Santano afirma que se enteró de la autoría islamista por la prensa
19-04-07
JUICIO POR UNA MASACRE / Los testimonios
Santano afirma que se enteró de la autoría islamista por la prensa
El comisario general de la Policía Científica elude toda responsabilidad en la investigación
MANUEL MARRACO
JUICIO POR UNA MASACRE / Los testimonios
Santano afirma que se enteró de la autoría islamista por la prensa
El comisario general de la Policía Científica elude toda responsabilidad en la investigación
MANUEL MARRACO
MADRID.- El máximo responsable de la Policía Científica, Miguel Angel Santano, pasó ayer de puntillas por el juicio del 11-M. Para lograrlo, contó con su «remoto» conocimiento de buena parte de lo que le preguntaban y con que en la sala no se oyeron las palabras mágicas: «Acido bórico».
No se oyeron porque Santano se va a sentar en el banquillo acusado de falsificar un informe en el que tres peritos de la Policía Científica mencionaban a ETA. El tribunal no tenía intención de permitir interrogatorios al respecto y, además, las acusaciones y defensas que intervinieron optaron por aplazar el asunto hasta la fase pericial del juicio, en la que están citados los expertos.
Santano fue ascendido a comisario general tres meses después de la masacre. Hasta entonces, era el responsable de la Brigada Provincial de Madrid de la Policía Científica. Desde ese puesto, dijo, no tuvo «ningún tipo de responsabilidad en la investigación». En su declaración, insistió en que su unidad siempre actuó «en auxilio» de la Unidad Central de Policía Científica.
Como ejemplo de su escasa relación con la investigación está la respuesta sobre cuándo se enteró de que la vía islamista era la preferente. «Lo supe casi igual que cualquier funcionario, lo leí en la prensa y por comentarios que había en el Cuerpo», dijo.
Su unidad sí actuó en Ifema y en Santa Eugenia, el único foco que aún no estaba cubierto por un equipo de la sede central de la Policía Científica. También estuvieron el 3 de abril en Leganés, pero su intervención fue «casi nula».
Hubo una excepción en esa tarea de mero auxilio. La unidad central no tiene turno de noche, por lo que fueron ellos los que atendieron la llamada del 091 para acudir de madrugada al parque Azorín, donde se iba a desactivar la mochila de Vallecas.
En el sumario consta el relato de los dos hombres de su unidad que se desplazaron allí. Según esta versión, su intervención fue muy limitada. Ni siquiera cuando llegaron pudieron ver la mochila. Su intención fue fotografiarla, pero los Tedax dirigidos por Juan Jesús Sánchez Manzano les advirtieron de que era peligroso. Así que les dieron a ellos la cámara.
Tras la desactivación sí vieron la bolsa, pero tampoco entonces pudieron hacer fotos: «Al intentar fotografiar el estado en el que había quedado, se nos invitó a abandonar el lugar diciéndonos que 'ya no hacen falta más fotos'. No puedo precisar a qué miembro de los Tedax se le hizo entrega del carrete fotográfico de color de 35 milímetros para su revelado en la Comisaría General de Policía Científica, siguiendo instrucciones cursadas a los mismos por el jefe del operativo, por tratarse de un suceso tan especial».
El relato enviado al juez Del Olmo por el inspector jefe Juan Luis Martín Varona revela que no sólo en la comisaría de Vallecas había objetos sin revisar. Esa noche, en la misma Brigada Provincial, los agentes tuvieron que revisar los bultos procedentes de los trenes que había guardados en un despacho y que podían contener una bomba. «Subí a dicho despacho y pude observar varias bolsas de deportes, mochilas, bolsos de mujer y bolsas grandes de basura que contenían en su interior más efectos, todas ellas amontonadas y en número aproximado de unas 25/30», explica.
No se oyeron porque Santano se va a sentar en el banquillo acusado de falsificar un informe en el que tres peritos de la Policía Científica mencionaban a ETA. El tribunal no tenía intención de permitir interrogatorios al respecto y, además, las acusaciones y defensas que intervinieron optaron por aplazar el asunto hasta la fase pericial del juicio, en la que están citados los expertos.
Santano fue ascendido a comisario general tres meses después de la masacre. Hasta entonces, era el responsable de la Brigada Provincial de Madrid de la Policía Científica. Desde ese puesto, dijo, no tuvo «ningún tipo de responsabilidad en la investigación». En su declaración, insistió en que su unidad siempre actuó «en auxilio» de la Unidad Central de Policía Científica.
Como ejemplo de su escasa relación con la investigación está la respuesta sobre cuándo se enteró de que la vía islamista era la preferente. «Lo supe casi igual que cualquier funcionario, lo leí en la prensa y por comentarios que había en el Cuerpo», dijo.
Su unidad sí actuó en Ifema y en Santa Eugenia, el único foco que aún no estaba cubierto por un equipo de la sede central de la Policía Científica. También estuvieron el 3 de abril en Leganés, pero su intervención fue «casi nula».
Hubo una excepción en esa tarea de mero auxilio. La unidad central no tiene turno de noche, por lo que fueron ellos los que atendieron la llamada del 091 para acudir de madrugada al parque Azorín, donde se iba a desactivar la mochila de Vallecas.
En el sumario consta el relato de los dos hombres de su unidad que se desplazaron allí. Según esta versión, su intervención fue muy limitada. Ni siquiera cuando llegaron pudieron ver la mochila. Su intención fue fotografiarla, pero los Tedax dirigidos por Juan Jesús Sánchez Manzano les advirtieron de que era peligroso. Así que les dieron a ellos la cámara.
Tras la desactivación sí vieron la bolsa, pero tampoco entonces pudieron hacer fotos: «Al intentar fotografiar el estado en el que había quedado, se nos invitó a abandonar el lugar diciéndonos que 'ya no hacen falta más fotos'. No puedo precisar a qué miembro de los Tedax se le hizo entrega del carrete fotográfico de color de 35 milímetros para su revelado en la Comisaría General de Policía Científica, siguiendo instrucciones cursadas a los mismos por el jefe del operativo, por tratarse de un suceso tan especial».
El relato enviado al juez Del Olmo por el inspector jefe Juan Luis Martín Varona revela que no sólo en la comisaría de Vallecas había objetos sin revisar. Esa noche, en la misma Brigada Provincial, los agentes tuvieron que revisar los bultos procedentes de los trenes que había guardados en un despacho y que podían contener una bomba. «Subí a dicho despacho y pude observar varias bolsas de deportes, mochilas, bolsos de mujer y bolsas grandes de basura que contenían en su interior más efectos, todas ellas amontonadas y en número aproximado de unas 25/30», explica.
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