«No tengo duda de que vi a Haddad el 11-M junto a la furgoneta de Alcalá»

05-10-05

11-M LA INVESTIGACION

«No tengo duda de que vi a Haddad el 11-M junto a la furgoneta de Alcalá»

El ciudadano suramericano E.B. ratifica a EL MUNDO la identificación que ya hizo ante la Policía y ante Del Olmo del sospechoso que 19 meses después del atentado sigue libre de cargos en Marruecos

FERNANDO LAZARO

MADRID.- No logra quitarse la imagen de la cabeza. Sabe que fue uno de los pocos que vieron, cara a cara, a tres de los terroristas, minutos antes de que perpetraran la matanza de Madrid. Sabe que su testimonio fue la clave para identificar a Mohamed Haddad como uno de los presuntos mochileros. Ahora, al ver las fotografías publicadas por EL MUNDO sobre este presunto terrorista, los recuerdos se le agolpan.
«Fue un instante, pero no se me olvida». E. B., ciudadano suramericano, insiste en que no se desvele su identidad, aún tiene miedo de que, en cualquier momento, le identifiquen y alguien pueda tomar represalias contra él. No obstante, accede a rememorar para este periódico aquella fresca mañana del 11-M. (.../...)

«En mi país vivía en una zona muy conflictiva, con un gran problema de delincuencia. Por eso, estaba acostumbrado a salir a la calle con mil ojos, para evitar que me atracaran».

Así salió de su domicilio, en Alcalá de Henares. «Cuando estaba a la altura del gimnasio [justo enfrente es donde estaba aparcada la famosa furgoneta Renault Kangoo utilizada por los terroristas] vi a tres hombres jóvenes. Estaban parados. Su actitud me despertó sospechas. Llevaban cada uno una mochila. Una de ellas era más grande que las otras dos. Dos eran de color negro y la tercera, gris plomo. Me fijé, sobre todo, en uno de ellos. Me pareció que estaba abriendo su mochila, como manipulando algo en su interior, tratando de sacar algo. Me puse en alerta porque temí que intentaran atracarme. Saqué las manos de los bolsillos por si tenía que defenderme o echar a correr».

«Cuando llegué a su altura crucé la mirada con el que me había resultado más sospechoso. El me miró con rabia, con mala leche, como diciéndome: '¿Qué miras? Tú a lo tuyo'. Seguí mi camino, llegué a la estación y cogí el tren para ir a Guadalajara, donde estaba entonces mi trabajo», relata con precisión E. B.

Esa mirada era la de Mohamed Haddad. O al menos así lo transmitió este testigo primero a la Policía Nacional y, posteriormente, al juez. En ambos casos, identificó la fotografía policial de Haddad, la que está incluida en el sumario que instruye el juez Del Olmo. Entonces, como ahora, no tenía dudas: «Vi a Haddad el 11-M junto a la furgoneta de Alcalá».

En la actualidad el tiempo ha pasado y este testigo ha tratado por todos los medios de olvidar. Se mostró confundido al comprobar que su identidad había sido incluida en el sumario que instruye el juez Del Olmo. «No lo entiendo. El juez y la Policía me aseguraron que no iba a aparecer mi nombre en ningún sitio, que me iban a aplicar una ley para que pudiera declarar y no tener después ningún problema. Ahora, ya veo que me han engañado. Cualquiera, igual que me habéis localizado vosotros, puede llegar a mí».

Al ver la foto que publicaba EL MUNDO la pasada semana de Mohamed Haddad en Tetuán, se muestra confuso. «Está muy cambiado. Aquel día llevaba ropa de abrigo, tenía el pelo largo y sombra de barba.En la foto se ve que se acaba de afeitar, que se ha cortado el pelo y lleva ropa de verano. Parece más delgado que cuando yo le vi». No pone en duda que sea el mismo, pero reconoce más a la persona con quien cruzó la mirada el 11-M en Alcalá de Henares, cuando la comparó con el rostro que aparecía en la foto policial que en su día le mostraron en la Comisaría General de Información y el juez Del Olmo.

Gran sensibilidad

Recuerda que la primera noche tras el atentado apenas pudo dormir.Constantemente le llegaba a la cabeza que entre las víctimas había un bebe de siete meses. «Yo, en aquellas fechas, tenía una niña de cuatro meses. Tenía la sensibilidad a flor de piel.¿Cómo se puede hacer algo así?», se pregunta.

Al día siguiente, cuando ya se supo que los terroristas se habían subido al tren en Alcalá de Henares, este testigo aparcó todas sus dudas y se convenció de que él había visto a los terroristas instantes antes de que colocaran las mochilas. Por ese motivo, con la colaboración de su hermano, entró en contacto con agentes de la Brigada Regional de Información de Madrid. «La mañana del sábado 13 me enseñaron varias decenas de fotografías en Moratalaz.Pero cuando les expliqué todo lo que vi, decidieron citarme en la Comisaría General de Información. Allí me enseñaron cientos y cientos de fotografías».

Recuerda que una de las primeras preguntas que le hizo la Policía fue si tenía papeles. Ya tenía permiso de residencia y de trabajo.«Me dijeron que si colaboraba me podían ayudar a conseguir la doble nacionalidad. Pero, de eso, nada». «Lo que más me preguntaron, en reiteradas ocasiones, era si los que yo había visto eran extranjeros, si estaba seguro. Parecía que tenían muchas dudas de que no fueran españoles. '¿Pero seguro que no son españoles?', insistían».

En esa «dura jornada» del sábado, el testigo identificó, entre los «cientos y cientos de fotografías», la de Mohamed Haddad como la de la persona con quien cruzó la mirada retadora aquella mañana del 11-M.

«Después, con el paso de los días, cuando vi fotos publicadas por los medios de comunicación, me di cuenta de que, entre las fotos que me mostraron ese sábado estaba la de El Tunecino. Esa foto estaba apartada de las del resto, en otro montón. Ese montón me lo enseñaron varias veces. En él no reconocí a nadie».

Su siguiente destino, la Audiencia Nacional. Allí, el juez que instruye la causa por la matanza de Madrid, Juan del Olmo, le volvió a enseñar numerosos álbumes de fotos de sospechosos. «Identifiqué a uno. El magistrado sacó la foto del álbum y la metió en otro y me la volvió a enseñar. Así, hasta tres veces. Creo que trataba de comprobar que mi identificación era seria. Lo identifiqué siempre», asegura tajante E. B.

Pero este testigo, pese a que reconoce que el trato que le dispensaron tanto la Policía como el juez fue de todo punto correcto, se muestra apesadumbrado ante el hecho de que su identidad aparezca en documentos judiciales. «El juez, al igual que la Policía, me dijo que no me preocupara, que no iba a aparecer mi nombre.Yo confió en él. Ahora veo que me han engañado. Yo declaré muy tranquilo porque le creí». Ahora considera que estos engaños le han podido dejar en una situación muy peligrosa. «Si el tiempo corriera hacia atrás, no creo que volviera a hacer lo mismo.Ya no me fiaría ni de la Policía ni de la Justicia. Creo que no volvería a declarar ni identificaría a nadie», indica aún afectado el testigo que vio a tres de los terroristas.



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«Me llamo Mohamed Haddad, marroquí...»

MADRID.- Según la información ofrecida por Marruecos, Mohamed Haddad compareció ante la Policía Judicial de Casablanca el pasado 14 de septiembre, minutos después de las 11 de la mañana. En ese acto accedió a que se le tomase una muestra de su ADN, como había solicitado el juez Juan del Olmo.

En el poco más de un folio en el que Haddad «conversa y confiesa ante las autoridades policiales marroquíes por propia voluntad» -como lo describió en el Congreso el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos- no hay preguntas ni respuestas relativas a los atentados de Madrid. Sólo una aséptica enumeración de sus datos familiares, domicilios habituales y formación escolar recibida.«Mi nombre es Mohamed Haddad, marroquí nacido el 4 de marzo de 1967 en Tetuán...», comienza el escrito.

Haddad, según la transcripción de la Brigada Nacional de Policía Judicial de Casablanca, a la que ha tenido acceso EL MUNDO, declara: «Estoy informado de que se me requiere en el marco en una comisión rogatoria internacional cursada por España». A continuación, añade: «Por el presente autorizo a los técnicos del laboratorio de la Policía Científica de Casablanca a proceder a la extracción bucal de material genético a todos los fines que considere convenientes, sabiendo que estoy en mi derecho de negarme».

«Esto es todo lo que tengo que declarar», concluye.

La comparecencia de Haddad descrita por Marruecos se produce después de que Rabat informase a Del Olmo de que se encontraba «en paradero desconocido» y, por tanto, no le podía entregar su ADN.

El pasado martes, después de que El MUNDO le localizase en un café de Tetuán jugando su habitual partida de dominó, el Ministerio de Justicia marroquí replicó que ya había cumplimentado la petición del juez Del Olmo, y que ésta había sido cursada en agosto. Sin embargo, la solicitud inicial del juez era muy anterior, puesto que ya a finales de abril Marruecos había comunicado al juez que no encontraba a Mohamed Haddad.

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