvo más de una reunión con agentes de la UCIE bastante antes de los atentados del 11-M. El lugar exacto donde se produjeron esas reuniones fue en una cafetería Vip's de Madrid que está situada en la calle Príncipe de Vergara, cerca de la plaza República Dominicana y junto a la boca del Metro de Colombia.

Reuniones con casco

A esas reuniones policiales, que se produjeron durante el año 2003, El Mensajero siempre asistía en moto, y hasta que no estaba en la puerta de la cafetería, no se quitaba el casco de protección.

El Farsaoui también reflejó en su escrito de denuncia ante la Audiencia Nacional que la UCIE le facilitaba «datos sobre otros informadores que trabajaban para ellos, como los que trabajaban para otros servicios». Y continúa el imam: «Incluso de los que trabajan para ellos me enseñan algunos informes suyos (y pienso que de mí también se le pudo hablar a otros confidentes)».

Diferentes fuentes de los servicios de información de la Policía han confirmado a este periódico que Afalah no era confidente suyo, y han sentenciado: «Así que sólo queda un servicio de información para el que pudiera trabajar: el CNI».

No es la primera vez que el CNI ha pedido a la UCIE que proteja y dé cobertura a sus confidentes. El 22 de marzo de 2004, 11 días después de los atentados, el responsable del área de Contraterrorismo-Islam del Centro Nacional de Inteligencia pidió al jefe de la UCIE que no detuvieran al sirio Sabagh Safwan.

El responsable del CNI quería tiempo para poder hablar con este confidente antes de que la Policía lo pusiera a disposición del juez Del Olmo. Safwan, más conocido como El Pollero porque tiene un asador de pollos en Valencia, era el controlador de Allekema Lamari desde el año 1997.

Sabagh Safwan fue una de las pocas personas de las que se despidió telefónicamente Allekema Lamari antes de suicidarse en el piso de Leganés el 3 de abril de 2004. El confidente del CNI se desplazó a Madrid el 2 de abril, un día antes de la explosión de Leganés, con la intención de localizar al jefe militar del comando.

También hay que recordar que Afalah fue la persona que se encargó de conseguir y poner la fianza del piso -1.800 euros- que los miembros del comando utilizaron como refugio o madriguera en Leganés. Belhadj, otro de los huidos, fue quien firmó el contrato de alquiler por un periodo de cinco años a razón de 600 euros mensuales.

En la solicitud de «residencia permanente» que Afalah tramitó el 7 de noviembre de 2003 a través del Ministerio del Interior ya se refleja que, en aquellas fechas, el terrorista islamista estaba residiendo en Leganés, en la avenida de María Guerrero, 20. En esa misma localidad fue donde Afalah consiguió, meses después, el piso-refugio de la calle de Martín Gaite, 40, donde se suicidaron los islamistas.

Muertes no confirmadas

Belhadj y Afalah, según la Policía, llegaron hasta Irak en su huida y, en mayo de 2005, participaron en un atentado suicida contra las tropas de EEUU. Hasta la fecha no se ha podido comprobar que esa versión policial sea cierta, ya que las autoridades norteamericanas no han facilitado ningún elemento, restos o ADN de los suicidas que lo corrobore.

Las investigaciones posteriores al 11-M determinaron que las huellas o restos de ADN de Afalah aparecieron junto a los deLamari en Leganés y en el vehículo Skoda Fabia. Ese coche apareció en junio de 2004 junto a la estación de Alcalá y se supone que fue utilizado por el comando islamista para trasladar las mochilas-bombas que colocaron en los trenes de la muerte.

Por último, hay que indicar que, el día 3, la Policía detuvo en Barcelona a tres islamistas y los acusó de haber ayudado a huir de España a Afalah y Belhadj. Los otros islamistas que aún permanecen huidos son Said Berraj y Daoud Ouhnane.

El chófer de ETA y el de los islamistas

Mohamed Afalah y José Martínez Anido no se conocen, pero los dos han realizado el mismo trabajo en tiempos diferentes: chóferes y hombres de confianza de dos dirigentes terroristas.

Mohamed Afalah, marroquí e islamista, se convirtió, con la ayuda del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), en el chófer y escolta del jefe militar del comando terrorista que atentó en Madrid el 11-M, Allekema Lamari.

Y José Martínez Anido, guardia civil y miembro del antiguo Cesid -actual CNI-, consiguió adentrarse en la organización terrorista ETA y llegar a ser el chófer y hombre de confianza de Mikel Albisu, 'Antza', ex responsable del aparato político de la banda armada.

La infiltración de Martínez Anido sirvió para que, entre otras operaciones, la Guardia Civil localizara y detuviera -con la colaboración de la policía francesa- al jefe de los comandos ilegales, Félix Alberto López de la Calle, 'Mobutu', en la ciudad de Toulon.

Afalah, con la ayuda de Mohamed Belhadj, consiguió un piso-refugio para el comando islamista en Leganés y aportó 1.800 euros para pagar la fianza del contrato de arrendamiento.

Tras los atentados del 11-M, los terroristas se reunieron, primero, y refugiaron, después, en la madriguera que había proporcionado Afalah.

EL MUNDO publicó el 17 de octubre de 2005 que el CNI supo con antelación que los terroristas islamistas tenían un piso en Leganés.

José Anido, que se infiltró en ETA en 1989, fue descubierto por la organización terrorista vasca en 1995 y logró escapar de sus ex compañeros, que habían prometido eliminarlo.

Tras la revelación de ETA, Anido emigró a Colombia y allí sufrió un intento de robo, cuando salía de una entidad bancaria, por parte de un grupo colombiano que terminó asesinando al compañero de Anido, el guardia civil Domingo Gómez Blanco.

El 'topo' de ETA fue herido, pero finalmente pudo recuperarse.

Afalah, aparentemente, no ha tenido tanta suerte como Anido. El marroquí huyó de Madrid tras los sucesos del 3 de abril, llegó a Barcelona y después a Bélgica.

Desde Bélgica, según la Policía, se trasladó a Irak y allí se inmoló en un ataque suicida contra las tropas estadounidenses. Este último hecho no ha podido ser confirmado aún por el juez Juan del Olmo.

Se puede decir que Afalah y Anido han tenido vidas paralelas porque han colaborado con el mismo servicio de información y desarrollado el mismo puesto: chóferes de un dirigente terrorista.

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