EL SKODA FUE UN MONTAJE PARA CENTRAR LA ATENCION SOBRE LAMARI
09-03-06
EDITORIAL
EL SKODA FUE UN MONTAJE PARA CENTRAR LA ATENCION SOBRE LAMARI
EDITORIAL
EL SKODA FUE UN MONTAJE PARA CENTRAR LA ATENCION SOBRE LAMARI
Tras los atentados del 11-M, alguien tenía mucho interés en orientar la investigación policial hacia Allekema Lamari, el integrista argelino sobre cuya peligrosidad había alertado el CNI. Tenía tanto interés que probablemente fabricó una prueba falsa para incriminarle: el Skoda Fabia, hallado en Alcalá de Henares tres meses después de la masacre, muy cerca del lugar donde había sido encontrada la furgoneta Kangoo.
El Skoda, que fue presentado por el ministro del Interior como una pista importante que abría una nueva línea de investigación, fue colocado en el sitio y el momento preciso por alguien que quería apuntar hacia Lamari como jefe de la trama terrorista islámica. Fue en el interior de este vehículo donde la Policía Nacional halló ropa con el ADN de Lamari, la huella de uno de sus colaboradores, el teléfono de otro de sus amigos -el agente del CNI apodado El Pollero-, cintas con inscripciones en árabe y restos de explosivos sobre la alfombrilla del vehículo.
Todo tenía la misma finalidad: despejar cualquier duda sobre la participación de Lamari en la masacre, cuestionada previamente por un informe policial en el que se afirmaba textualmente: «No existen evidencias de contactos de Lamari con el comando de Leganés».
EL MUNDO reconstruye hoy con la minuciosidad de la serie de Fernando Múgica sobre los agujeros negros la historia del Skoda, robado en Benidorm en septiembre de 2003, y pone en evidencia las contradicciones policiales que corroboran que su localización en Alcalá fue un montaje. Lo primero que chocaba contra toda lógica cuando apareció el vehículo es que la Policía no lo hubiera detectado los días posteriores al 11-M, cuando rastreó una y otra vez la zona. También resultaba sumamente extraño que todas las huellas del Skoda hubieran sido borradas, versión que la propia Policía difundió, responsabilizando a Hertz, la empresa de alquileres a la que había sido devuelto el coche tras ser hallado, sin que a nadie se le ocurriera relacionarlo con los atentados.
Todo sugiere, como EL MUNDO revela hoy, que el vehículo fue manipulado y, muy probablemente, llevado a Alcalá mucho después del 11-M.Y también todo apunta a que las pruebas que conducen a Lamari fueron colocadas intencionadamente en el interior del coche.El Skoda Fabia no era más que un simple señuelo para inducir a los investigadores policiales y al juez Del Olmo a sacar la conclusión de que Lamari había tenido una participación esencial en los atentados. Meses más tarde, se identificaría su ADN en la Kangoo hallada en la tarde del 11-M.
El dato más relevante que sustenta la existencia de este montaje es que el Skoda Fabia había estado abandonado durante bastantes semanas en Madrid. El coche había sido multado en 11 ocasiones por la Policía Municipal por estar mal aparcado. Un portero avisó a unos agentes, que comprobaron que el vehículo había sido robado.Inmediatamente después, fue retirado de la zona.
Es muy improbable que los ladrones volvieran a recuperar el coche, por lo que todo indica que pudo ser la propia Policía quien se lo llevó tras la denuncia del portero. El Skoda apareció seis meses después en Alcalá. ¿Lo colocó allí alguien relacionado con las Fuerzas de Seguridad? Es la única hipótesis razonable.No sería la primera vez que los servicios secretos utilizan coches robados para operaciones especiales.
Pero además está el sorprendente hecho de que el perro adiestrado de la Policía de Alcalá no detectó los restos de explosivos ni los agentes que inspeccionaron el coche pudieron ver nada relevante en el vehículo, que fue devuelto a Hertz. Fue en una nueva inspección en Canillas donde se encontraron esas cintas, los restos de explosivos y las ropas con el ADN de Lamari.
Esta chapuza policial -si es que puede llamarse así- merece ser investigada a fondo. El propio ministro del Interior, que proporcionó datos erróneos en el Congreso sobre el Skoda, probablemente engañado por sus colaboradores, debería ser el primero en intentar esclarecer los hechos. Pero también el juez Del Olmo tiene la obligación de averiguar por qué alguien le puso delante una prueba falsa.
El Skoda, que fue presentado por el ministro del Interior como una pista importante que abría una nueva línea de investigación, fue colocado en el sitio y el momento preciso por alguien que quería apuntar hacia Lamari como jefe de la trama terrorista islámica. Fue en el interior de este vehículo donde la Policía Nacional halló ropa con el ADN de Lamari, la huella de uno de sus colaboradores, el teléfono de otro de sus amigos -el agente del CNI apodado El Pollero-, cintas con inscripciones en árabe y restos de explosivos sobre la alfombrilla del vehículo.
Todo tenía la misma finalidad: despejar cualquier duda sobre la participación de Lamari en la masacre, cuestionada previamente por un informe policial en el que se afirmaba textualmente: «No existen evidencias de contactos de Lamari con el comando de Leganés».
EL MUNDO reconstruye hoy con la minuciosidad de la serie de Fernando Múgica sobre los agujeros negros la historia del Skoda, robado en Benidorm en septiembre de 2003, y pone en evidencia las contradicciones policiales que corroboran que su localización en Alcalá fue un montaje. Lo primero que chocaba contra toda lógica cuando apareció el vehículo es que la Policía no lo hubiera detectado los días posteriores al 11-M, cuando rastreó una y otra vez la zona. También resultaba sumamente extraño que todas las huellas del Skoda hubieran sido borradas, versión que la propia Policía difundió, responsabilizando a Hertz, la empresa de alquileres a la que había sido devuelto el coche tras ser hallado, sin que a nadie se le ocurriera relacionarlo con los atentados.
Todo sugiere, como EL MUNDO revela hoy, que el vehículo fue manipulado y, muy probablemente, llevado a Alcalá mucho después del 11-M.Y también todo apunta a que las pruebas que conducen a Lamari fueron colocadas intencionadamente en el interior del coche.El Skoda Fabia no era más que un simple señuelo para inducir a los investigadores policiales y al juez Del Olmo a sacar la conclusión de que Lamari había tenido una participación esencial en los atentados. Meses más tarde, se identificaría su ADN en la Kangoo hallada en la tarde del 11-M.
El dato más relevante que sustenta la existencia de este montaje es que el Skoda Fabia había estado abandonado durante bastantes semanas en Madrid. El coche había sido multado en 11 ocasiones por la Policía Municipal por estar mal aparcado. Un portero avisó a unos agentes, que comprobaron que el vehículo había sido robado.Inmediatamente después, fue retirado de la zona.
Es muy improbable que los ladrones volvieran a recuperar el coche, por lo que todo indica que pudo ser la propia Policía quien se lo llevó tras la denuncia del portero. El Skoda apareció seis meses después en Alcalá. ¿Lo colocó allí alguien relacionado con las Fuerzas de Seguridad? Es la única hipótesis razonable.No sería la primera vez que los servicios secretos utilizan coches robados para operaciones especiales.
Pero además está el sorprendente hecho de que el perro adiestrado de la Policía de Alcalá no detectó los restos de explosivos ni los agentes que inspeccionaron el coche pudieron ver nada relevante en el vehículo, que fue devuelto a Hertz. Fue en una nueva inspección en Canillas donde se encontraron esas cintas, los restos de explosivos y las ropas con el ADN de Lamari.
Esta chapuza policial -si es que puede llamarse así- merece ser investigada a fondo. El propio ministro del Interior, que proporcionó datos erróneos en el Congreso sobre el Skoda, probablemente engañado por sus colaboradores, debería ser el primero en intentar esclarecer los hechos. Pero también el juez Del Olmo tiene la obligación de averiguar por qué alguien le puso delante una prueba falsa.
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