Los expertos califican de insostenible la nueva tesis
16-04-07
JUICIO POR UNA MASACRE / La investigación
JUICIO POR UNA MASACRE / La investigación
Los expertos califican de insostenible la nueva tesis
Consideran extremadamente improbable que la nitroglicerina pudiera evaporarse y atravesar una caja de cartón y una bolsa de plástico
PABLO JAUREGUI
MADRID.- La teoría de la contaminación que defiende el jefe del laboratorio de la Policía Científica para explicar la presencia de nitroglicerina en una muestra de los explosivos utilizados en la masacre del 11-M es técnicamente posible, pero choca frontalmente con toda lógica y, desde luego, con el mínimo nivel de profesionalidad que cabría esperar de un laboratorio policial. Según los expertos consultados por EL MUNDO, la probabilidad de que la nitroglicerina se hubiera evaporado y atravesara tanto una caja de cartón como una bolsa de plástico es prácticamente nula.
(.../...)
En primer lugar, aunque la nitroglicerina pura es una sustancia volátil (es decir, se convierte en vapor que se esparce por el aire), este efecto se anula al mezclarse con otros componentes de una dinamita. Y resultó totalmente inverosímil pensar que en las dependencias de los Tedax o de la Policía Científica hubiera nitroglicerina almacenada en estado puro, ya que se trata de una sustancia tan inestable que explota con gran facilidad.
Por lo tanto, si acaso había nitroglicerina, sin duda estaría mezclada con los componentes de otras muestras, que neutralizarían su tendencia a evaporarse. «Las dinamitas que contienen nitroglicerina la llevan mezclada con otros componentes que eliminan su volatilidad», explica el profesor Antonio Ruiz de Elvira, catedrático de Física Aplicada de la Universidad de Alcalá.
En todo caso, para que la nitroglicerina se evapore, es necesario que se encuentre a una temperatura relativamente alta (como mínimo, superior a 10 grados, y sobre todo por encima de los 18). Por lo tanto, es totalmente imposible que se hubiera producido una evaporación si las muestras estaban conservadas en un frigorífico, algo absolutamente imprescindible en cualquier laboratorio analítico digno de este nombre, y desde luego de uno policial como el que custodiaba las muestras del mayor atentado terrorista de la Historia de España. «La nitroglicerina, si se conserva en frío, no se evapora», asegura Francisco Javier Bermejo, un químico que trabaja como investigador para una empresa farmacéutica.
Pero es que además, si acaso se hubiera evaporado la nitroglicerina (debido a una inexplicable e inaceptable conservación a altas temperaturas), posteriormente habría tenido que condensarse para contaminar otra muestra, tal y como mantiene el jefe del laboratorio. Sin embargo, según el profesor Ruiz de Elvira, esto sólo hubiera sido posible con otro factor adicional difícilmente explicable: «Sólo condensaría si, ya volatilizada, descendiese la temperatura a varios grados bajo cero».
Finalmente, incluso asumiendo que se hubiera producido una insólita y chapucera evaporación de nitroglicerina a temperatura ambiente y una extraña condensación a un frío extremo, aún quedaría explicar la penetración de una caja de cartón y una bolsa de plástico, teóricamente impermeable. «Esto no es creíble, porque la porosidad del polietileno es despreciable», asegura el químico Francisco Javier Bermejo. «Nada de esto se sostiene», concluye Ruiz de Elvira.
Consideran extremadamente improbable que la nitroglicerina pudiera evaporarse y atravesar una caja de cartón y una bolsa de plástico
PABLO JAUREGUI
MADRID.- La teoría de la contaminación que defiende el jefe del laboratorio de la Policía Científica para explicar la presencia de nitroglicerina en una muestra de los explosivos utilizados en la masacre del 11-M es técnicamente posible, pero choca frontalmente con toda lógica y, desde luego, con el mínimo nivel de profesionalidad que cabría esperar de un laboratorio policial. Según los expertos consultados por EL MUNDO, la probabilidad de que la nitroglicerina se hubiera evaporado y atravesara tanto una caja de cartón como una bolsa de plástico es prácticamente nula.
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En primer lugar, aunque la nitroglicerina pura es una sustancia volátil (es decir, se convierte en vapor que se esparce por el aire), este efecto se anula al mezclarse con otros componentes de una dinamita. Y resultó totalmente inverosímil pensar que en las dependencias de los Tedax o de la Policía Científica hubiera nitroglicerina almacenada en estado puro, ya que se trata de una sustancia tan inestable que explota con gran facilidad.
Por lo tanto, si acaso había nitroglicerina, sin duda estaría mezclada con los componentes de otras muestras, que neutralizarían su tendencia a evaporarse. «Las dinamitas que contienen nitroglicerina la llevan mezclada con otros componentes que eliminan su volatilidad», explica el profesor Antonio Ruiz de Elvira, catedrático de Física Aplicada de la Universidad de Alcalá.
En todo caso, para que la nitroglicerina se evapore, es necesario que se encuentre a una temperatura relativamente alta (como mínimo, superior a 10 grados, y sobre todo por encima de los 18). Por lo tanto, es totalmente imposible que se hubiera producido una evaporación si las muestras estaban conservadas en un frigorífico, algo absolutamente imprescindible en cualquier laboratorio analítico digno de este nombre, y desde luego de uno policial como el que custodiaba las muestras del mayor atentado terrorista de la Historia de España. «La nitroglicerina, si se conserva en frío, no se evapora», asegura Francisco Javier Bermejo, un químico que trabaja como investigador para una empresa farmacéutica.
Pero es que además, si acaso se hubiera evaporado la nitroglicerina (debido a una inexplicable e inaceptable conservación a altas temperaturas), posteriormente habría tenido que condensarse para contaminar otra muestra, tal y como mantiene el jefe del laboratorio. Sin embargo, según el profesor Ruiz de Elvira, esto sólo hubiera sido posible con otro factor adicional difícilmente explicable: «Sólo condensaría si, ya volatilizada, descendiese la temperatura a varios grados bajo cero».
Finalmente, incluso asumiendo que se hubiera producido una insólita y chapucera evaporación de nitroglicerina a temperatura ambiente y una extraña condensación a un frío extremo, aún quedaría explicar la penetración de una caja de cartón y una bolsa de plástico, teóricamente impermeable. «Esto no es creíble, porque la porosidad del polietileno es despreciable», asegura el químico Francisco Javier Bermejo. «Nada de esto se sostiene», concluye Ruiz de Elvira.
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