Un testigo dice que reveló lazos de 'El Chino' y ETA y la Policía lo omitió
10-04-07
JUICIO POR UNA MASACRE / Las declaraciones
Un testigo dice que reveló lazos de 'El Chino' y ETA y la Policía lo omitió
Ratificó ayer que declaró ante la UCI que Ahmidan le comentó que un preso etarra le había enseñado a hacer bombas caseras y que un familiar de 'El Chino' le dijo que ETA está detrás del 11-M Nada de esto fue recogido por la Policía
JOAQUIN MANSO
JUICIO POR UNA MASACRE / Las declaraciones
Un testigo dice que reveló lazos de 'El Chino' y ETA y la Policía lo omitió
Ratificó ayer que declaró ante la UCI que Ahmidan le comentó que un preso etarra le había enseñado a hacer bombas caseras y que un familiar de 'El Chino' le dijo que ETA está detrás del 11-M Nada de esto fue recogido por la Policía
JOAQUIN MANSO
MADRID.- El testigo protegido T-74 se ratificó ayer en lo que ya declaró en su día a EL MUNDO: que el propio Jamal Ahmidan, El Chino, le relató cómo en 1994 «un señor mayor de ETA» le había enseñado en la cárcel cómo fabricar una bomba casera con una bombilla. También confirmó que un familiar del islamista le había manifestado, días después del 11-M, su impresión de que «lo del atentado, lo más seguro es que esté relacionado con ETA».
Durante su declaración en el juicio del 11-M reveló, además, que esas informaciones ya se las había proporcionado a la Unidad Central de Información (UCI). Uno de los abogados de la acusación particular hizo hincapié en que, sin embargo, en su declaración ante la Policía que consta en el sumario no se refleja ninguna mención a ETA. «Una cosa es lo que yo he dicho y otra cosa es lo que ellos han puesto», replicó el testigo.
(.../...)
Varios letrados y la propia fiscal, Olga Sánchez, se mostraron especialmente interesados en preguntar al testigo cómo había conseguido este diario obtener su declaración policial, y en saber qué periodistas se habían puesto en contacto con él para hacerle una entrevista.
Efectivamente, EL MUNDO publicó el 19 de diciembre de 2005 una entrevista con Omar (el testigo protegido T-74). En la misma, confiesa que fue el hombre de confianza de El Chino en sus negocios de tráfico de estupefacientes en los años 90. Su relación se interrumpió en 1999. Ayer dijo que, desde que Jamal volvió de su estancia en la cárcel de Marruecos, sólo lo volvió a ver «una vez, y de lejos», en el verano de 2003.
En aquella ocasión, Omar ya contó a este periódico que Jamal le dijo que «un etarra mayor le enseñó a hacer una bomba inyectando gasolina en una bombilla» y que eso no consta en su declaración judicial porque sólo declaró al juez instructor lo que le habían preguntado». «La Policía sí me ha preguntado por dónde, cómo y con quién se movía El Chino en el Norte y he respondido lo que sabía», añadió.
Omar volvió a insistir ayer, a preguntas de la fiscal Olga Sánchez, que «fue Jamal» el que le dijo que, en la cárcel, «estaba con un señor de ETA» al que no identificó. Según su testimonio, este preso le enseñó que «si a una bombilla le metes productos químicos, la metes en su sitio y le das a un interruptor, se incendia, o lo que sea...». También confirmó que El Chino tenía una vivienda en la localidad cántabra de Laredo.
Cuando la representante del Ministerio Público le preguntó por qué había recordado esa anécdota ya después de haber declarado en el juzgado, Omar replicó: «¿Después? Si eso se lo he dicho yo a la Policía...». La fiscal se revolvió, incrédula: «¿Se lo dijo usted a la Policía?». «Sí, señoría. A la UCI, tanto lo de ETA como lo de la bombilla», respondió el testigo.
Con «lo de ETA», Omar se refería a que, pocos días después del 11-M, bien el primo de El Chino Hicham, o bien su hermano Rachid, le habían comentado en una conversación en un centro comercial que «lo del atentado, lo más seguro es que esté relacionado con ETA». El testigo no podía recordar quién de los dos familiares había hecho la aseveración pero, presionado por la fiscal, pareció inclinarse por el hermano del islamista.
Olga Sánchez no quiso insistir sobre el conocimiento que podía tener la Policía de las revelaciones de Omar. Sí lo hizo uno de los letrados de la acusación particular, Manuel Murillo, quien destacó que, en su declaración ante la Policía, no consta que el testigo hablase de ETA. «No, yo sí hablé de ETA», se defendió Omar. El abogado perseveró: «Pero aquí no se refleja...». El testigo siguió en la misma línea y concluyó: «Una cosa es lo que yo he dicho, y otra la que ellos han puesto».
El propio Murillo terminó su interrogatorio cuestionando a Omar si «cuando se entrevista con el diario EL MUNDO, ¿son ellos los que le preguntan por las relaciones entre Jamal y ETA?». El testigo contestó: «Sí, varias veces».
Sobre lo publicado por este periódico, fue la fiscal la primera en interesarse. Omar explicó que algunos periodistas de EL MUNDO habían acudido a su casa varias veces, exhibiendo su declaración ante la Policía y que, ante su obstinación, había accedido a concederles una entrevista. Olga Sánchez, tras pensárselo, hizo su última pregunta: «¿Cobró usted por hacer esas declaraciones a EL MUNDO?». «No, señoría», la tranquilizó el testigo.
El más incisivo, no obstante, fue uno de los abogados de Pilar Manjón, Antonio García Martín: «¿Le presionaron para que hiciera esas declaraciones?». «Sí, varias veces», dijo Omar. Y continuó: «Hasta me dijeron, 'nosotros no queremos hacer nada, sólo saber la verdad'». García Martín pidió al testigo que identificase si esos periodistas que habían acudido a su vivienda eran el vicedirector de EL MUNDO Casimiro García-Abadillo y el subdirector Antonio Rubio. Respuesta afirmativa. Pese a ser reconvenido por el presidente del tribunal sobre la inexistente relación de esas cuestiones con el objeto del proceso, el letrado no cejó en su empeño hasta conseguir del testigo un buen titular: «La mitad de las cosas que salen en el periódico, yo no las he dicho». Gómez Bermúdez impidió que se conociese cuál era la mitad falsa, y cuál la verdadera.
Omar corroboró, además, que no tenía ninguna duda de que la persona que habla en el vídeo reivindicativo de la masacre es El Chino. Aseguró que le delata «la dentadura postiza, que le dificulta hablar». También señaló al suicida Rachid Oulad Akcha como uno de sus acompañantes.
Durante su declaración en el juicio del 11-M reveló, además, que esas informaciones ya se las había proporcionado a la Unidad Central de Información (UCI). Uno de los abogados de la acusación particular hizo hincapié en que, sin embargo, en su declaración ante la Policía que consta en el sumario no se refleja ninguna mención a ETA. «Una cosa es lo que yo he dicho y otra cosa es lo que ellos han puesto», replicó el testigo.
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Varios letrados y la propia fiscal, Olga Sánchez, se mostraron especialmente interesados en preguntar al testigo cómo había conseguido este diario obtener su declaración policial, y en saber qué periodistas se habían puesto en contacto con él para hacerle una entrevista.
Efectivamente, EL MUNDO publicó el 19 de diciembre de 2005 una entrevista con Omar (el testigo protegido T-74). En la misma, confiesa que fue el hombre de confianza de El Chino en sus negocios de tráfico de estupefacientes en los años 90. Su relación se interrumpió en 1999. Ayer dijo que, desde que Jamal volvió de su estancia en la cárcel de Marruecos, sólo lo volvió a ver «una vez, y de lejos», en el verano de 2003.
En aquella ocasión, Omar ya contó a este periódico que Jamal le dijo que «un etarra mayor le enseñó a hacer una bomba inyectando gasolina en una bombilla» y que eso no consta en su declaración judicial porque sólo declaró al juez instructor lo que le habían preguntado». «La Policía sí me ha preguntado por dónde, cómo y con quién se movía El Chino en el Norte y he respondido lo que sabía», añadió.
Omar volvió a insistir ayer, a preguntas de la fiscal Olga Sánchez, que «fue Jamal» el que le dijo que, en la cárcel, «estaba con un señor de ETA» al que no identificó. Según su testimonio, este preso le enseñó que «si a una bombilla le metes productos químicos, la metes en su sitio y le das a un interruptor, se incendia, o lo que sea...». También confirmó que El Chino tenía una vivienda en la localidad cántabra de Laredo.
Cuando la representante del Ministerio Público le preguntó por qué había recordado esa anécdota ya después de haber declarado en el juzgado, Omar replicó: «¿Después? Si eso se lo he dicho yo a la Policía...». La fiscal se revolvió, incrédula: «¿Se lo dijo usted a la Policía?». «Sí, señoría. A la UCI, tanto lo de ETA como lo de la bombilla», respondió el testigo.
Con «lo de ETA», Omar se refería a que, pocos días después del 11-M, bien el primo de El Chino Hicham, o bien su hermano Rachid, le habían comentado en una conversación en un centro comercial que «lo del atentado, lo más seguro es que esté relacionado con ETA». El testigo no podía recordar quién de los dos familiares había hecho la aseveración pero, presionado por la fiscal, pareció inclinarse por el hermano del islamista.
Olga Sánchez no quiso insistir sobre el conocimiento que podía tener la Policía de las revelaciones de Omar. Sí lo hizo uno de los letrados de la acusación particular, Manuel Murillo, quien destacó que, en su declaración ante la Policía, no consta que el testigo hablase de ETA. «No, yo sí hablé de ETA», se defendió Omar. El abogado perseveró: «Pero aquí no se refleja...». El testigo siguió en la misma línea y concluyó: «Una cosa es lo que yo he dicho, y otra la que ellos han puesto».
El propio Murillo terminó su interrogatorio cuestionando a Omar si «cuando se entrevista con el diario EL MUNDO, ¿son ellos los que le preguntan por las relaciones entre Jamal y ETA?». El testigo contestó: «Sí, varias veces».
Sobre lo publicado por este periódico, fue la fiscal la primera en interesarse. Omar explicó que algunos periodistas de EL MUNDO habían acudido a su casa varias veces, exhibiendo su declaración ante la Policía y que, ante su obstinación, había accedido a concederles una entrevista. Olga Sánchez, tras pensárselo, hizo su última pregunta: «¿Cobró usted por hacer esas declaraciones a EL MUNDO?». «No, señoría», la tranquilizó el testigo.
El más incisivo, no obstante, fue uno de los abogados de Pilar Manjón, Antonio García Martín: «¿Le presionaron para que hiciera esas declaraciones?». «Sí, varias veces», dijo Omar. Y continuó: «Hasta me dijeron, 'nosotros no queremos hacer nada, sólo saber la verdad'». García Martín pidió al testigo que identificase si esos periodistas que habían acudido a su vivienda eran el vicedirector de EL MUNDO Casimiro García-Abadillo y el subdirector Antonio Rubio. Respuesta afirmativa. Pese a ser reconvenido por el presidente del tribunal sobre la inexistente relación de esas cuestiones con el objeto del proceso, el letrado no cejó en su empeño hasta conseguir del testigo un buen titular: «La mitad de las cosas que salen en el periódico, yo no las he dicho». Gómez Bermúdez impidió que se conociese cuál era la mitad falsa, y cuál la verdadera.
Omar corroboró, además, que no tenía ninguna duda de que la persona que habla en el vídeo reivindicativo de la masacre es El Chino. Aseguró que le delata «la dentadura postiza, que le dificulta hablar». También señaló al suicida Rachid Oulad Akcha como uno de sus acompañantes.
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