Dos subdirectores de la Guardia Civil dicen que desconocían la existencia del confidente
21-07-04
11-M LA INVESTIGACION / LAS COMPARECENCIAS
Dos subdirectores de la Guardia Civil dicen que desconocían la existencia del confidente
11-M LA INVESTIGACION / LAS COMPARECENCIAS
Dos subdirectores de la Guardia Civil dicen que desconocían la existencia del confidente
García Varela y Faustino Pellicer apostaron por la pista islamista el sábado 13 de marzo - Los subdirectores del instituto armado confirman que pensaron en ETA por el Titadine - Varela no se enteró de la colaboración del confidente marroquí hasta el 17 de marzo
MANUEL CERDAN
GARCIA VARELA
FAUSTINO PELLICER
MADRID.- El subdirector general de Operaciones de la Guardia Civil, José Manuel García Varela, manifestó ante la Comisión del 11-M que comenzó a apostar por la pista islamista a partir del sábado 13, a las 14.00 horas, cuando conoció que se iban a practicar detenciones.
(.../...)
García Valera, quien entonces era el jefe de Información y Policía Judicial de la Guardia Civil, dio por válidas las declaraciones de Pedro Díaz-Pintado sobre la información que facilitó a Interior sobre el explosivo Titadine la misma mañana del 11-M. El general dijo que participó en la reunión con el secretario de Estado de Seguridad, Ignacio Astarloa, en la que el subdirector Operativo de la Policía aportó el dato de «Titadine con cordón detonante».
Este dato sirvió para que, como el resto de altos cargos de Interior, le hiciera inclinarse por la autoría de ETA. Los mandos de la Guardia Civil encargaron la investigación sobre la masacre a la UCE1, la unidad especializada en ETA, aunque tras la aparición de la furgoneta en Alcalá de Henares y el hallazgo de los detonadores y una cinta se ordenó con versos coránicos, tras la inspección en Canillas, puso a trabajar a todas las unidades, pero sin precisar una u otra hipótesis.
Según el general, fue sólo a partir de las 14.00 horas del día 13 de marzo cuando la Guardia Civil dispuso de datos que daban más crédito a la pista del terrorismo islamista, aunque no dio por cerrada la investigación sobre la banda terrorista ETA.
García Varela reconoció que no tuvo conocimiento de la célula de Avilés y la existencia del confidente Rafá Zouhier hasta el día 17 de marzo. La respuesta provocó cierta incredulidad entre los diputados, pero el general consideró normal que fuera así.
García Valera descartó que, «en absoluto», ningún guardia civil pudo conocer de antemano la información sobre la venta de explosivos a los terroristas marroquíes: «Una información de esa relevancia no podría perderse en ningún eslabón de la cadena de mando».
El general dijo estar convencido de que la Guardia Civil de Asturias investigó «todo lo habido y por haber» en relación a la información que Zouhier proporcionó a la UCO en enero de 2003 relativa a Suárez Trashorras y Toro y a la venta de explosivos.
El subdirector de Operaciones descartó la conexión de ETA y la célula que atentó el 11-M , aunque afirmó que «desde el punto de vista teórico» los grupos terroristas buscan conexiones para obtener apoyos: «Pero desde el punto de vista práctico, la Guardia Civil no tiene datos que lo haga pensar».
El subdirector de la Guardia Civil rechazó las críticas sobre una supuesta «imprevisión policial» antes del 11-M.
Tras la declaración de García Varela, compareció ante los diputados su antecesor en el cargo, Vicente Faustino Pellicer, quien manifestó que la Guardia Civil se limitó a colaborar con la Policía en las investigaciones sobre el 11-M.
Pellicer coincidió con Varela en que la primera vía de investigación fue ETA e insistió en la pista errónea del Titadine. Eso sí, manifestó que, a partir del día 13, «se incidió en la vía del terrorismo islamista», sin abandonar ninguna línea de investigación.
El compareciente negó que el 11-M estuviera relacionado con la presencia de tropas españolas en Irak, aunque reconoció que esta circunstancia pudo haber aumentado el riesgo, ya que España, antes de la guerra, ya estaba en el punto de mira de los terroristas «como integrante de Occidente».
Como su antecesor en el cargo, Pellicer dijo que desconocía la existencia del confidente de la UCO, Rafá Zouhier, hasta después de la masacre.
En relación con los explosivos que Emilio Suárez Trashorras pretendía vender en 2003, explicó que se hizo una investigación sin resultados.
MANUEL CERDAN
GARCIA VARELA
- Ocupa el cargo de subdirector de Operaciones de la Guardia Civil - General jefe de Información y Policía Judicial en el 11-M - Experto de los Servicios de Información en la lucha antiterrorista
- Confirma a Félix Hernando al frente de la UCO
FAUSTINO PELLICER
- Ocupaba el cargo de subdirector de Operaciones durante el 11-M
- Pasó a la reserva por edad tras el atentado de Madrid
- Fue uno de los altos cargos que avisó del peligro islamista
- Uno de los defensores de la creación de un Centro antiterrorista
MADRID.- El subdirector general de Operaciones de la Guardia Civil, José Manuel García Varela, manifestó ante la Comisión del 11-M que comenzó a apostar por la pista islamista a partir del sábado 13, a las 14.00 horas, cuando conoció que se iban a practicar detenciones.
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García Valera, quien entonces era el jefe de Información y Policía Judicial de la Guardia Civil, dio por válidas las declaraciones de Pedro Díaz-Pintado sobre la información que facilitó a Interior sobre el explosivo Titadine la misma mañana del 11-M. El general dijo que participó en la reunión con el secretario de Estado de Seguridad, Ignacio Astarloa, en la que el subdirector Operativo de la Policía aportó el dato de «Titadine con cordón detonante».
Este dato sirvió para que, como el resto de altos cargos de Interior, le hiciera inclinarse por la autoría de ETA. Los mandos de la Guardia Civil encargaron la investigación sobre la masacre a la UCE1, la unidad especializada en ETA, aunque tras la aparición de la furgoneta en Alcalá de Henares y el hallazgo de los detonadores y una cinta se ordenó con versos coránicos, tras la inspección en Canillas, puso a trabajar a todas las unidades, pero sin precisar una u otra hipótesis.
Según el general, fue sólo a partir de las 14.00 horas del día 13 de marzo cuando la Guardia Civil dispuso de datos que daban más crédito a la pista del terrorismo islamista, aunque no dio por cerrada la investigación sobre la banda terrorista ETA.
García Varela reconoció que no tuvo conocimiento de la célula de Avilés y la existencia del confidente Rafá Zouhier hasta el día 17 de marzo. La respuesta provocó cierta incredulidad entre los diputados, pero el general consideró normal que fuera así.
García Valera descartó que, «en absoluto», ningún guardia civil pudo conocer de antemano la información sobre la venta de explosivos a los terroristas marroquíes: «Una información de esa relevancia no podría perderse en ningún eslabón de la cadena de mando».
El general dijo estar convencido de que la Guardia Civil de Asturias investigó «todo lo habido y por haber» en relación a la información que Zouhier proporcionó a la UCO en enero de 2003 relativa a Suárez Trashorras y Toro y a la venta de explosivos.
El subdirector de Operaciones descartó la conexión de ETA y la célula que atentó el 11-M , aunque afirmó que «desde el punto de vista teórico» los grupos terroristas buscan conexiones para obtener apoyos: «Pero desde el punto de vista práctico, la Guardia Civil no tiene datos que lo haga pensar».
El subdirector de la Guardia Civil rechazó las críticas sobre una supuesta «imprevisión policial» antes del 11-M.
Tras la declaración de García Varela, compareció ante los diputados su antecesor en el cargo, Vicente Faustino Pellicer, quien manifestó que la Guardia Civil se limitó a colaborar con la Policía en las investigaciones sobre el 11-M.
Pellicer coincidió con Varela en que la primera vía de investigación fue ETA e insistió en la pista errónea del Titadine. Eso sí, manifestó que, a partir del día 13, «se incidió en la vía del terrorismo islamista», sin abandonar ninguna línea de investigación.
El compareciente negó que el 11-M estuviera relacionado con la presencia de tropas españolas en Irak, aunque reconoció que esta circunstancia pudo haber aumentado el riesgo, ya que España, antes de la guerra, ya estaba en el punto de mira de los terroristas «como integrante de Occidente».
Como su antecesor en el cargo, Pellicer dijo que desconocía la existencia del confidente de la UCO, Rafá Zouhier, hasta después de la masacre.
En relación con los explosivos que Emilio Suárez Trashorras pretendía vender en 2003, explicó que se hizo una investigación sin resultados.
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