Una de policías (científicos) y de etarras
25-04-07
ASI LO CUENTAN
Una de policías (científicos) y de etarras
VICTOR DE LA SERNA
Carlos Corrales, comisario general de la Policía Científica cuando los atentados del 11-M, fue un testigo estelar el lunes en la reanudación del juicio. Los testimonios de la Policía Científica han dado lugar a informaciones bien diferentes...
Así, Luis del Pino, en EL MUNDO, resaltaba que uno de sus miembros, que participó en el registro de la furgoneta Kangoo a su llegada a Canillas, «ha confirmado que a él le entregó la furgoneta un compañero de Información una hora después de la llegada real de ese vehículo al complejo policial -su informe especifica las 15.30 horas-». Y agrega el analista: «¿Qué tenía la furgoneta cuando él la vio? Pues no ha quedado muy claro: primero ha afirmado que en la zona de carga había 'cuatro cositas dispersas'. Luego, a preguntas del juez, ha reconocido el listado de 100 objetos que está incluido en el sumario. ¿Cuatro cositas o 100 objetos? Porque las dos cosas parecen difícilmente compatibles». Un comentario editorial, en este periódico, remarcaba otro aspecto: el testimonio de Corrales «arrojó aún más sombras sobre la conducta del entonces jefe de los Tedax, Sánchez Manzano» en torno a las muestras de explosivos. (.../...)
Pero Ernesto Ekaizer, en 'El País', escoge otro ángulo, el de los falsos suicidas, claro, y ve el final del túnel de aquellas proclamas falsas de la 'Ser': «El entonces comisario explicó algo de sentido común. Tras conocer que la existencia de la Renault Kangoo en Alcalá, ordenó su traslado a Canillas, y al saber que se había encontrado una cinta con versos coránicos dio instrucciones a sus colaboradores que se ocupaban de identificar los cadáveres para que vieran si había entre ellos terroristas suicidas a través de la aparición de ciertas sustancias. Explicó Corrales que ordenó esto por saber a través de los datos procedentes de la Policía de otros países la presencia de esos suicidas en atentados islamistas. También, dijo, habló sobre esta hipótesis -que no hecho comprobado- con la responsable del Instituto Anatómico Forense y se lo señaló al subdirector general operativo, Pedro Díaz-Pintado. Luego la hipótesis quedó descartada. Lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible».
En 'ABC' se resalta la firmeza de Corrales, que «no titubeó en sus respuestas, incluso en las que criticó la actuación del servicio de desactivación de explosivos». 'La Razón' saca su conclusión: «El desconcierto posterior a los atentados volvió a quedar ayer en evidencia en el juicio».
El interrogatorio de etarras fue el otro elemento fuerte del lunes. Jesús Zarzalejos expresaba así lo obvio en ABC: «Era realmente ilusorio esperar de Parot, Badillo y Vidal otra cosa que no fuera secundar el desmentido de ETA a su participación en el 11-M». Y Pablo Ordaz, en El País, aprovechaba para reiterar su habitual escarnio de la AVT: Abogado de víctimas llama señor a etarra, se titulaba su crónica.
Una de policías (científicos) y de etarras
VICTOR DE LA SERNA
Carlos Corrales, comisario general de la Policía Científica cuando los atentados del 11-M, fue un testigo estelar el lunes en la reanudación del juicio. Los testimonios de la Policía Científica han dado lugar a informaciones bien diferentes...
Así, Luis del Pino, en EL MUNDO, resaltaba que uno de sus miembros, que participó en el registro de la furgoneta Kangoo a su llegada a Canillas, «ha confirmado que a él le entregó la furgoneta un compañero de Información una hora después de la llegada real de ese vehículo al complejo policial -su informe especifica las 15.30 horas-». Y agrega el analista: «¿Qué tenía la furgoneta cuando él la vio? Pues no ha quedado muy claro: primero ha afirmado que en la zona de carga había 'cuatro cositas dispersas'. Luego, a preguntas del juez, ha reconocido el listado de 100 objetos que está incluido en el sumario. ¿Cuatro cositas o 100 objetos? Porque las dos cosas parecen difícilmente compatibles». Un comentario editorial, en este periódico, remarcaba otro aspecto: el testimonio de Corrales «arrojó aún más sombras sobre la conducta del entonces jefe de los Tedax, Sánchez Manzano» en torno a las muestras de explosivos. (.../...)
Pero Ernesto Ekaizer, en 'El País', escoge otro ángulo, el de los falsos suicidas, claro, y ve el final del túnel de aquellas proclamas falsas de la 'Ser': «El entonces comisario explicó algo de sentido común. Tras conocer que la existencia de la Renault Kangoo en Alcalá, ordenó su traslado a Canillas, y al saber que se había encontrado una cinta con versos coránicos dio instrucciones a sus colaboradores que se ocupaban de identificar los cadáveres para que vieran si había entre ellos terroristas suicidas a través de la aparición de ciertas sustancias. Explicó Corrales que ordenó esto por saber a través de los datos procedentes de la Policía de otros países la presencia de esos suicidas en atentados islamistas. También, dijo, habló sobre esta hipótesis -que no hecho comprobado- con la responsable del Instituto Anatómico Forense y se lo señaló al subdirector general operativo, Pedro Díaz-Pintado. Luego la hipótesis quedó descartada. Lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible».
En 'ABC' se resalta la firmeza de Corrales, que «no titubeó en sus respuestas, incluso en las que criticó la actuación del servicio de desactivación de explosivos». 'La Razón' saca su conclusión: «El desconcierto posterior a los atentados volvió a quedar ayer en evidencia en el juicio».
El interrogatorio de etarras fue el otro elemento fuerte del lunes. Jesús Zarzalejos expresaba así lo obvio en ABC: «Era realmente ilusorio esperar de Parot, Badillo y Vidal otra cosa que no fuera secundar el desmentido de ETA a su participación en el 11-M». Y Pablo Ordaz, en El País, aprovechaba para reiterar su habitual escarnio de la AVT: Abogado de víctimas llama señor a etarra, se titulaba su crónica.
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