No hay dos sin tres.
El anticlericalismo de Rodríguez ha sido, es y mucho me temo que seguirá siendo ejemplar. Marx y Pepe Gotero estarán orgullosos de él. La primera en la frente: ante el hecho histórico de la muerte del Papa Juan Pablo II, mientras el mundo entero, islamistas, ateos, judíos, protestantes, ortodoxos, anglicanos... las creencias en estos casos son lo de menos, se conmovía y manifestaban sus condolencias, él optó por el silencio. Tras este alarde de soberbia, vino la segunda. Esta más que en la frente fue en la boca de todos los dirigentes que no quedaron mudos y materializó la patada declarando que los demás eran unos exhibicionistas y él mejor que ellos por callar. Intentó arreglar la pifia, eso sí, tan sólo al ver lo impopular que resultó el autismo solitario y con el magistral intento pasó de ser el hombre del talante silencioso al patán que mira por encima del hombro al resto del mundo. En este segundo acto de la obra teatral hay otro ingrediente que no es otro que el comportamiento du...