¿POR QUÉ MINTIO EL CORONEL HERNANDO EN EL PARLAMENTO?
30-04-07
Editorial
¿POR QUÉ MINTIO EL CORONEL HERNANDO EN EL PARLAMENTO?
Editorial
¿POR QUÉ MINTIO EL CORONEL HERNANDO EN EL PARLAMENTO?
Los sinuosos meandros por los que se ha adentrado en estos tres años la investigación sobre los atentados del 11-M han bordeado en diversas ocasiones los territorios de la UCO, la unidad de la Guardia Civil que dirige el turbio coronel Félix Hernando. Sin embargo, quizá nada de lo que hasta ahora se sabe haya puesto tan en evidencia su papel como la información que hoy publica Casimiro García-Abadillo.
En un informe secreto incluido en el sumario, el jefe de la Comandancia de Oviedo, Fernando Aldea, acusa al coronel Hernando de haber dado un testimonio «rotundamente falso» en su comparecencia ante el Congreso de los Diputados con el único objeto de tapar las vergüenzas de su unidad en la investigación de la llamada trama asturiana.
(.../...)
Hernando aseguró ante la Comisión que la UCO -que había sabido por boca de Rafa Zouhier de los manejos de Toro y Trashorras- había abandonado la investigación de la trama en febrero de 2003 y la había dejado en manos de la Comandancia asturiana. Sin embargo, son varios los detalles que desmienten su versión. Como en su día publicamos, una nota fechada el 6 de marzo de 2003 sobre las actividades ilícitas de Toro y Trashorras en Madrid y Cádiz demuestra que, lejos de olvidarse del asunto, la UCO continuó investigando sus conexiones dentro y fuera de Asturias. Según las conclusiones de Aldea, «la UCO decidió aferrarse a la nota anterior -la del 27 de febrero- para presentarla como un documento de cierre y traspaso de su investigación, para poder desentenderse de sus consecuencias posteriores». Para ello uno de los subordinados de Hernando llegó incluso a intentar destruir la nota del 6 de marzo que impedía a la unidad cargar el muerto a sus colegas de Asturias.
El informe deja en evidencia que Hernando mintió también al Parlamento cuando afirmó que los protocolos de la UCO le obligaban a trasladar la investigación a la Comandancia asturiana. Bien al contrario, el Manual de Policía Judicial especifica que «los asuntos de delincuencia organizada son competencia de la UCO». Es más, son exclusiva de la unidad «los asuntos de explosivos y tráfico de armas».
Así pues, el informe da sólidos indicios de que Hernando cometió un delito de falso testimonio ante el Congreso, pero sobre todo suscita nuevos interrogantes en torno a la extraña actuación de la UCO en los meses previos al 11-M. ¿Siguieron investigando en Asturias los pupilos de Hernando? Y si continuaron encima de Toro y Trashorras -como así parece-, ¿dejaron de investigarlos en algún momento o fueron testigos privilegiados de sus tratos con El Chino en los meses previos a la masacre?
En cualquier caso, son cada vez más los indicios que apuntan a que el papel de la UCO en los atentados es mucho más relevante de lo que hasta ahora se nos había dicho. Y el hecho de que su jefe sea precisamente Félix Hernando, actualmente en el banquillo por comprar con dinero público el silencio de las esposas de Amedo y Domínguez, arroja aún más sospechas sobre su actuación.
En un informe secreto incluido en el sumario, el jefe de la Comandancia de Oviedo, Fernando Aldea, acusa al coronel Hernando de haber dado un testimonio «rotundamente falso» en su comparecencia ante el Congreso de los Diputados con el único objeto de tapar las vergüenzas de su unidad en la investigación de la llamada trama asturiana.
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Hernando aseguró ante la Comisión que la UCO -que había sabido por boca de Rafa Zouhier de los manejos de Toro y Trashorras- había abandonado la investigación de la trama en febrero de 2003 y la había dejado en manos de la Comandancia asturiana. Sin embargo, son varios los detalles que desmienten su versión. Como en su día publicamos, una nota fechada el 6 de marzo de 2003 sobre las actividades ilícitas de Toro y Trashorras en Madrid y Cádiz demuestra que, lejos de olvidarse del asunto, la UCO continuó investigando sus conexiones dentro y fuera de Asturias. Según las conclusiones de Aldea, «la UCO decidió aferrarse a la nota anterior -la del 27 de febrero- para presentarla como un documento de cierre y traspaso de su investigación, para poder desentenderse de sus consecuencias posteriores». Para ello uno de los subordinados de Hernando llegó incluso a intentar destruir la nota del 6 de marzo que impedía a la unidad cargar el muerto a sus colegas de Asturias.
El informe deja en evidencia que Hernando mintió también al Parlamento cuando afirmó que los protocolos de la UCO le obligaban a trasladar la investigación a la Comandancia asturiana. Bien al contrario, el Manual de Policía Judicial especifica que «los asuntos de delincuencia organizada son competencia de la UCO». Es más, son exclusiva de la unidad «los asuntos de explosivos y tráfico de armas».
Así pues, el informe da sólidos indicios de que Hernando cometió un delito de falso testimonio ante el Congreso, pero sobre todo suscita nuevos interrogantes en torno a la extraña actuación de la UCO en los meses previos al 11-M. ¿Siguieron investigando en Asturias los pupilos de Hernando? Y si continuaron encima de Toro y Trashorras -como así parece-, ¿dejaron de investigarlos en algún momento o fueron testigos privilegiados de sus tratos con El Chino en los meses previos a la masacre?
En cualquier caso, son cada vez más los indicios que apuntan a que el papel de la UCO en los atentados es mucho más relevante de lo que hasta ahora se nos había dicho. Y el hecho de que su jefe sea precisamente Félix Hernando, actualmente en el banquillo por comprar con dinero público el silencio de las esposas de Amedo y Domínguez, arroja aún más sospechas sobre su actuación.
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