El Gobierno y ETA trataron de la situación de De Juana en su última reunión secreta
15-02-07
CRISIS ANTITERRORISTA / La huelga de hambre
El Gobierno y ETA trataron de la situación de De Juana en su última reunión secreta
En plena crisis del proceso consideraron justificado abordar la cuestión y su desenlace porque la «mesa técnica» estaba destinada a ser el ámbito en el que se iba a negociar el destino de los presos
ANGELES ESCRIVA
CRISIS ANTITERRORISTA / La huelga de hambre
El Gobierno y ETA trataron de la situación de De Juana en su última reunión secreta
En plena crisis del proceso consideraron justificado abordar la cuestión y su desenlace porque la «mesa técnica» estaba destinada a ser el ámbito en el que se iba a negociar el destino de los presos
ANGELES ESCRIVA
MADRID.- Los intermediarios del Gobierno y los representantes de ETA abordaron el caso De Juana Chaos y sus eventuales desenlaces en la reunión secreta que mantuvieron en diciembre. Si bien éste no fue el asunto fundamental del encuentro, los representantes del Ejecutivo consideraron que estaba justificado tratar esta cuestión porque no cabía enmarcarla entre los asuntos políticos propios de la mesa de partidos, sino que quedaba clasificada en las soluciones aplicables a los presos de la organización terrorista y, por lo tanto, correspondía a la denominada mesa técnica entre ETA y el Gobierno.
No han trascendido los términos en los que se desarrolló la conversación y las fuentes consultadas, para contextualizar su trascendencia, destacan el hecho de que ETA no considera a De Juana de los suyos.
(.../...)
Efectivamente, la situación relativa a este terrorista siempre ha sido especialmente confusa y compleja. Sin embargo, aunque la dirección de la banda ha asegurado reiteradamente en privado que Iñaki de Juana Chaos había sido expulsado de la organización -si no por escrito, sí de forma efectiva-, esta circunstancia no le ha impedido instrumentalizarlo y convertirlo en un punto de presión para el Gobierno antes y después de finalizado el alto el fuego.
La decisión adoptada el lunes por el Tribunal Supremo ha visto la luz en un momento en el que, a pesar de los enfáticos desmentidos sobre la continuidad de los contactos entre socialistas y representantes de la izquierda abertzale, éstos se han seguido produciendo de manera presuntamente extraoficial -del mismo modo que siguen llevándose a cabo los de Batasuna con los dirigentes del PNV-; de modo que el sentido de la sentencia favorece dicho escenario, aunque fuentes gubernamentales insistan en la imposibilidad de continuar con la totalidad del proceso corto plazo. Y lo favorece independientemente de la decisión del propio terrorista de continuar con la huelga de hambre a menos que se decrete su libertad inmediata, e independientemente de la intencionalidad del Alto Tribunal, porque puede ser introducida, en caso de ser necesario, en el ámbito de la comunicación gestual.
Satisfacción
El caso de De Juana Chaos se convirtió en un problema de controvertida gestión desde el primer momento en el que el terrorista decidió ponerse en huelga de hambre. La suya fue una decisión individual no respaldada ni por sus compañeros ni por la dirección de la banda, que rechaza las iniciativas personales que escapan a su control. De hecho, la situación del etarra no tuvo eco en ninguna de las plataformas de la izquierda abertzale favorables a los presos hasta transcurridos más de 10 días.
Sin embargo, una vez la banda terrorista decidió dejar constancia de que, efectivamente, la situación del proceso iniciado para el fin de la violencia estaba en crisis y sus miembros estaban dispuestos a emplear cualquier elemento para presionar, De Juana Chaos se convirtió en un instrumento inmejorable.
La izquierda abertzale radical, por ejemplo, justificó los actos de kale borroka asegurando que eran protestas por la situación del etarra, cuando las manifestaciones de terrorismo callejero no remitieron ni siquiera en las primeras semanas tras el anuncio del alto el fuego.
Uno de los hechos más controvertidos relacionados con esta cuestión se produjo cuando Batasuna pidió al PSE que encontrase una solución para el problema generado por De Juana y los socialistas se mostraron receptivos, en vez de recordarle a ETA que era la organización terrorista la que tenía que disciplinar a su recluso y demostrar de este modo su verdadera intención de garantizar la continuidad del proceso.
Las negociaciones indirectas con el Gobierno parecieron obtener resultado pero sólo a corto plazo dado que la sentencia de la Audiencia Nacional, condenando a 12 años al recluso, restó credibilidad al mensaje que la izquierda abertzale estaba transmitiendo a sus bases según el cual el Ejecutivo les había garantizado que De Juana no pasaría más de dos años en prisión.
El terrorista utilizó la decisión del citado tribunal para retomar la huelga de hambre, y el atentado de Barajas en el que dos personas fueron asesinadas pareció bloquear la solución al problema.
El lunes el Tribunal Supremo tomó una determinación que abre la posibilidad a que el terrorista no pase más que unos meses en prisión -en la peor de las circunstancias, no va a superar el año de reclusión-. En línea con la calculada ambigüedad mostrada por el presidente sobre el fin definitivo del proceso, algunos destacados socialistas, en privado, mostraron su satisfacción al conocer la sentencia y aludieron implícitamente a las posibilidades que no cercenaba en un eventual escenario de futura, aunque, según precisaron, lejana y supuesta negociación
No han trascendido los términos en los que se desarrolló la conversación y las fuentes consultadas, para contextualizar su trascendencia, destacan el hecho de que ETA no considera a De Juana de los suyos.
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Efectivamente, la situación relativa a este terrorista siempre ha sido especialmente confusa y compleja. Sin embargo, aunque la dirección de la banda ha asegurado reiteradamente en privado que Iñaki de Juana Chaos había sido expulsado de la organización -si no por escrito, sí de forma efectiva-, esta circunstancia no le ha impedido instrumentalizarlo y convertirlo en un punto de presión para el Gobierno antes y después de finalizado el alto el fuego.
La decisión adoptada el lunes por el Tribunal Supremo ha visto la luz en un momento en el que, a pesar de los enfáticos desmentidos sobre la continuidad de los contactos entre socialistas y representantes de la izquierda abertzale, éstos se han seguido produciendo de manera presuntamente extraoficial -del mismo modo que siguen llevándose a cabo los de Batasuna con los dirigentes del PNV-; de modo que el sentido de la sentencia favorece dicho escenario, aunque fuentes gubernamentales insistan en la imposibilidad de continuar con la totalidad del proceso corto plazo. Y lo favorece independientemente de la decisión del propio terrorista de continuar con la huelga de hambre a menos que se decrete su libertad inmediata, e independientemente de la intencionalidad del Alto Tribunal, porque puede ser introducida, en caso de ser necesario, en el ámbito de la comunicación gestual.
Satisfacción
El caso de De Juana Chaos se convirtió en un problema de controvertida gestión desde el primer momento en el que el terrorista decidió ponerse en huelga de hambre. La suya fue una decisión individual no respaldada ni por sus compañeros ni por la dirección de la banda, que rechaza las iniciativas personales que escapan a su control. De hecho, la situación del etarra no tuvo eco en ninguna de las plataformas de la izquierda abertzale favorables a los presos hasta transcurridos más de 10 días.
Sin embargo, una vez la banda terrorista decidió dejar constancia de que, efectivamente, la situación del proceso iniciado para el fin de la violencia estaba en crisis y sus miembros estaban dispuestos a emplear cualquier elemento para presionar, De Juana Chaos se convirtió en un instrumento inmejorable.
La izquierda abertzale radical, por ejemplo, justificó los actos de kale borroka asegurando que eran protestas por la situación del etarra, cuando las manifestaciones de terrorismo callejero no remitieron ni siquiera en las primeras semanas tras el anuncio del alto el fuego.
Uno de los hechos más controvertidos relacionados con esta cuestión se produjo cuando Batasuna pidió al PSE que encontrase una solución para el problema generado por De Juana y los socialistas se mostraron receptivos, en vez de recordarle a ETA que era la organización terrorista la que tenía que disciplinar a su recluso y demostrar de este modo su verdadera intención de garantizar la continuidad del proceso.
Las negociaciones indirectas con el Gobierno parecieron obtener resultado pero sólo a corto plazo dado que la sentencia de la Audiencia Nacional, condenando a 12 años al recluso, restó credibilidad al mensaje que la izquierda abertzale estaba transmitiendo a sus bases según el cual el Ejecutivo les había garantizado que De Juana no pasaría más de dos años en prisión.
El terrorista utilizó la decisión del citado tribunal para retomar la huelga de hambre, y el atentado de Barajas en el que dos personas fueron asesinadas pareció bloquear la solución al problema.
El lunes el Tribunal Supremo tomó una determinación que abre la posibilidad a que el terrorista no pase más que unos meses en prisión -en la peor de las circunstancias, no va a superar el año de reclusión-. En línea con la calculada ambigüedad mostrada por el presidente sobre el fin definitivo del proceso, algunos destacados socialistas, en privado, mostraron su satisfacción al conocer la sentencia y aludieron implícitamente a las posibilidades que no cercenaba en un eventual escenario de futura, aunque, según precisaron, lejana y supuesta negociación
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