IBARRETXE OBLIGA A ELEGIR AL PRESIDENTE: O CON ÉL O CON RAJOY

21-06-07



Editorial

IBARRETXE OBLIGA A ELEGIR AL PRESIDENTE: O CON ÉL O CON RAJOY


La intervención que ayer hizo Ibarretxe tras reunirse con Zapatero en La Moncloa demuestra que la intención del presidente del Gobierno de lograr un acuerdo político contra ETA que englobe a todos es una quimera sin aplicación práctica alguna.

El lehendakari no se anduvo con ambages y puso como condiciones de su colaboración política contra ETA que no se aplique la Ley de Partidos, que se detenga una supuesta vulneración de los derechos humanos de los presos de la banda y, en suma, que se anulen todas las iniciativas derivadas del Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo que firmaron PP y PSOE en 2000. Ibarretxe además volvió a exponer su discurso más soberanista y anunció que mantiene su intención de celebrar un referéndum a lo largo de esta legislatura sobre su plan, afirmando que «los derechos históricos son la auténtica Constitución del pueblo vasco».

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Por último, el lehendakari, en abierta contradicción con lo expresado por el presidente del PNV, Josu Jon Imaz, advirtió a Zapatero de que no hay por qué dejar de dialogar buscando «soluciones políticas» por el hecho de que ETA haya roto la tregua. Habrá que esperar al mes de enero para comprobar si en el PNV prevalece la postura más cerril de Ibarretxe o la aparentemente moderada de Imaz. Sin embargo, la coexistencia de dos corrientes en el seno del nacionalismo vasco es ya tan vieja como su propia historia y, puesto que les ha sido tácticamente muy útil, nada permite augurar que una vaya a sucumbir ante la otra.

El Gobierno, que evitó comparecer tras la reunión, quiso de inmediato quitar hierro a las condiciones impuestas por Ibarretxe asegurando que el Ejecutivo vasco había prometido colaborar «sinceramente» en la lucha policial contra ETA. Es evidente que no hay peor sordo que el que no quiere oír, y que Zapatero está dispuesto a obviar las contradicciones para mantener sus buenas intenciones de abrir el acuerdo político contra ETA al mayor número de fuerzas posibles. Sin embargo, tal cosa no puede hacerse a costa de olvidar que el objetivo final no es la unión, sino combatir el terrorismo, y que tal cosa no se logrará a base de declaraciones solemnes que no se concreten en iniciativas. De hecho, el pacto entre PP y PSOE nunca se hizo con un afán de exclusión, sino con el de buscar medidas eficaces para acabar con ETA por medio de la Ley y el Estado de Derecho. Así debería ocurrir de nuevo, participe quien participe.

Aunque el Gobierno no quiera reconocerlo, si para algo han servido sus reuniones con Rajoy e Ibarretxe es para constatar que, más temprano que tarde, tendrá que elegir. Ante el aviso de ETA de que puede atentar en cualquier momento, tiene que optar ya entre quienes le proponen buscar medidas para debilitar y combatir a la banda y quienes, a pesar de decir que la combaten, la fortalecen manteniendo viva su agenda política.

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