Un jefe policial reconoce que Garzón investigó a los islamistas antes del 11-M
02-03-07
Juicio del 11-M / Día 9
Un jefe policial reconoce que Garzón investigó a los islamistas antes del 11-M
Un mando de la UCIE revela que los Tedax dijeron ya el día 12 que el explosivo venía de Mina Conchita
MANUEL MARRACO
Juicio del 11-M / Día 9
Un jefe policial reconoce que Garzón investigó a los islamistas antes del 11-M
Un mando de la UCIE revela que los Tedax dijeron ya el día 12 que el explosivo venía de Mina Conchita
MANUEL MARRACO
MADRID.- De la identidad de los primeros sospechosos del 11-M los investigadores obtuvieron dos datos: que apuntaban a un atentado islamista y que el juzgado de Baltasar Garzón ya tenía datos sobre todos ellos. Así lo declaró ayer el primer responsable policial al comparecer como testigo en el juicio que se sigue en la sede de la Casa de Campo.
(.../...)
Ayer concluyó la fase de interrogatorios a los acusados de la masacre con las declaraciones del resto de los miembros de la 'trama asturiana', con lo que se estrecha aún más el círculo sobre el ex minero Trashorras. El lunes proseguirá la intervención ante el tribunal del principal experto policial en los atentados
En el momento de los atentados, J. S.M. era responsable del departamento del Magreb en la Unidad Central de Información Exterior (UCIE), especializada en terrorismo islamista. Ha sido, por tanto, el mejor conocedor de las investigaciones sobre la masacre.
Según explicó al tribunal, las detenciones de Jamal Zougam y sus compañeros de locutorio les condujeron a unas reuniones islamistas y éstas, a su vez, a muchos «viejos conocidos», ya encuadrados en tres investigaciones judiciales diferentes. Eran el grupo de Lavapiés, relacionado con la desarticulación de la célula de Abu Dahdah; el grupo de Madrid o de Maimouni, relacionado con el sumario de Casablanca; y el grupo de El Egipcio, investigado en las diligencias previas 53/02.
La fiscal Olga Sánchez insistió: «¿Esas tres investigaciones que acaba de mencionar con número del juzgado, ¿eran del Juzgado Central número 5 las tres?». «Sí, las tres estaban en el Central 5».
Esas reuniones incluían a miembros de los tres grupos, entre los que destacaba Serhane Abdelmajid Fakhet, El Tunecino, fallecido en Leganés y supuesto líder ideológico del grupo. Era el mejor el ejemplo de ese control judicial, puesto que estaba siendo seguido en las tres investigaciones judiciales mencionadas y procedía del grupo de Abu Dahdah. «Se nos dice que lleva la voz cantante, que tiene una ascendencia clara sobre el resto...», explicó el inspector jefe.
Varias preguntas de la fiscal Olga Sánchez iban encaminadas a saber cuándo resultó definitiva la pista islamista. Según declaró el inspector jefe, «el primer indicio serio» no llegó hasta las el sábado 13 de marzo por la tarde, con las primeras detenciones en el locutorio de Lavapiés. A partir de entonces, la UCIE se hizo cargo del peso de la investigación. Pese a todo, «aún no había certeza de que se tratase de un atentado de corte islamista».
Aclaró que el 11 de Marzo, pese a la cinta religiosa hallada en la furgoneta -«de uso común»- y la reivindicación islamista en un diario londinense -demasiado genérica-, seguían «abiertas todas las líneas». «No hay nada determinante», dijo.
También declaró que en los primeros compases de la investigación tomó fuerza la pista de ETA. Sobre todo, por unos antecedentes nada remotos: el intento de atentado contra un intercity en Navidad y la caravana de la muerte interceptada dos semana antes. En este apartado del interrogatorio, la fiscal quiso saber cómo fueron los instantes inmediatamente posteriores al atentado en la sede de la UCIE. «Confusión», dijo el inspector jefe. «No había ningún indicio, antecedente, de que podía ocurrir aquello».
Confusión pese a que, según él mismo declaró minutos más tarde, en fechas próximas al atentado habían informado «directamente y por escrito» de que el nivel de alarma «era bastante crítico». La razón fundamental, el mensaje de Osama bin Laden del 18 de octubre de 2003, en el que se alentaba a los musulmanes a atentar en los países que participaban en la Guerra de Irak. Con mención expresa a España. A ello se sumaban tanto los datos que llegaban de la investigación sobre los atentados de Casablanca como los movimientos de las células de Al Qaeda en el norte de Africa y el sur de Europa.
La representante del Ministerio Público quiso saber a quién se informó de ese nivel de alerta. La respuesta fue prudente: «A la superioridad, no sé hasta dónde llegó».
Tampoco la siguiente pregunta fue inocente: «¿Dispusieron de más medios a partir de entonces?». El inspector jefe explicó que sí se aumentó el personal y se prestó más interés a sus investigaciones.
Durante el interrogatorio, el inspector jefe se refirió al relevante papel jugado por los Tedax en los primeros compases de la investigación. Fueron ellos, explicó, los que les informaron de que el explosivo de la mochila desctivada en Vallecas coincidía con el encontrado en la furgoneta aparcada junto a la estación de Alcalá de Henares.
Igualmente, los Tedax le mostraron en su sede la mochila de Vallecas. En este punto, el presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez -en su única intervención en el interrogatorio- quiso que aclarara si había llegado a verla «antes» de su desactivación en el parque Azorín, la madrugada del día 12. «No», dijo, fue después, en las instalaciones del grupo de desactivación de explosivos.
Fue también la unidad entonces dirigida por Juan Jesús Sánchez Manzano la que les informó que el explosivo encontrado provenía de la empresa minera asturiana Caolines de Merillés, propietaria de Mina Conchita.
La declaración del policía llevó ayer a lo que parecía imposible: que Rafá Zouhier superase sus actuaciones anteriores dentro de la cabina blindada. Tras comprobar que el procesado había llegado a tumbarse en el suelo para intentar verle la cara al inspector jefe, el juez Gómez Bermúdez ordenó que cambiara su asiento por otro desde el que pudiera tenerle vigilado.
El interrogatorio de la Fiscalía proseguirá el próximo lunes, y previsiblemente se extenderá toda la jornada. Según explicó el propio inspector jefe antes de someterse a las preguntas, desde hace dos meses ha abandonado la UCIE para ejercer como analista en la Comisaría General de Información.
LA TRAMA ASTURIANA
RAUL GONZALEZ
«No he facilitado ni Goma 2 ECO, ni dinamita a nadie. Los mineros la cogían de ahí fuera. Cualquiera podía cogerla»
«Cuando sucedió esta tragedia, se empezó a tener más control. Los detonadores se llevaban a los polvorines»
IVAN GRANADOS
«Me preguntó [Trashorras] que si quería transportar explosivos en una bolsa y que no pasaría nada»
«Le dije que no tenía por qué hacer ningún viaje. Emilio dejó de hablarme y me apartó de su lado»
ANTONIO IVAN REIS
«Como no tenía el dinero, el moro me pegó, me quitó el móvil, se rió y me dio un euro para gominolas»
«Estoy fuera de todo esto. Estoy feliz, voy a tener otro hijo, pero si hay que pagarlo, se pagará, qué le voy a hacer»
EMILIO LLANO
«Si hubiera desaparecido una cantidad importante de explosivos, no se hubiera podido trabajar en la mina»
«Cuando se iban los trabajadores, sólo quedaban cuatro perros, unas veces sueltos y otras atados»
SERGIO ALVAREZ
«Nunca he hablado con moros. Soy cristiano»
«Me dijo que tuviera cuidado con la bolsa para que no me la robaran, pero no me dijo que tuviera ningún cuidado especial. Si no, no me hubiera sentado encima»
JAVIER GONZALEZ
«Lo que si sé es que fui a poner una denuncia en la comisaría de Avilés y no me hicieron ni puto caso»
«No le acompañé a la mina. Nunca vigilé y no sabía que se dedicaba a cambiar explosivos por droga»
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Ayer concluyó la fase de interrogatorios a los acusados de la masacre con las declaraciones del resto de los miembros de la 'trama asturiana', con lo que se estrecha aún más el círculo sobre el ex minero Trashorras. El lunes proseguirá la intervención ante el tribunal del principal experto policial en los atentados
En el momento de los atentados, J. S.M. era responsable del departamento del Magreb en la Unidad Central de Información Exterior (UCIE), especializada en terrorismo islamista. Ha sido, por tanto, el mejor conocedor de las investigaciones sobre la masacre.
Según explicó al tribunal, las detenciones de Jamal Zougam y sus compañeros de locutorio les condujeron a unas reuniones islamistas y éstas, a su vez, a muchos «viejos conocidos», ya encuadrados en tres investigaciones judiciales diferentes. Eran el grupo de Lavapiés, relacionado con la desarticulación de la célula de Abu Dahdah; el grupo de Madrid o de Maimouni, relacionado con el sumario de Casablanca; y el grupo de El Egipcio, investigado en las diligencias previas 53/02.
La fiscal Olga Sánchez insistió: «¿Esas tres investigaciones que acaba de mencionar con número del juzgado, ¿eran del Juzgado Central número 5 las tres?». «Sí, las tres estaban en el Central 5».
Esas reuniones incluían a miembros de los tres grupos, entre los que destacaba Serhane Abdelmajid Fakhet, El Tunecino, fallecido en Leganés y supuesto líder ideológico del grupo. Era el mejor el ejemplo de ese control judicial, puesto que estaba siendo seguido en las tres investigaciones judiciales mencionadas y procedía del grupo de Abu Dahdah. «Se nos dice que lleva la voz cantante, que tiene una ascendencia clara sobre el resto...», explicó el inspector jefe.
Varias preguntas de la fiscal Olga Sánchez iban encaminadas a saber cuándo resultó definitiva la pista islamista. Según declaró el inspector jefe, «el primer indicio serio» no llegó hasta las el sábado 13 de marzo por la tarde, con las primeras detenciones en el locutorio de Lavapiés. A partir de entonces, la UCIE se hizo cargo del peso de la investigación. Pese a todo, «aún no había certeza de que se tratase de un atentado de corte islamista».
Aclaró que el 11 de Marzo, pese a la cinta religiosa hallada en la furgoneta -«de uso común»- y la reivindicación islamista en un diario londinense -demasiado genérica-, seguían «abiertas todas las líneas». «No hay nada determinante», dijo.
También declaró que en los primeros compases de la investigación tomó fuerza la pista de ETA. Sobre todo, por unos antecedentes nada remotos: el intento de atentado contra un intercity en Navidad y la caravana de la muerte interceptada dos semana antes. En este apartado del interrogatorio, la fiscal quiso saber cómo fueron los instantes inmediatamente posteriores al atentado en la sede de la UCIE. «Confusión», dijo el inspector jefe. «No había ningún indicio, antecedente, de que podía ocurrir aquello».
Confusión pese a que, según él mismo declaró minutos más tarde, en fechas próximas al atentado habían informado «directamente y por escrito» de que el nivel de alarma «era bastante crítico». La razón fundamental, el mensaje de Osama bin Laden del 18 de octubre de 2003, en el que se alentaba a los musulmanes a atentar en los países que participaban en la Guerra de Irak. Con mención expresa a España. A ello se sumaban tanto los datos que llegaban de la investigación sobre los atentados de Casablanca como los movimientos de las células de Al Qaeda en el norte de Africa y el sur de Europa.
La representante del Ministerio Público quiso saber a quién se informó de ese nivel de alerta. La respuesta fue prudente: «A la superioridad, no sé hasta dónde llegó».
Tampoco la siguiente pregunta fue inocente: «¿Dispusieron de más medios a partir de entonces?». El inspector jefe explicó que sí se aumentó el personal y se prestó más interés a sus investigaciones.
Durante el interrogatorio, el inspector jefe se refirió al relevante papel jugado por los Tedax en los primeros compases de la investigación. Fueron ellos, explicó, los que les informaron de que el explosivo de la mochila desctivada en Vallecas coincidía con el encontrado en la furgoneta aparcada junto a la estación de Alcalá de Henares.
Igualmente, los Tedax le mostraron en su sede la mochila de Vallecas. En este punto, el presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez -en su única intervención en el interrogatorio- quiso que aclarara si había llegado a verla «antes» de su desactivación en el parque Azorín, la madrugada del día 12. «No», dijo, fue después, en las instalaciones del grupo de desactivación de explosivos.
Fue también la unidad entonces dirigida por Juan Jesús Sánchez Manzano la que les informó que el explosivo encontrado provenía de la empresa minera asturiana Caolines de Merillés, propietaria de Mina Conchita.
La declaración del policía llevó ayer a lo que parecía imposible: que Rafá Zouhier superase sus actuaciones anteriores dentro de la cabina blindada. Tras comprobar que el procesado había llegado a tumbarse en el suelo para intentar verle la cara al inspector jefe, el juez Gómez Bermúdez ordenó que cambiara su asiento por otro desde el que pudiera tenerle vigilado.
El interrogatorio de la Fiscalía proseguirá el próximo lunes, y previsiblemente se extenderá toda la jornada. Según explicó el propio inspector jefe antes de someterse a las preguntas, desde hace dos meses ha abandonado la UCIE para ejercer como analista en la Comisaría General de Información.
LA TRAMA ASTURIANA
RAUL GONZALEZ
«No he facilitado ni Goma 2 ECO, ni dinamita a nadie. Los mineros la cogían de ahí fuera. Cualquiera podía cogerla»
«Cuando sucedió esta tragedia, se empezó a tener más control. Los detonadores se llevaban a los polvorines»
IVAN GRANADOS
«Me preguntó [Trashorras] que si quería transportar explosivos en una bolsa y que no pasaría nada»
«Le dije que no tenía por qué hacer ningún viaje. Emilio dejó de hablarme y me apartó de su lado»
ANTONIO IVAN REIS
«Como no tenía el dinero, el moro me pegó, me quitó el móvil, se rió y me dio un euro para gominolas»
«Estoy fuera de todo esto. Estoy feliz, voy a tener otro hijo, pero si hay que pagarlo, se pagará, qué le voy a hacer»
EMILIO LLANO
«Si hubiera desaparecido una cantidad importante de explosivos, no se hubiera podido trabajar en la mina»
«Cuando se iban los trabajadores, sólo quedaban cuatro perros, unas veces sueltos y otras atados»
SERGIO ALVAREZ
«Nunca he hablado con moros. Soy cristiano»
«Me dijo que tuviera cuidado con la bolsa para que no me la robaran, pero no me dijo que tuviera ningún cuidado especial. Si no, no me hubiera sentado encima»
JAVIER GONZALEZ
«Lo que si sé es que fui a poner una denuncia en la comisaría de Avilés y no me hicieron ni puto caso»
«No le acompañé a la mina. Nunca vigilé y no sabía que se dedicaba a cambiar explosivos por droga»
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