O transmigración de las almas o plato combinado
30-05-07
PREGUERIAS
O transmigración de las almas o plato combinado
VICTORIA PREGO
PREGUERIAS
O transmigración de las almas o plato combinado
VICTORIA PREGO
Los desacuerdos son infinitamente mayores y de más calado que los acuerdos, que son muy pocos, aunque algunos de extraordinaria importancia. Ésta, dibujada a mano alzada, es la única conclusión que se les puede ofrecer a los lectores tras una jornada laberíntica y de locos como fue la de ayer. En lo único en que estuvieron todos de acuerdo desde primera hora de la mañana fue en esto: no se puede saber qué explosionó en los trenes de Atocha. La frase, formulada por los ocho técnicos a instancias del presidente, se escuchó con nitidez y fue prácticamente la única opinión importante que compartieron todos y que produce, es verdad, tanta certeza como incertidumbre.
Pero a partir de ese primer y casi único punto de acuerdo, asistimos a un proceso constante en el que las opiniones de una parte de los peritos eran inmediatamente contradichas por la otra parte. Y, al final, lo que se acabó discutiendo a brazo partido es de dónde provenían la nitroglicerina y el dinitrotolueno que habían aparecido en uno de los restos y que, de considerarlos como componentes del explosivo que estalló en Atocha, descartarían de plano que hubiera sido Goma Dos ECO, que es lo que se sostiene en la versión oficial. Varios de los peritos dijeron que se inclinaban por pensar que era Titadyn, el explosivo que gasta ETA. Casi nada. Otros se opusieron.
(.../...)
La polémica se orientó entonces a intentar buscarle una explicación a la aparición demostrada de esos elementos y fue cuando nos adentramos en el proceloso camino de la contaminación. Ya no estamos, pues, en la tesis de la Goma Dos ECO como explosivo indubitado e indiscutible, sino en cómo demonios la nitroglicerina y el DNT han viajado hasta uno de los restos de las explosiones y se han quedado allí abriendo un mar de incógnitas sobre el nombre y apellidos reales del arma homicida.
Por ahí, por esos senderos oscurísimos y medio mágicos, con muchas sugerencias apuntadas pero ninguna rematada, escuchamos todas las teorías imaginables en un creciente clima de misterio casi religioso. Hubo un momento en que uno de los peritos sostuvo en la sala, para pasmo de los agnósticos, que el hecho de que los restos hubieran estado tan absolutamente preservados dentro de un armario exclusivamente destinado a ellos, metidos en bolsas de plástico a prueba de errores, metidas éstas en sobres que iban dentro de otras bolsas, todo ello en cajas de cartón metidas en otras bolsas mayores y con más envoltorios que una cebolla, no tiene por qué haber evitado la contaminación.
Pues si las cosas pueden haber sido así ¿qué certeza podemos tener entonces en este país de que algún análisis hecho alguna vez por la Policía española haya sido cierto? Es más: si resulta que, con todas esas precauciones y garantías en el almacenamiento de los restos, es posible que la nitroglicerina y el DNT hagan semejante Viaje al Centro de la Tierra, entonces también deberíamos empezar a creer en la transmigración de las almas, en la transustanciación de los cuerpos y en la sanación por imposición de manos y hasta por internet. Si nos lo tiene dicho Malraux, que «L espoir ¿pourquoi pas?». El caso es que la teoría de la contaminación fue defendida con ahínco por uno de los peritos, aceptada por tres y rechazada de plano por los otros cuatro.
Pero lo sorprendente fue que de ahí, de la teoría de la contaminación, pasamos a otra hipótesis que es totalmente incompatible con esta primera y que, sin embargo, fue asumida por algunos de los presentes con total naturalidad: la teoría del amasamiento, también llamada del plato combinado. Es decir, que la Goma Dos ECO haya sido mezclada por los terroristas con otra variedad de Goma Dos, la EC, y todo el conjunto amasado para explotar.
El problema de esta segunda teoría es que por la mañana había declarado un guardia civil que dejó sentado que la composición de esa dinamita, que no se fabrica desde 2002, no contiene nitroglicerina. Lo mismo corroboraron los ocho peritos. Pero después salió a relucir un folleto comercial de la empresa que fabrica la Goma Dos donde la palabra clave, nitroglicerina, sí que aparece unida a la variedad EC. Ese fue el momento en que algunos de los presentes habrían gritado ¡Eureka! si no fuera por la necesidad de guardar la compostura. Alguna salida hay que encontrarle al misterio. Como sea, la que sea. Y se está buscando con afán.
victoria.prego@el-mundo.es
Pero a partir de ese primer y casi único punto de acuerdo, asistimos a un proceso constante en el que las opiniones de una parte de los peritos eran inmediatamente contradichas por la otra parte. Y, al final, lo que se acabó discutiendo a brazo partido es de dónde provenían la nitroglicerina y el dinitrotolueno que habían aparecido en uno de los restos y que, de considerarlos como componentes del explosivo que estalló en Atocha, descartarían de plano que hubiera sido Goma Dos ECO, que es lo que se sostiene en la versión oficial. Varios de los peritos dijeron que se inclinaban por pensar que era Titadyn, el explosivo que gasta ETA. Casi nada. Otros se opusieron.
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La polémica se orientó entonces a intentar buscarle una explicación a la aparición demostrada de esos elementos y fue cuando nos adentramos en el proceloso camino de la contaminación. Ya no estamos, pues, en la tesis de la Goma Dos ECO como explosivo indubitado e indiscutible, sino en cómo demonios la nitroglicerina y el DNT han viajado hasta uno de los restos de las explosiones y se han quedado allí abriendo un mar de incógnitas sobre el nombre y apellidos reales del arma homicida.
Por ahí, por esos senderos oscurísimos y medio mágicos, con muchas sugerencias apuntadas pero ninguna rematada, escuchamos todas las teorías imaginables en un creciente clima de misterio casi religioso. Hubo un momento en que uno de los peritos sostuvo en la sala, para pasmo de los agnósticos, que el hecho de que los restos hubieran estado tan absolutamente preservados dentro de un armario exclusivamente destinado a ellos, metidos en bolsas de plástico a prueba de errores, metidas éstas en sobres que iban dentro de otras bolsas, todo ello en cajas de cartón metidas en otras bolsas mayores y con más envoltorios que una cebolla, no tiene por qué haber evitado la contaminación.
Pues si las cosas pueden haber sido así ¿qué certeza podemos tener entonces en este país de que algún análisis hecho alguna vez por la Policía española haya sido cierto? Es más: si resulta que, con todas esas precauciones y garantías en el almacenamiento de los restos, es posible que la nitroglicerina y el DNT hagan semejante Viaje al Centro de la Tierra, entonces también deberíamos empezar a creer en la transmigración de las almas, en la transustanciación de los cuerpos y en la sanación por imposición de manos y hasta por internet. Si nos lo tiene dicho Malraux, que «L espoir ¿pourquoi pas?». El caso es que la teoría de la contaminación fue defendida con ahínco por uno de los peritos, aceptada por tres y rechazada de plano por los otros cuatro.
Pero lo sorprendente fue que de ahí, de la teoría de la contaminación, pasamos a otra hipótesis que es totalmente incompatible con esta primera y que, sin embargo, fue asumida por algunos de los presentes con total naturalidad: la teoría del amasamiento, también llamada del plato combinado. Es decir, que la Goma Dos ECO haya sido mezclada por los terroristas con otra variedad de Goma Dos, la EC, y todo el conjunto amasado para explotar.
El problema de esta segunda teoría es que por la mañana había declarado un guardia civil que dejó sentado que la composición de esa dinamita, que no se fabrica desde 2002, no contiene nitroglicerina. Lo mismo corroboraron los ocho peritos. Pero después salió a relucir un folleto comercial de la empresa que fabrica la Goma Dos donde la palabra clave, nitroglicerina, sí que aparece unida a la variedad EC. Ese fue el momento en que algunos de los presentes habrían gritado ¡Eureka! si no fuera por la necesidad de guardar la compostura. Alguna salida hay que encontrarle al misterio. Como sea, la que sea. Y se está buscando con afán.
victoria.prego@el-mundo.es
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