La Policía grabó las conversaciones de 'El Chino' desde diciembre de 2003
22-04-07
JUICIO POR UNA MASACRE / La UDYCO conocía por sus conversaciones telefónicas que se dedicaba al tráfico de drogas / Sabía que utilizaba al menos un pasaporte falso y estaba en busca y captura, pero no lo detuvo / JUICIO POR UNA MASACRE / La investigación
La Policía grabó las conversaciones de 'El Chino' desde diciembre de 2003
A pesar de que la UDYCO tuvo constancia de que se dedicaba al tráfico de drogas, usaba pasaporte falso, estaba en busca y captura y hablaba de matar a la novia de su hermano, nadie le detuvo
CASIMIRO GARCIA-ABADILLO
JUICIO POR UNA MASACRE / La UDYCO conocía por sus conversaciones telefónicas que se dedicaba al tráfico de drogas / Sabía que utilizaba al menos un pasaporte falso y estaba en busca y captura, pero no lo detuvo / JUICIO POR UNA MASACRE / La investigación
La Policía grabó las conversaciones de 'El Chino' desde diciembre de 2003
A pesar de que la UDYCO tuvo constancia de que se dedicaba al tráfico de drogas, usaba pasaporte falso, estaba en busca y captura y hablaba de matar a la novia de su hermano, nadie le detuvo
CASIMIRO GARCIA-ABADILLO
MADRID.- La Policía tuvo controlado a Jamal Ahmidan, El Chino, al menos, desde el 12 de diciembre de 2003, según se desprende de las transcripciones de sus conversaciones telefónicas recogidas en el sumario sobre los atentados del 11-M.
La Dirección General de Asuntos Jurídicos de la compañía Telefónica Móviles remitió al juzgado de instrucción número 2 de la localidad madrileña de Parla una carta en la que daba cuenta de que se habían iniciado «los trámites oportunos para proceder a la intervención del teléfono móvil número 679719519». Escrito a mano por un funcionario de la Policía, junto a ese número, figura un apunte: «Chino».
(.../...)
Dicho teléfono, en efecto, fue utilizado tanto por Jamal Ahmidan como por su hermano Abdelilah. Las conversaciones desde dicho aparato estuvieron permanentemente controladas durante tres meses por la Policía: desde el 12 de diciembre de 2003 hasta mediados de marzo de 2004.
Según el auto de procesamiento y el escrito de acusación de la fiscal, fue justo en esas fechas cuando El Chino puso en marcha todo el operativo para la comisión del atentado del 11 de Marzo.
Tanto el teléfono de Jamal Ahmidan, como los de Rafá Zouhier, Othman El Gnaoui o Lofti Sbai, fueron intervenidos a petición de la UDYCO (Unidad contra la Delincuencia y el Crimen Organizado) en el curso de una investigación sobre tráfico de drogas.
Escuchando dichas conversaciones no se entiende muy bien por qué la UDYCO no detuvo a Jamal Ahmidan antes del 11-M.
En una charla que se produjo a las 15.10 horas del 12 de enero de 2004, un tal Said le cuenta a Othman:
- «Es que pasé la noche en comisaría, porque Jamal está dando mi nombre y él tiene busca y captura».
Entonces, Othman le contesta:
- «Jamal tiene papeles belgas».
Efectivamente, El Chino utilizaba un pasaporte falso belga que le sirvió de documento de identidad, por ejemplo, para alquilar la casa de Morata.
La confirmación de que El Chino se dedicaba al tráfico de drogas la da el mismo Othman en dicha conversación:
- «A mi me llamó Abdelilah y me dijo que Jamal allí en San Sebastián habrá hecho algún chanchullo con alguien que vende mercancía y no le ha pagado lo que fuera...».
En otra grabación, Othman relata que El Chino ha ido a Valladolid a cobrar una deuda por droga.
Jamal Ahmidan estaba muy enfadado con uno de sus hermanos porque salía con una mujer a la que odiaba porque se había dedicado a la prostitución.
Este es un fragmento de la conversación mantenida el 25 de diciembre de 2003:
- «No eres hombre para nada, eres la basura de la familia, esa chica te ha embrujado, la has cogido en la calle Montera y la llevaste a la familia, eres una basura como ella, la quitaré de en medio y que sepa quién es Jamal El Chino.... Mira la puta que está contigo, la mato, si la hubiera encontrado hoy, la habría matado».
Fruto de dichas intervenciones, la Policía pudo escuchar la conversación que tuvo lugar el día 17 de marzo de 2004 entre Zouhier y su controlador Víctor en la que el confidente daba datos al entonces alférez de la Guardia Civil adscrito a la UCO para localizar a El Chino.
La UDYCO dio traslado de dicha cinta a la Comisaría General de Información ese mismo día.
Al día siguiente, es decir, el 18 de marzo de 2004, el comisario general de Información, Jesús de la Morena, quien dio muestras de cordura y eficacia en aquellos días, contó en una reunión de coordinación con altos mandos de las Fuerzas de Seguridad que se había localizado a un individuo marroquí que parecía tener sustanciosa información sobre el atentado. Fue entonces cuando el responsable de Información de la Guardia Civil, el general José Manuel García Varela, reconoció que Zouhier era confidente de la UCO.
Ese mismo día, Emilio Suárez Trashorras era trasladado a Madrid desde Asturias.
Curiosamente, otro teléfono de El Chino fue el que confirmó a la Policía la relevancia de la pista de Avilés. Allí habían acudido funcionarios de la UCIE y de la UCI para investigar las minas de donde presuntamente habían salido los detonadores y los explosivos para cometer el atentado.
Estando ya en dicha en ciudad, el 16 de marzo de 2004, los agentes desplazados desde Madrid tuvieron la oportunidad de conversar con el inspector jefe de estupefacientes de la comisaría de la localidad asturiana, Manuel García Rodríguez, Manolón, quien les presentó a su confidente Suárez Trashorras.
Hubo, por tanto, tres líneas de investigación en paralelo que dieron fruto al mismo tiempo y que pusieron de manifiesto el protagonismo de El Chino en la organización del atentado de los trenes.
Según declaró el inspector de la UCIE 23.599, que compareció ante el tribunal como testigo, el día 16 de marzo, estando en Avilés para investigar las minas de donde podrían haber salido los detonadores y el explosivo, recibió una llamada de otro inspector de su unidad desde las oficinas de Amena. Dicho agente le comunicó que un teléfono, el 665040605, que saltaba en la BTS de Morata, había mantenido contactos con dos teléfonos fijos cuyo prefijo era 985 y que se correspondían con dos cabinas de Avilés.
Poco después, volvió a recibir otra llamada desde las oficinas de Amena (esta vez de una inspectora de policía) que le dijo que el teléfono 665040605 había mantenido contactos con un teléfono de tarjeta prepago, el 654839609 (que después se sabría que era el móvil que utilizaba Suárez Trashorras) y que dicho teléfono, que saltaba en la BTS de Avilés, mantenía a su vez frecuentes contactos con un teléfono móvil de contrato (el 656526727), que estaba a nombre de Carmen Toro.
Hagamos un paréntesis. ¿Cómo llegó a detectar la Policía el teléfono 665040605 (móvil de El Chino), a través del cual se localizó no sólo a Suárez Trashorras, sino a toda la célula de Leganés?
El día 9 de marzo de 2004, dos días antes de los atentados, Rachid Oulad introdujo su tarjeta para recibir un mensaje a uno de los teléfonos comprados en la tienda de los indios, de la calle Real de Pinto y cuyo IMEI saltó el día 10 en la BTS de Morata. Probablemente, Oulad estaba probando el móvil que después sería utilizado como temporizador de las bombas. Sin embargo, su número de tarjeta llevó a la localización del 665040605, que tanta información iba a proporcionar sobre los implicados en la masacre.
Lo increíble es que dicho teléfono no fuera intervenido tras conocerse, más de dos semanas antes del 3 de abril de 2004, fecha en la que Jamal Ahmidan murió con otros seis compinches en el piso de Leganés.
Ese número de teléfono aparece también en las conversaciones grabadas por la UDYCO a Zouhier, que fueron entregadas a la Comisaría General de Información el 17 de marzo de 2004. No sólo eso. El propio Suárez Trashorras, en su primera declaración ante el juez Del Olmo (el 22 de marzo de 2004) informó de que el teléfono de la persona que había bajado la dinamita desde Asturias era el 665040605. Se supone que dicha información la habría facilitado ya en su declaración previa a la Policía.
Lo que resulta igualmente inexplicable para cualquiera que se acerque con cierta actitud crítica a la investigación es que a los agentes de la Policía que estaban investigando la autoría del atentado les llamaran la atención los dos teléfonos de cabina de Asturias con los que se ponía en contacto el teléfono de El Chino en los días previos al atentado y, sin embargo, no les sorprendiera que entre el 1 de febrero y el 4 de marzo de 2004, el 665040605 mantuviera 42 contactos con un teléfono fijo de Madrid: el 912560806. Dicho número figura a nombre de Rosa A., la testigo protegido R-22, a la sazón mujer de El Chino, en una dirección de Madrid: la calle de Villalobos.
La Policía ya sabía, por la transcripción de la conversación entre Zouhier y Víctor del 17 de marzo de 2004 que El Chino vivía en la calle de Villalobos. Por tanto, hubiera bastado con pedir a Telefónica la ubicación del teléfono fijo 912560806 para saber en qué sitio exacto vivía el principal instigador de los atentados.
Según declaró la propia testigo protegido R-22, Jamal Ahmidan estuvo en el domicilio de la calle de Villalobos el 17, el 18 y el 19 de marzo. El día del padre, la pareja Ahmidan se marchó con su hijo Bilal, con la madre de Rosa y el compañero de ésta a la finca de Morata de Tajuña. Cuando regresaron por la tarde, sobre las 20.00 horas, El Chino se marchó en el coche de su suegra al piso de Leganés.
Es decir, que si la Policía hubiera mostrado un poco más de diligencia, ese mismo día hubiera localizado no sólo al responsable operativo de los atentados, sino la casa de Morata, donde presuntamente se montaron las bombas y el piso de Leganés, donde se encontraban viviendo desde el día 9 de marzo sus principales implicados en la matanza.
La Dirección General de Asuntos Jurídicos de la compañía Telefónica Móviles remitió al juzgado de instrucción número 2 de la localidad madrileña de Parla una carta en la que daba cuenta de que se habían iniciado «los trámites oportunos para proceder a la intervención del teléfono móvil número 679719519». Escrito a mano por un funcionario de la Policía, junto a ese número, figura un apunte: «Chino».
(.../...)
Dicho teléfono, en efecto, fue utilizado tanto por Jamal Ahmidan como por su hermano Abdelilah. Las conversaciones desde dicho aparato estuvieron permanentemente controladas durante tres meses por la Policía: desde el 12 de diciembre de 2003 hasta mediados de marzo de 2004.
Según el auto de procesamiento y el escrito de acusación de la fiscal, fue justo en esas fechas cuando El Chino puso en marcha todo el operativo para la comisión del atentado del 11 de Marzo.
Tanto el teléfono de Jamal Ahmidan, como los de Rafá Zouhier, Othman El Gnaoui o Lofti Sbai, fueron intervenidos a petición de la UDYCO (Unidad contra la Delincuencia y el Crimen Organizado) en el curso de una investigación sobre tráfico de drogas.
Escuchando dichas conversaciones no se entiende muy bien por qué la UDYCO no detuvo a Jamal Ahmidan antes del 11-M.
En una charla que se produjo a las 15.10 horas del 12 de enero de 2004, un tal Said le cuenta a Othman:
- «Es que pasé la noche en comisaría, porque Jamal está dando mi nombre y él tiene busca y captura».
Entonces, Othman le contesta:
- «Jamal tiene papeles belgas».
Efectivamente, El Chino utilizaba un pasaporte falso belga que le sirvió de documento de identidad, por ejemplo, para alquilar la casa de Morata.
La confirmación de que El Chino se dedicaba al tráfico de drogas la da el mismo Othman en dicha conversación:
- «A mi me llamó Abdelilah y me dijo que Jamal allí en San Sebastián habrá hecho algún chanchullo con alguien que vende mercancía y no le ha pagado lo que fuera...».
En otra grabación, Othman relata que El Chino ha ido a Valladolid a cobrar una deuda por droga.
Jamal Ahmidan estaba muy enfadado con uno de sus hermanos porque salía con una mujer a la que odiaba porque se había dedicado a la prostitución.
Este es un fragmento de la conversación mantenida el 25 de diciembre de 2003:
- «No eres hombre para nada, eres la basura de la familia, esa chica te ha embrujado, la has cogido en la calle Montera y la llevaste a la familia, eres una basura como ella, la quitaré de en medio y que sepa quién es Jamal El Chino.... Mira la puta que está contigo, la mato, si la hubiera encontrado hoy, la habría matado».
Fruto de dichas intervenciones, la Policía pudo escuchar la conversación que tuvo lugar el día 17 de marzo de 2004 entre Zouhier y su controlador Víctor en la que el confidente daba datos al entonces alférez de la Guardia Civil adscrito a la UCO para localizar a El Chino.
La UDYCO dio traslado de dicha cinta a la Comisaría General de Información ese mismo día.
Al día siguiente, es decir, el 18 de marzo de 2004, el comisario general de Información, Jesús de la Morena, quien dio muestras de cordura y eficacia en aquellos días, contó en una reunión de coordinación con altos mandos de las Fuerzas de Seguridad que se había localizado a un individuo marroquí que parecía tener sustanciosa información sobre el atentado. Fue entonces cuando el responsable de Información de la Guardia Civil, el general José Manuel García Varela, reconoció que Zouhier era confidente de la UCO.
Ese mismo día, Emilio Suárez Trashorras era trasladado a Madrid desde Asturias.
Curiosamente, otro teléfono de El Chino fue el que confirmó a la Policía la relevancia de la pista de Avilés. Allí habían acudido funcionarios de la UCIE y de la UCI para investigar las minas de donde presuntamente habían salido los detonadores y los explosivos para cometer el atentado.
Estando ya en dicha en ciudad, el 16 de marzo de 2004, los agentes desplazados desde Madrid tuvieron la oportunidad de conversar con el inspector jefe de estupefacientes de la comisaría de la localidad asturiana, Manuel García Rodríguez, Manolón, quien les presentó a su confidente Suárez Trashorras.
Hubo, por tanto, tres líneas de investigación en paralelo que dieron fruto al mismo tiempo y que pusieron de manifiesto el protagonismo de El Chino en la organización del atentado de los trenes.
Según declaró el inspector de la UCIE 23.599, que compareció ante el tribunal como testigo, el día 16 de marzo, estando en Avilés para investigar las minas de donde podrían haber salido los detonadores y el explosivo, recibió una llamada de otro inspector de su unidad desde las oficinas de Amena. Dicho agente le comunicó que un teléfono, el 665040605, que saltaba en la BTS de Morata, había mantenido contactos con dos teléfonos fijos cuyo prefijo era 985 y que se correspondían con dos cabinas de Avilés.
Poco después, volvió a recibir otra llamada desde las oficinas de Amena (esta vez de una inspectora de policía) que le dijo que el teléfono 665040605 había mantenido contactos con un teléfono de tarjeta prepago, el 654839609 (que después se sabría que era el móvil que utilizaba Suárez Trashorras) y que dicho teléfono, que saltaba en la BTS de Avilés, mantenía a su vez frecuentes contactos con un teléfono móvil de contrato (el 656526727), que estaba a nombre de Carmen Toro.
Hagamos un paréntesis. ¿Cómo llegó a detectar la Policía el teléfono 665040605 (móvil de El Chino), a través del cual se localizó no sólo a Suárez Trashorras, sino a toda la célula de Leganés?
El día 9 de marzo de 2004, dos días antes de los atentados, Rachid Oulad introdujo su tarjeta para recibir un mensaje a uno de los teléfonos comprados en la tienda de los indios, de la calle Real de Pinto y cuyo IMEI saltó el día 10 en la BTS de Morata. Probablemente, Oulad estaba probando el móvil que después sería utilizado como temporizador de las bombas. Sin embargo, su número de tarjeta llevó a la localización del 665040605, que tanta información iba a proporcionar sobre los implicados en la masacre.
Lo increíble es que dicho teléfono no fuera intervenido tras conocerse, más de dos semanas antes del 3 de abril de 2004, fecha en la que Jamal Ahmidan murió con otros seis compinches en el piso de Leganés.
Ese número de teléfono aparece también en las conversaciones grabadas por la UDYCO a Zouhier, que fueron entregadas a la Comisaría General de Información el 17 de marzo de 2004. No sólo eso. El propio Suárez Trashorras, en su primera declaración ante el juez Del Olmo (el 22 de marzo de 2004) informó de que el teléfono de la persona que había bajado la dinamita desde Asturias era el 665040605. Se supone que dicha información la habría facilitado ya en su declaración previa a la Policía.
Lo que resulta igualmente inexplicable para cualquiera que se acerque con cierta actitud crítica a la investigación es que a los agentes de la Policía que estaban investigando la autoría del atentado les llamaran la atención los dos teléfonos de cabina de Asturias con los que se ponía en contacto el teléfono de El Chino en los días previos al atentado y, sin embargo, no les sorprendiera que entre el 1 de febrero y el 4 de marzo de 2004, el 665040605 mantuviera 42 contactos con un teléfono fijo de Madrid: el 912560806. Dicho número figura a nombre de Rosa A., la testigo protegido R-22, a la sazón mujer de El Chino, en una dirección de Madrid: la calle de Villalobos.
La Policía ya sabía, por la transcripción de la conversación entre Zouhier y Víctor del 17 de marzo de 2004 que El Chino vivía en la calle de Villalobos. Por tanto, hubiera bastado con pedir a Telefónica la ubicación del teléfono fijo 912560806 para saber en qué sitio exacto vivía el principal instigador de los atentados.
Según declaró la propia testigo protegido R-22, Jamal Ahmidan estuvo en el domicilio de la calle de Villalobos el 17, el 18 y el 19 de marzo. El día del padre, la pareja Ahmidan se marchó con su hijo Bilal, con la madre de Rosa y el compañero de ésta a la finca de Morata de Tajuña. Cuando regresaron por la tarde, sobre las 20.00 horas, El Chino se marchó en el coche de su suegra al piso de Leganés.
Es decir, que si la Policía hubiera mostrado un poco más de diligencia, ese mismo día hubiera localizado no sólo al responsable operativo de los atentados, sino la casa de Morata, donde presuntamente se montaron las bombas y el piso de Leganés, donde se encontraban viviendo desde el día 9 de marzo sus principales implicados en la matanza.
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