Los traductores desmontan la tesis de que 'El Egipcio' concibió el 11-M
31-05-07
JUICIO POR UNA MASACRE / La autoría intelectual, en entredicho / Día 44
Los traductores desmontan la tesis de que 'El Egipcio' concibió el 11-M
JUICIO POR UNA MASACRE / La autoría intelectual, en entredicho / Día 44
Los traductores desmontan la tesis de que 'El Egipcio' concibió el 11-M
Frases clave que le atribuyó la policía italiana asumiendo la autoría intelectual de la masacre no figuran en las grabaciones, según los peritos del tribunal
MANUEL MARRACO
MADRID.- A las 21.45 horas del 26 de mayo de 2004, El Egipcio le dijo a su amigo Yahia que estaba «al tanto» de que la célula terrorista preparaba un atentado. Pero no se atribuyó la concepción de la masacre. En concreto, Rabei Osman Sayed nunca pronunció la frase más comprometida que la Fiscalía esgrime para acusarlo como uno de los inductores de la masacre: «El hilo de la operación de Madrid fue mío».
(.../...)
Así se desprende de la declaración prestada ayer por dos expertos designados por el tribunal para revisar las traducciones de la Policía italiana, que intervino sus conversaciones y puso micrófonos en su domicilio.
Los intérpretes dijeron con palabras educadas que sus colegas italianos habían hecho un pésimo trabajo y se habían inventado varios pasajes.
El próximo lunes se conocerá si la fiscal mantiene sus calificaciones, pero las pruebas contra los seis acusados de ser autores de la matanza (tres intelectuales, tres materiales) se han demostrado poco consistentes. Ayer se supo que 'El Egipcio' nunca se atribuyó la preparación del 11-M: sólo dijo que conocía a sus responsables.
Los peritos, que durante el juicio han ido traduciendo a los propios procesados, explicaron que a sus homólogos italianos les faltaron tanto conocimientos de idioma como de cultura musulmana. Hablaron de «errores graves», «poca responsabilidad» y de «ajustar la traducción a un contexto que no existía».
La nueva traducción sigue siendo claramente incriminatoria: evidencia su amistad con los autores de la masacre y refleja un perfil islamista que sostiene la Fiscalía. Pero el tribunal sólo puede condenar a El Egipcio si le relaciona con el atentado concreto del 11-M, puesto que ya ha sido condenado en Italia por su pertenencia a una organización terrorista, y no puede serlo otra vez en España. Cuando concluya el juicio, la Policía le devolverá a Italia para que siga cumpliendo los 10 años de prisión que le impusieron.
Los puntos más comprometidos de la traducción italiana, cuestionada por el letrado Endika Zulueta, ponían en boca de El Egipcio lo siguiente: «El hilo de la operación de Madrid fue mío, ¿entiendes?... Los trenes... todos fueron mi grupo. En realidad yo no estuve con ellos el día de la operación, pero el día 4 me puse en contacto con ellos y me enteré de todos los detalles».
Las palabras iban dirigidas a Yahia, a quien El Egipcio quería captar para la yihad. La nueva traducción no afecta a este aspecto, pero difiere de la inicial en lo relativo a los atentados:
El Egipcio.- «Todos mis amigos se han ido, los hay quienes murieron en el camino de Dios en Afganistán. No te voy a ocultar la operación de Madrid que acaban de hacer... el tren de Madrid que explotó...».
Yahia.- «Ah, sí».
E.- «Son mi gente quien lo hizo..., nuestra gente».
Y.- «¿En España?».
E.- «Sí... todos son amigos míos. De ellos, cinco cayeron mártires, que en paz descansen, y ocho, en la cárcel... Pero Dios no quiso mi martirio, y me salvó de... la cárcel. Yo no estaba con ellos en aquellos días... Pero fue mi gente... y yo estaba al tanto previamente, pero exactamente... pero exactamente... lo que iba a pasar no me dijeron...».
La nueva traducción también elimina uno de los elementos que servirían para trazar el hilo del atentado hasta Al Qaeda. Donde los italianos tradujeron como «Hay que entrar en las filas de Al Qaeda... ésta es la solución, ya que las puertas de Al Qaeda están abiertas [...] Estaremos como los al qaidin [los de Al Qaeda]», los nuevos traductores no escuchan nada parecido. Es más, afirman que «en ningún momento de la totalidad de la conversación hay mención alguna a Al Qaeda en absoluto, sino que se trata de otros términos de la misma raíz etimológica».
El listado de lo que los peritos no han escuchado se extiende a otros pasajes. Este fragmento: «Esta operación requirió muchas lecciones y mucha paciencia a lo largo de dos años y medio» no consta, dicen.
Entre las rectificaciones al escrito inicial llama la atención otra. El «tac, tac, tac» que pronuncia El Egipcio venía interpretado como que imitaba el sonido de disparos. En la nueva pericial, se trata del lento paso del tiempo cuando uno ingresa en prisión.
Antes de que el tribunal le concediera un nuevo turno para interrogar, la sorprendida fiscal Olga Sánchez reaccionó cuestionando la formación de los peritos designados por el tribunal y dudando de que hubieran dedicado a la nueva traducción el tiempo necesario. Sus respuestas no fueron las que parecía buscar: varios expertos estuvieron durante unas 60 horas escuchando; algunos pasajes una veintena de veces.
Aunque sí es la más incriminatoria, la conversación con Yahia no es la única que la fiscal recoge en su acusación. También se menciona la que mantuvo con Mourad Chabarou, condenado por terrorismo en Bélgica. El propio Chabarou matizó ante el tribunal la traducción que llegó en comisión rogatoria internacional, y de nuevo los peritos de la Audiencia ratificaron que el supuesto paraíso que se deseaba para los suicidas era una fórmula ritual que se empleaba cuando se hablaba de un muerto.
MANUEL MARRACO
MADRID.- A las 21.45 horas del 26 de mayo de 2004, El Egipcio le dijo a su amigo Yahia que estaba «al tanto» de que la célula terrorista preparaba un atentado. Pero no se atribuyó la concepción de la masacre. En concreto, Rabei Osman Sayed nunca pronunció la frase más comprometida que la Fiscalía esgrime para acusarlo como uno de los inductores de la masacre: «El hilo de la operación de Madrid fue mío».
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Así se desprende de la declaración prestada ayer por dos expertos designados por el tribunal para revisar las traducciones de la Policía italiana, que intervino sus conversaciones y puso micrófonos en su domicilio.
Los intérpretes dijeron con palabras educadas que sus colegas italianos habían hecho un pésimo trabajo y se habían inventado varios pasajes.
El próximo lunes se conocerá si la fiscal mantiene sus calificaciones, pero las pruebas contra los seis acusados de ser autores de la matanza (tres intelectuales, tres materiales) se han demostrado poco consistentes. Ayer se supo que 'El Egipcio' nunca se atribuyó la preparación del 11-M: sólo dijo que conocía a sus responsables.
Los peritos, que durante el juicio han ido traduciendo a los propios procesados, explicaron que a sus homólogos italianos les faltaron tanto conocimientos de idioma como de cultura musulmana. Hablaron de «errores graves», «poca responsabilidad» y de «ajustar la traducción a un contexto que no existía».
La nueva traducción sigue siendo claramente incriminatoria: evidencia su amistad con los autores de la masacre y refleja un perfil islamista que sostiene la Fiscalía. Pero el tribunal sólo puede condenar a El Egipcio si le relaciona con el atentado concreto del 11-M, puesto que ya ha sido condenado en Italia por su pertenencia a una organización terrorista, y no puede serlo otra vez en España. Cuando concluya el juicio, la Policía le devolverá a Italia para que siga cumpliendo los 10 años de prisión que le impusieron.
Los puntos más comprometidos de la traducción italiana, cuestionada por el letrado Endika Zulueta, ponían en boca de El Egipcio lo siguiente: «El hilo de la operación de Madrid fue mío, ¿entiendes?... Los trenes... todos fueron mi grupo. En realidad yo no estuve con ellos el día de la operación, pero el día 4 me puse en contacto con ellos y me enteré de todos los detalles».
Las palabras iban dirigidas a Yahia, a quien El Egipcio quería captar para la yihad. La nueva traducción no afecta a este aspecto, pero difiere de la inicial en lo relativo a los atentados:
El Egipcio.- «Todos mis amigos se han ido, los hay quienes murieron en el camino de Dios en Afganistán. No te voy a ocultar la operación de Madrid que acaban de hacer... el tren de Madrid que explotó...».
Yahia.- «Ah, sí».
E.- «Son mi gente quien lo hizo..., nuestra gente».
Y.- «¿En España?».
E.- «Sí... todos son amigos míos. De ellos, cinco cayeron mártires, que en paz descansen, y ocho, en la cárcel... Pero Dios no quiso mi martirio, y me salvó de... la cárcel. Yo no estaba con ellos en aquellos días... Pero fue mi gente... y yo estaba al tanto previamente, pero exactamente... pero exactamente... lo que iba a pasar no me dijeron...».
La nueva traducción también elimina uno de los elementos que servirían para trazar el hilo del atentado hasta Al Qaeda. Donde los italianos tradujeron como «Hay que entrar en las filas de Al Qaeda... ésta es la solución, ya que las puertas de Al Qaeda están abiertas [...] Estaremos como los al qaidin [los de Al Qaeda]», los nuevos traductores no escuchan nada parecido. Es más, afirman que «en ningún momento de la totalidad de la conversación hay mención alguna a Al Qaeda en absoluto, sino que se trata de otros términos de la misma raíz etimológica».
El listado de lo que los peritos no han escuchado se extiende a otros pasajes. Este fragmento: «Esta operación requirió muchas lecciones y mucha paciencia a lo largo de dos años y medio» no consta, dicen.
Entre las rectificaciones al escrito inicial llama la atención otra. El «tac, tac, tac» que pronuncia El Egipcio venía interpretado como que imitaba el sonido de disparos. En la nueva pericial, se trata del lento paso del tiempo cuando uno ingresa en prisión.
Antes de que el tribunal le concediera un nuevo turno para interrogar, la sorprendida fiscal Olga Sánchez reaccionó cuestionando la formación de los peritos designados por el tribunal y dudando de que hubieran dedicado a la nueva traducción el tiempo necesario. Sus respuestas no fueron las que parecía buscar: varios expertos estuvieron durante unas 60 horas escuchando; algunos pasajes una veintena de veces.
Aunque sí es la más incriminatoria, la conversación con Yahia no es la única que la fiscal recoge en su acusación. También se menciona la que mantuvo con Mourad Chabarou, condenado por terrorismo en Bélgica. El propio Chabarou matizó ante el tribunal la traducción que llegó en comisión rogatoria internacional, y de nuevo los peritos de la Audiencia ratificaron que el supuesto paraíso que se deseaba para los suicidas era una fórmula ritual que se empleaba cuando se hablaba de un muerto.
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