El Gobierno teme que ETA entre en un periodo continuado de atentados
11-06-2007
VUELTA A LAS ARMAS / La estrategia de la banda
El Gobierno teme que ETA entre en un periodo continuado de atentados
En sus análisis dice desconocer la gravedad que pueden tener estos actos La banda podría no matar pensando en retomar el diálogo tras los comicios
ANGELES ESCRIVA
MADRID.- El Gobierno ha venido trabajando en los últimos días con la hipótesis más probable de que ETA tenga la intención de ejecutar su amenaza de fin de la tregua mediante un periodo continuado de atentados. Ésa es la tesis que se impuso con mayor fuerza en la reunión de análisis que altos cargos de Interior mantuvieron horas después del anuncio realizado el pasado lunes. Lo que no se atrevía a precisar aún el Ejecutivo, con los datos de los que disponía en esos momentos, es qué características tendrán los actos violentos que perpetre la banda, si optará por atentados sin víctimas mortales o por otro tipo de acciones.
Interior, obviamente, ha puesto en marcha todos los efectivos y la información de la que dispone para abortar estos planes. Ejemplo de ello fue la operación conjunta que realizaron, horas más tarde del fin de la tregua, las policías española y francesa y que se saldó con la detención en Bagneres de Bigorres (Francia) de los presuntos etarras Aitor Lorente, Alaitz Aretio e Igor Igartua. Y así lo fue también la operación contra el comando Donosti que se produjo hace un par de meses. (.../...)
En el primer caso, los agentes llevaban varias semanas siguiendo a este comando preparado para atentar, pero que, según todos los indicios, aún no había recibido órdenes para hacerlo. Sin embargo, renunciaron a obtener mayor información ante la posibilidad de que, con el fin de la tregua, precipitasen sus decisiones y se dispusiesen a actuar.
La violencia callejera fue uno de los elementos que estuvieron en la mesa de análisis. Los reunidos constataron que la intensidad de la kale borroka se había visto reducida a los parámetros mínimos, a pesar de hechos puntuales, como el anuncio del ingreso en prisión del terrorista José Ignacio de Juana Chaos. Una de las lecturas que los expertos suelen hacer de esta circunstancia, y es la que se realizó en aquel encuentro, es que esta circunstancia no es necesariamente positiva, dado que la kale borroka puede ser en algunos periodos sustitutiva de los atentados. Aunque no siempre ha sido así.
Tras la tregua de 1998, transcurrió mes y medio entre que ETA anunció que volvería a matar y el momento en el que ejecutó su amenaza. Pero, en realidad, quería dejar claras sus intenciones mucho antes y de un modo bastante contundente. Las Fuerzas de Seguridad, de hecho, interceptaron dos furgonetas bomba procedentes de Francia cargadas con 700 kilos de explosivos que pretendían hacer estallar en Madrid el 22 de diciembre. La detección impidió una enorme tragedia.
Las circunstancias son distintas ahora. Por eso, políticos y expertos antiterroristas hacen cábalas sobre la estrategia que seguirá la banda en la planificación de sus atentados. Los más optimistas señalan que, tras el atentado de la T-4, sus bases mostraron un gran desconcierto. A pesar de la gran campaña de mentalización que los dirigentes abertzales han realizado para convencer a sus militantes de que el responsable de todo es el Gobierno porque no apostó sinceramente por la negociación, un atentado con víctimas mortales podría ser contraproducente.
Además, una acción cruenta cerraría por varios años la posibilidad -remota- de que la negociación se reanude en unos meses, una vez hayan pasado las elecciones generales. Pero, a partir de ahí, todas las variables son posibles, dada la lógica distinta que aplica ETA, que ha llegado a decir que el último atentado estaba destinado a impulsar un proceso de negociación en crisis.
VUELTA A LAS ARMAS / La estrategia de la banda
El Gobierno teme que ETA entre en un periodo continuado de atentados
En sus análisis dice desconocer la gravedad que pueden tener estos actos La banda podría no matar pensando en retomar el diálogo tras los comicios
ANGELES ESCRIVA
MADRID.- El Gobierno ha venido trabajando en los últimos días con la hipótesis más probable de que ETA tenga la intención de ejecutar su amenaza de fin de la tregua mediante un periodo continuado de atentados. Ésa es la tesis que se impuso con mayor fuerza en la reunión de análisis que altos cargos de Interior mantuvieron horas después del anuncio realizado el pasado lunes. Lo que no se atrevía a precisar aún el Ejecutivo, con los datos de los que disponía en esos momentos, es qué características tendrán los actos violentos que perpetre la banda, si optará por atentados sin víctimas mortales o por otro tipo de acciones.
Interior, obviamente, ha puesto en marcha todos los efectivos y la información de la que dispone para abortar estos planes. Ejemplo de ello fue la operación conjunta que realizaron, horas más tarde del fin de la tregua, las policías española y francesa y que se saldó con la detención en Bagneres de Bigorres (Francia) de los presuntos etarras Aitor Lorente, Alaitz Aretio e Igor Igartua. Y así lo fue también la operación contra el comando Donosti que se produjo hace un par de meses. (.../...)
En el primer caso, los agentes llevaban varias semanas siguiendo a este comando preparado para atentar, pero que, según todos los indicios, aún no había recibido órdenes para hacerlo. Sin embargo, renunciaron a obtener mayor información ante la posibilidad de que, con el fin de la tregua, precipitasen sus decisiones y se dispusiesen a actuar.
La violencia callejera fue uno de los elementos que estuvieron en la mesa de análisis. Los reunidos constataron que la intensidad de la kale borroka se había visto reducida a los parámetros mínimos, a pesar de hechos puntuales, como el anuncio del ingreso en prisión del terrorista José Ignacio de Juana Chaos. Una de las lecturas que los expertos suelen hacer de esta circunstancia, y es la que se realizó en aquel encuentro, es que esta circunstancia no es necesariamente positiva, dado que la kale borroka puede ser en algunos periodos sustitutiva de los atentados. Aunque no siempre ha sido así.
Tras la tregua de 1998, transcurrió mes y medio entre que ETA anunció que volvería a matar y el momento en el que ejecutó su amenaza. Pero, en realidad, quería dejar claras sus intenciones mucho antes y de un modo bastante contundente. Las Fuerzas de Seguridad, de hecho, interceptaron dos furgonetas bomba procedentes de Francia cargadas con 700 kilos de explosivos que pretendían hacer estallar en Madrid el 22 de diciembre. La detección impidió una enorme tragedia.
Las circunstancias son distintas ahora. Por eso, políticos y expertos antiterroristas hacen cábalas sobre la estrategia que seguirá la banda en la planificación de sus atentados. Los más optimistas señalan que, tras el atentado de la T-4, sus bases mostraron un gran desconcierto. A pesar de la gran campaña de mentalización que los dirigentes abertzales han realizado para convencer a sus militantes de que el responsable de todo es el Gobierno porque no apostó sinceramente por la negociación, un atentado con víctimas mortales podría ser contraproducente.
Además, una acción cruenta cerraría por varios años la posibilidad -remota- de que la negociación se reanude en unos meses, una vez hayan pasado las elecciones generales. Pero, a partir de ahí, todas las variables son posibles, dada la lógica distinta que aplica ETA, que ha llegado a decir que el último atentado estaba destinado a impulsar un proceso de negociación en crisis.
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