Zougam relata otro intento de captarle como confidente
20-02-07
JUICIO POR UNA MASACRE / Las declaraciones
Zougam relata otro intento de captarle como confidente
Cree que pudo haber sido detenido en venganza por haberse negado a colaborar con la Policía
MANUEL MARRACO
JUICIO POR UNA MASACRE / Las declaraciones
Zougam relata otro intento de captarle como confidente
Cree que pudo haber sido detenido en venganza por haberse negado a colaborar con la Policía
MANUEL MARRACO
MADRID.- «Si hubieras colaborado con nosotros no te estaría pasando esto». Jamal Zougam relató ayer al tribunal del 11-M un segundo intento de las Fuerzas de Seguridad del Estado para captarlo como confidente. Su negativa, explicó, podría ser la causa de que los investigadores le hubieran implicado en los atentados de Madrid.
Según declaró el presunto autor material de la masacre a preguntas de su defensa, la Policía registró su domicilio en 2001 en el marco de una comisión rogatoria internacional enviada por las autoridades judiciales francesas. Cuando días más tarde acudió a la sede central de la Policía en Madrid para recuperar su permiso de residencia, le condujeron hasta un policía que le pidió que colaborase con ellos informándoles acerca de actividades islamistas. Zougam -siempre según su versión- rechazó esta posibilidad. «Le dije que no valía para ese trabajo». Ante la insistencia del agente, el marroquí se ofreció a quedarse con su número de teléfono y avisarle si llegaba a sus oídos algo interesante.
(.../...)
- Me dio el teléfono, pero nunca le llamé. Esta persona, dos o tres días después de mi detención el 13 de marzo, estando en la comisaría, vino a verme:
- ¿Te acuerdas de mí?
- Sí, me acuerdo de usted.
- Pues si hubieras colaborado con nosotros, no te hubiera pasado esto.
Según Zougam, en ese momento no le contestó porque tenía miedo. «Cuando hablaba, me pegaban, y procuraba hablar lo menos posible. Entonces entendí que era una venganza, porque yo no había tenido nada que ver con este atentado o con ningún otro», añadió.
Primera oferta policial
El acusado, de nuevo a instancias de su letrado, José Luis Abascal, también recordó brevemente la primera oferta policial, apenas unos meses antes. Dos agentes acudieron a su negocio, entonces una frutería. Durante un paseo en coche le explicaron que necesitaban a alguien en Lavapiés, porque era zona de inmigrantes. «Si yo les ayudaba a ellos, ellos me ayudarían a mí. En el negocio, a traer a mi familia de Marruecos... lo que yo quisiera dentro de sus posibilidades», declaró Zougam.
Al final del interrogatorio, el presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, pidió aclaraciones al marroquí. En concreto, sobre por qué no había hecho referencia a estos intentos de captación de las Fuerzas de Seguridad en ninguna de sus dos declaraciones ante el juez Juan del Olmo. Zougam criticó entonces la labor de los abogados que ha tenido anteriormente e insistió en que estaba asustado.
«Tenía miedo de que pudiera haber represalias si hablaba de esto. Yo pensaba que podía salir [en libertad], porque no tenía nada en este atentado... Pensaba que no habría un juicio, ya que no tengo nada», dijo. «Pensé que me soltarían y que todo se olvidaría, pero ya que he llegado a juicio tendré que explicar todo lo que ha pasado para que se sepa. Me han sentado en un juicio por un atentado con el que no tengo nada que ver. Pudiera ser que haya sido por venganza o por otra cosa, no lo sé. Todavía no sé por qué estoy en este juicio», añadió.
En otro momento de su declaración, Zougam -para el que la Fiscalía pide casi 40.000 años de prisión- insistió en que no había estado nunca en ninguna de las tres bases empleadas por la célula: Leganés, Morata de Tajuña y Albolote (Granada). También negó cualquier relación con un extenso listado de organizaciones terroristas enumeradas por su defensa: desde Al Qaeda hasta el Grapo, pasando por ETA y Ansar al Islam, en cuyo nombre se reivindicaron los atentados. Igualmente, rechazó que siga una interpretación salafista del islam.
«Condeno este atentado rotundamente»
MADRID.- La defensa del marroquí insistió en que Jamal Zougam había permanecido en su domicilio en el barrio madrileño de Lavapiés hasta su detención, pese a que desde el día anterior ya sabía por los medios de comunicación que la Policía, tras desactivar la mochila de Vallecas, contaba con una tarjeta telefónica.
Fue precisamente el rastro de esta tarjeta el que llevó a las Fuerzas de Seguridad del Estado hasta el locutorio en el que trabajaba.
Zougam intentó ayer comenzar con una «declaración previa» que no fue admitida por el tribunal, por lo que el marroquí optó por incluirla en una de sus respuestas. Como hiciera el propio presidente del tribunal en la segunda jornada del juicio, se trataba de una disculpa.
Zougam afirmó que no había querido ofender a nadie el viernes pasado cuando sonrió a la pregunta de la fiscal Olga Sánchez sobre si había estado en la localidad madrileña de Chinchón, otro de los refugios de la célula islamista.
Las últimas palabras del acusado, que al igual que el viernes mantuvo una apariencia serena, fueron para volver a condenar la masacre. «Condeno este atentado rotundamente. No estoy de acuerdo ni con este atentado ni con ningún otro atentado que acabe con las vidas de inocentes por motivos religiosos, políticos o por cualquier otro», añadió.
Según declaró el presunto autor material de la masacre a preguntas de su defensa, la Policía registró su domicilio en 2001 en el marco de una comisión rogatoria internacional enviada por las autoridades judiciales francesas. Cuando días más tarde acudió a la sede central de la Policía en Madrid para recuperar su permiso de residencia, le condujeron hasta un policía que le pidió que colaborase con ellos informándoles acerca de actividades islamistas. Zougam -siempre según su versión- rechazó esta posibilidad. «Le dije que no valía para ese trabajo». Ante la insistencia del agente, el marroquí se ofreció a quedarse con su número de teléfono y avisarle si llegaba a sus oídos algo interesante.
(.../...)
- Me dio el teléfono, pero nunca le llamé. Esta persona, dos o tres días después de mi detención el 13 de marzo, estando en la comisaría, vino a verme:
- ¿Te acuerdas de mí?
- Sí, me acuerdo de usted.
- Pues si hubieras colaborado con nosotros, no te hubiera pasado esto.
Según Zougam, en ese momento no le contestó porque tenía miedo. «Cuando hablaba, me pegaban, y procuraba hablar lo menos posible. Entonces entendí que era una venganza, porque yo no había tenido nada que ver con este atentado o con ningún otro», añadió.
Primera oferta policial
El acusado, de nuevo a instancias de su letrado, José Luis Abascal, también recordó brevemente la primera oferta policial, apenas unos meses antes. Dos agentes acudieron a su negocio, entonces una frutería. Durante un paseo en coche le explicaron que necesitaban a alguien en Lavapiés, porque era zona de inmigrantes. «Si yo les ayudaba a ellos, ellos me ayudarían a mí. En el negocio, a traer a mi familia de Marruecos... lo que yo quisiera dentro de sus posibilidades», declaró Zougam.
Al final del interrogatorio, el presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, pidió aclaraciones al marroquí. En concreto, sobre por qué no había hecho referencia a estos intentos de captación de las Fuerzas de Seguridad en ninguna de sus dos declaraciones ante el juez Juan del Olmo. Zougam criticó entonces la labor de los abogados que ha tenido anteriormente e insistió en que estaba asustado.
«Tenía miedo de que pudiera haber represalias si hablaba de esto. Yo pensaba que podía salir [en libertad], porque no tenía nada en este atentado... Pensaba que no habría un juicio, ya que no tengo nada», dijo. «Pensé que me soltarían y que todo se olvidaría, pero ya que he llegado a juicio tendré que explicar todo lo que ha pasado para que se sepa. Me han sentado en un juicio por un atentado con el que no tengo nada que ver. Pudiera ser que haya sido por venganza o por otra cosa, no lo sé. Todavía no sé por qué estoy en este juicio», añadió.
En otro momento de su declaración, Zougam -para el que la Fiscalía pide casi 40.000 años de prisión- insistió en que no había estado nunca en ninguna de las tres bases empleadas por la célula: Leganés, Morata de Tajuña y Albolote (Granada). También negó cualquier relación con un extenso listado de organizaciones terroristas enumeradas por su defensa: desde Al Qaeda hasta el Grapo, pasando por ETA y Ansar al Islam, en cuyo nombre se reivindicaron los atentados. Igualmente, rechazó que siga una interpretación salafista del islam.
«Condeno este atentado rotundamente»
MADRID.- La defensa del marroquí insistió en que Jamal Zougam había permanecido en su domicilio en el barrio madrileño de Lavapiés hasta su detención, pese a que desde el día anterior ya sabía por los medios de comunicación que la Policía, tras desactivar la mochila de Vallecas, contaba con una tarjeta telefónica.
Fue precisamente el rastro de esta tarjeta el que llevó a las Fuerzas de Seguridad del Estado hasta el locutorio en el que trabajaba.
Zougam intentó ayer comenzar con una «declaración previa» que no fue admitida por el tribunal, por lo que el marroquí optó por incluirla en una de sus respuestas. Como hiciera el propio presidente del tribunal en la segunda jornada del juicio, se trataba de una disculpa.
Zougam afirmó que no había querido ofender a nadie el viernes pasado cuando sonrió a la pregunta de la fiscal Olga Sánchez sobre si había estado en la localidad madrileña de Chinchón, otro de los refugios de la célula islamista.
Las últimas palabras del acusado, que al igual que el viernes mantuvo una apariencia serena, fueron para volver a condenar la masacre. «Condeno este atentado rotundamente. No estoy de acuerdo ni con este atentado ni con ningún otro atentado que acabe con las vidas de inocentes por motivos religiosos, políticos o por cualquier otro», añadió.
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