LA NADA CONVINCENTE EXPLICACION DE LA INSPECTORA DE LOS TEDAX

19-07-06



Editorial

LA NADA CONVINCENTE EXPLICACION DE LA INSPECTORA DE LOS TEDAX

El fiscal general del Estado afirmó ayer que «lo más importante» es que el juicio por la masacre el 11-M no se retrase. ¿«Más importante» que esclarecer toda la verdad? ¿«Más importante» que identificar correctamente a los autores intelectuales y materiales del atentado? ¿«Más importante» que averiguar qué explotó en los trenes? Cándido Conde-Pumpido ha vuelto a demostrar hasta qué punto confunde sus prioridades y antepone el incomprensible interés del Gobierno en pasar página del 11-M a su obligación de hacer justicia. A la postura obstruccionista del fiscal general se añade la escandalosa e inaceptable reacción de su subordinada, Olga Sánchez, que cuando se dio cuenta de que entre los representantes de los medios de comunicación a quienes iba a atender se encontraba un redactor de EL MUNDO, se dirigió a él y le espetó: «No, tú no. Ya sabes cómo están las cosas».

Esas «cosas» no son otras que el empeño de este periódico en esclarecer las importantísimas e inquietantes incógnitas que todavía rodean a la masacre del 11-M, empezando por el tipo de explosivo que estalló en los trenes. Ayer, la inspectora de los Tedax que el 11-M elaboró los informes preliminares sobre los explosivos aseguró ante Del Olmo que no pudo determinar cuál era ese tipo de dinamita al no haber podido extraerse una muestra de entidad suficiente para poder estudiar su composición, y que tampoco habló ni oyó hablar nunca de nitroglicerina. Su afirmación, sin embargo, entra en abierta contradicción con la opinión de todos los expertos consultados por este periódico, que aseguran que con una de las pruebas que la propia inspectora reconoce que se realizaron -la de cromatografía de capa fina- sí tuvo que ser posible detectar los componentes de los restos hallados en los trenes por ínfimos que éstos fueran. En cuanto a que nunca se habló de «nitroglicerina», eso choca con tres datos clave: las informaciones difundidas a primera hora por las agencias de noticias Efe y Europa Press; las propias declaraciones de Sánchez Manzano ante la Comisión de investigación cuatro meses después; y el hecho de que los propios Tedax trasladaron a sus superiores y ellos a su vez al entonces ministro del Interior la información clave de que el explosivo de los trenes era Titadyn, entre cuyos componentes sí está la nitroglicerina.

La sospecha de que la inspectora de los Tedax no ha dicho toda la verdad al juez se incrementa por el hecho de que en lugar de acreditar su versión con el informe inicial elaborado a las 14.00 horas sobre el explosivo hallado en los focos -que es el asunto por el cual Del Olmo la llamó a declarar-, facilitó al juez un documento distinto: el que se refiere al análisis de los restos del explosivo supuestamente localizados en la furgoneta Kangoo, que no llegó a la sede de la Policía Científica en Canillas hasta pasadas las 15.30 horas.

En estas circunstancias, ningún ciudadano con un mínimo sentido crítico o interés en la búsqueda de la verdad se puede dar por satisfecho. Y menos aún el juez Del Olmo, a quien la prensa gubernamental -echando mano de «fuentes de la Audiencia Nacional»- critica por «reaccionar a las portadas de algunos medios de comunicación» mientras le exige que actúe de acuerdo con su propia línea editorial.

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