Queman un autobús en Baracaldo y atacan la Diputación de Vitoria
11-06-2007
VUELTA A LAS ARMAS / Terrorismo callejero
Queman un autobús en Baracaldo y atacan la Diputación de Vitoria
La 'kale borroka' reaparece en las calles del País Vasco tras el final de la tregua y el encarcelamiento de Otegi y causa importantes daños materiales
ELENA P. IRIARTE
VITORIA.- La reacción de los violentos al encarcelamiento de Arnaldo Otegi y la vuelta a prisión del etarra José Ignacio de Juana Chaos se ha hecho esperar, pero finalmente se ha producido. La vuelta de la kale borroka tuvo ayer como escenarios la localidad vizcaína de Baracaldo y Vitoria. En la primera, un grupo de radicales prendió fuego a un autobús tras obligar al conductor a abandonarlo y en la capital alavesa una veintena de jóvenes lanzó botes de pintura roja y amarilla contra el palacio de la Diputación.
Pasadas las 7.00 horas de la mañana, tres encapuchados detuvieron un autobús en la calle de La Paz de Baracaldo y, tras acceder al mismo, obligaron al conductor a abandonarlo. Acto seguido rociaron al vehículo con líquido inflamable y le prendieron fuego. Las llamas calcinaron la mitad delantera del autobús y afectaron a una docena de coches que estaban aparcados en las inmediaciones del suceso. El vehículo, que cubría la línea Cruces-Funicular, comenzaba en ese momento el servicio, por lo que no llevaba pasajeros. (.../...)
Según avanzó ayer el diputado general de Vizcaya, José Luis Bilbao, los daños materiales causados supondrán una pérdida económica de 300.000 euros.
El suceso no fue el único protagonizado por radicales abertzales. Horas antes, hacia la medianoche del sábado, una veintena de encapuchados irrumpía en la plaza de la Provincia en Vitoria, donde se ubica el palacio de la Diputación foral, y lanzaba numerosas botellas de pintura roja y amarilla contra la fachada.
El grupo de violentos, procedente del Casco Viejo, realizó la acción con gran rapidez. Tras arrojar las botellas abandonaron de inmediato el lugar, por lo que no se produjeron detenciones.
Tampoco en esta ocasión hubo que lamentar daños personales y las pérdidas materiales se limitaron a las ocasionadas por la pintura. El blindaje de las ventanas impidió que se rompieran los cristales.
Los ataques motivaron una cadena de reacciones por parte de instituciones y partidos. Así, el delegado del Gobierno en el País Vasco, Paulino Luesma, advirtió a sus autores, a los que calificó de «terroristas», de que el Ejecutivo «seguirá trabajando contra ellos de manera implacable». Tras condenar ambos sucesos, aseguró que el Estado hará frente a este tipo de acciones «con todos los instrumentos que la democracia ofrece», es decir, con «la labor eficaz de las Fuerzas de Seguridad y con la acción de la Justicia».
Luesma concluyó asegurando que «el único fin que espera a los violentos es rendir cuentas ante los jueces».
Por su parte, el portavoz de los socialistas vascos, Rodolfo Ares, tachó de «descerebrados y fanáticos» a los autores de los sabotajes y aprovechó para pedir a los cargos electos de Acción Nacionalista Vasca (ANV) que digan «con toda claridad que no comparten este tipo de actos violentos». En caso contrario, advirtió, se demostrará que «una vez más están amparando y justificando la violencia».
En un comunicado, la ejecutiva del Partido Popular condenó rotundamente los sucesos y pidió que «todo el peso de la ley caiga» sobre sus autores, y también sobre quienes «les amparan y defienden».
Las palabras de rechazo llegaron también desde los partidos nacionalistas. Por parte del PNV, fue el diputado general de Vizcaya quien censuró los ataques y lamentó que «mientras la mayoría quiere construir una sociedad en la que todos disfrutemos de derechos básicos, aquí hay unos que se dedican a todo lo contrario, a la destrucción nacional».
A su vez, la presidenta de Eusko Alkartasuna, Begoña Errazti, censuró unos ataques que, según afirmó, «contaminan la convivencia diaria». En su opinión, la violencia callejera es «absolutamente inaceptable» e impide «hacer política». «Es un error, quienes más están haciendo contra la independencia de Euskadi son ellos», afirmó, en referencia a los miembros de la izquierda abertzale y al final de la tregua.
Por último, EB instó a ANV a condenar los sabotajes y explicar si apuesta por vías exclusivamente pacíficas.
VUELTA A LAS ARMAS / Terrorismo callejero
Queman un autobús en Baracaldo y atacan la Diputación de Vitoria
La 'kale borroka' reaparece en las calles del País Vasco tras el final de la tregua y el encarcelamiento de Otegi y causa importantes daños materiales
ELENA P. IRIARTE
VITORIA.- La reacción de los violentos al encarcelamiento de Arnaldo Otegi y la vuelta a prisión del etarra José Ignacio de Juana Chaos se ha hecho esperar, pero finalmente se ha producido. La vuelta de la kale borroka tuvo ayer como escenarios la localidad vizcaína de Baracaldo y Vitoria. En la primera, un grupo de radicales prendió fuego a un autobús tras obligar al conductor a abandonarlo y en la capital alavesa una veintena de jóvenes lanzó botes de pintura roja y amarilla contra el palacio de la Diputación.
Pasadas las 7.00 horas de la mañana, tres encapuchados detuvieron un autobús en la calle de La Paz de Baracaldo y, tras acceder al mismo, obligaron al conductor a abandonarlo. Acto seguido rociaron al vehículo con líquido inflamable y le prendieron fuego. Las llamas calcinaron la mitad delantera del autobús y afectaron a una docena de coches que estaban aparcados en las inmediaciones del suceso. El vehículo, que cubría la línea Cruces-Funicular, comenzaba en ese momento el servicio, por lo que no llevaba pasajeros. (.../...)
Según avanzó ayer el diputado general de Vizcaya, José Luis Bilbao, los daños materiales causados supondrán una pérdida económica de 300.000 euros.
El suceso no fue el único protagonizado por radicales abertzales. Horas antes, hacia la medianoche del sábado, una veintena de encapuchados irrumpía en la plaza de la Provincia en Vitoria, donde se ubica el palacio de la Diputación foral, y lanzaba numerosas botellas de pintura roja y amarilla contra la fachada.
El grupo de violentos, procedente del Casco Viejo, realizó la acción con gran rapidez. Tras arrojar las botellas abandonaron de inmediato el lugar, por lo que no se produjeron detenciones.
Tampoco en esta ocasión hubo que lamentar daños personales y las pérdidas materiales se limitaron a las ocasionadas por la pintura. El blindaje de las ventanas impidió que se rompieran los cristales.
Los ataques motivaron una cadena de reacciones por parte de instituciones y partidos. Así, el delegado del Gobierno en el País Vasco, Paulino Luesma, advirtió a sus autores, a los que calificó de «terroristas», de que el Ejecutivo «seguirá trabajando contra ellos de manera implacable». Tras condenar ambos sucesos, aseguró que el Estado hará frente a este tipo de acciones «con todos los instrumentos que la democracia ofrece», es decir, con «la labor eficaz de las Fuerzas de Seguridad y con la acción de la Justicia».
Luesma concluyó asegurando que «el único fin que espera a los violentos es rendir cuentas ante los jueces».
Por su parte, el portavoz de los socialistas vascos, Rodolfo Ares, tachó de «descerebrados y fanáticos» a los autores de los sabotajes y aprovechó para pedir a los cargos electos de Acción Nacionalista Vasca (ANV) que digan «con toda claridad que no comparten este tipo de actos violentos». En caso contrario, advirtió, se demostrará que «una vez más están amparando y justificando la violencia».
En un comunicado, la ejecutiva del Partido Popular condenó rotundamente los sucesos y pidió que «todo el peso de la ley caiga» sobre sus autores, y también sobre quienes «les amparan y defienden».
Las palabras de rechazo llegaron también desde los partidos nacionalistas. Por parte del PNV, fue el diputado general de Vizcaya quien censuró los ataques y lamentó que «mientras la mayoría quiere construir una sociedad en la que todos disfrutemos de derechos básicos, aquí hay unos que se dedican a todo lo contrario, a la destrucción nacional».
A su vez, la presidenta de Eusko Alkartasuna, Begoña Errazti, censuró unos ataques que, según afirmó, «contaminan la convivencia diaria». En su opinión, la violencia callejera es «absolutamente inaceptable» e impide «hacer política». «Es un error, quienes más están haciendo contra la independencia de Euskadi son ellos», afirmó, en referencia a los miembros de la izquierda abertzale y al final de la tregua.
Por último, EB instó a ANV a condenar los sabotajes y explicar si apuesta por vías exclusivamente pacíficas.
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