Pero, ¿existieron alguna vez tantos kilos de explosivos?. Victoria Prego

04-05-07




PREGUERIAS

Pero, ¿existieron alguna vez tantos kilos de explosivos?

VICTORIA PREGO

Hombre, atreverse a sostener a estas alturas que se tienen dudas de que alguna vez hayan existido 150 kilos de explosivos, cuando ya sabemos cuántos cientos se trajeron desde Asturias para matar a tanta gente, y cuando sólo necesitamos sumar con los dedos para calcular el peso total de los cartuchos que reventaron sus vidas, es de un atrevimiento que apabulla. Pero eso fue exactamente lo que dijo ayer con asombrosa cachaza el coronel Félix Hernando, un hombre que sigue en su puesto de jefe de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, la encargada de investigar todos los delitos de gran envergadura en España, salvo los de terrorismo.


Hernando vio el 11-M lo que todos vimos y sabe lo que todos sabemos, si no más: que a finales de febrero unos indeseables llegaron a Madrid con el coche a rebosar de dinamita para cometer un atentado espeluznante. Pero no importa: después de eso, él sigue dudando hoy que, un año antes de la matanza, estos mismos sujetos pudieran disponer de 150 kilos de explosivo. La explicación a este dislate no está en el hipotético cerrilismo de un hombre que sigue teniendo hoy la altísima responsabilidad de proteger la seguridad de los ciudadanos. En absoluto. Está en que, con afirmaciones tan disparatadas, tan provocadoras, tan insostenibles como ésa, lo que él pretende es sacudirse el peso de otra responsabilidad mucho mayor, una responsabilidad moral que le cerca y le acecha según van pasando los días y los sucesivos testimonios van perfilando con claridad algunas realidades. (.../...)


Una de esas realidades es que era precisamente su unidad, la UCO, la que dispuso con tiempo suficiente de la información fetén sobre este tráfico de explosivos que acabó en tragedia colectiva. Se la habían proporcionado no uno, ni dos, sino tres confidentes relacionados con el hampa de la droga. Pero se ve que no era suficiente, que su unidad, o él mismo, necesitaban mucho más para ponerse a husmear en las madrigueras de ese submundo que la UCO está obligada a conocer. Y a dominar.

«Si los datos hubieran sido consolidados y contrastados, sí hubiera entrado la UCO», explicó con total tranquilidad de ánimo en lo que era un claro reproche al confidente Zouhier, al huido 'Nayo' y a otros más por haberse quedado cortos y no haberle traído el crucigrama ya resuelto, con el diseño completo de la operación y, si le apuran, con los futuros asesinos maniatados y en fila en las puertas de la cárcel. En ese caso, «sí hubiera entrado la UCO». Ya, y yo.

Pero no fue ésa la única larga cambiada que este alto responsable de la Guardia Civil ofreció ayer. También intentó encajarle a la Comandancia de Asturias la carga terrible de no haber llevado a término la investigación que hubiera evitado lo que acabó sucediendo. Fue una más de las desagradables demostraciones de escaqueo que demasiadas veces los mandos policiales nos obligan a presenciar en este juicio.

Lo que no quiso reconocer Hernando, pero quedó dicho y sostenido en la sala con toda fuerza y toda convicción por el coronel Jambrina, también de la Guardia Civil, fue que uno de los hombres de su unidad intentó hacer desaparecer el documento que hoy demuestra que era la UCO, es decir, él, quien tenía la competencia y la obligación de seguir la pista de la muerte e intentar impedir que los fanáticos llegaran a hacerse con 130 kilos de explosivo y los repartieran luego en los trenes para ejercer su venganza. Claro que, si él duda de que 150 kilos hayan podido nunca existir...


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