El testigo clave contra Zougam dice que dejó la bolsa en un lugar distinto al que explotó

18-01-07



El testigo clave contra Zougam dice que dejó la bolsa en un lugar distinto al que explotó


Declaró ante la Policía que le vio esconderla debajo del asiento, «en el piso bajo del vagón» En el convoy de El Pozo las dos explosiones se produjeron «en el piso superior», según los Tedax

MANUEL MARRACO

MADRID.- La defensa de Jamal Zougam mantiene ante el tribunal del 11-M que la declaración del testigo más importante contra el presunto autor material de la masacre es contradictoria con los hechos acreditados por los Tedax.

El escrito de defensa presentado por el abogado José Luis Abascal recuerda que el testigo protegido S-20-04-A-27 aseguró ante la Policía que vio a Zougam colocar una bolsa bajo el asiento de un vagón que minutos después estalló en la estación de El Pozo. En esa misma declaración, ratificada ante el juez, dice que ambos estaban «en el piso bajo del vagón». Según certificaron los Tedax en su informe a la Audiencia Nacional, las dos explosiones que sufrió ese convoy se produjeron «en el piso superior».
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Así consta también en el auto de procesamiento y en el escrito de acusación de la fiscal Olga Sánchez: «Sobre las 7.38 horas [...] tuvieron lugar 2 explosiones en los vagones números 4 y 5 del tren. Los artefactos estaban situados en los pisos superiores de ambos vagones». Tras reproducir estas líneas de la fiscal, el escrito de defensa añade: «El despropósito de la instrucción de este sumario y del escrito de acusación del Ministerio Fiscal ha permitido que Jamal Zougam esté en prisión por culpa de testimonios como éste».

Del sumario se desprende que, en el vagón al que con más probabilidad se subió el testigo -el más cercano al centro del convoy-, la explosión se produjo en un extremo, lo que también difiere de la declaración policial.

Otros tres testigos protegidos sitúan a Zougam en alguno de los trenes atacados. El escrito de defensa resalta la relevancia del testigo 20-04-A-27 porque declaró el 12 de marzo y al día siguiente hizo el reconocimiento fotográfico. A su juicio, se trata del único caso en el que se puede afirmar que el testigo no había visto el rostro de Zougam en los medios de comunicación antes de que la Policía le mostrara su fotografía.

El testigo declaró que se subió a un vagón del centro del convoy, «en el piso bajo, aproximadamente en la zona central, justo al lado derecho según el sentido de la marcha y junto a la ventana». Cerró los ojos para descansar, pero, «tras breves instantes, sintió cómo alguien le empujaba desde el lado izquierdo, y al abrir los ojos para mirar pudo observar cómo un individuo se encontraba sentado junto a él e intentaba introducir una bolsa de deportes de color azul oscuro justo debajo del asiento que había enfrente».

Esa persona, de pelo rizado y piel oscura, llevaba «una férula de escayola en la nariz». Respecto a la bolsa, tras describirla como «no muy pesada», estima que pesaría «aproximadamente 10 o 15 kilos», lo que la haría similar a la desactivada en Vallecas. «Esta manifestación es absolutamente inconcebible de no estar previamente influida», mantiene la defensa.

El escrito también presenta dudas sobre la consistencia del testimonio de los otros tres testigos: «Debemos señalar que los testigos viajaban en distintos trenes, en el que explotó en El Pozo y el de Santa Eugenia, y es evidente que en el supuesto caso de que Jamal hubiese dejado una de las bombas, sólo habría podido dejar una, no dos; es evidente que sólo pudo tomar un tren, no dos; es evidente que si a los trenes se subieron más de 10 terroristas, cada uno llevaría una bolsa o mochila, y no dos». Ninguno de los testigos dice haberle visto con dos mochilas.

Zougam se defiende ante la Sala asegurando que en el momento del atentado dormía en el domicilio que compartía con su madre, su hermana y su hermanastro Mohamed Chaui -también detenido-. También que durante la jornada del 11 de Marzo mantuvo la rutina de un día de trabajo en el locutorio.


«Una auténtica calamidad como terrorista»

MADRID.- Contra el marroquí pesa también la acusación de haber entregado a la célula terrorista las tarjetas de teléfono empleadas en las bombas. Sobre este punto, su defensa resalta que, con excepción de Zougam, todos los demás detenidos por vender los teléfonos y las tarjetas ya están en libertad sin cargos. Entre ellos, Mohamend Bakkali, el empleado del locutorio que «vendió físicamente» las tarjetas.

La defensa añade que, antes del 11-M, las Fuerzas de Seguridad habían pasado años intentado incriminar al marroquí, al que habían pinchado los teléfonos. Sin éxito. Como prueba, reproduce parte de un escrito del confidente Cartagena enviado a la Audiencia Nacional: «En uno de los encuentros con la UCIE, me hablaron de Jamal Zougam para que me acerque a él, y así poder facilitar información sobre su persona y actividades. Pasado un tiempo no les he podido dar información sobre el mismo, porque me parecía que lleva una vida normal. Es cuando me dicen que no le pudieron encausar por el 11-S y que quieren que intente acercarle a las reuniones de Sarhane [El Tunecino] para así tenerle controlado».

El escrito de defensa dice que la Fiscalía «calla todos estos aspectos de Zougam y nos lo presenta con la trayectoria de un ogro terrorista, como el terrorista que vendió las tarjetas a los terroristas que colocaron las bombas. ¿Alguien en su sano juicio puede pensar que entre conmilitones van a cobrarse los componentes de las bombas? ¿Alguien en su sano juicio puede pensar que una persona utilice las tarjetas que vende en su tienda como parte de las bombas que más adelante va a colocar? ¿No sería esto una imprudencia total por parte de un criminal? Si Jamal Zougam hubiese hecho todas las actuaciones de las que le acusa el Ministerio Fiscal, podría considerarse que es una auténtica calamidad como terrorista».

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Jamal Zougam.....Scapegoat in a Plot ?

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