Alonso sabía cuando atacó a Acebes que los cómplices del 11-M eran confidentes

30-04-04

LA AMENAZA TERRORISTA / Camacho ordena que se abra una investigación sobre el papel de Suárez y de Zuher / Díaz de Mera le contesta que esta investigación es «extemporánea» porque él sabe que ya se investigaba

Alonso sabía cuando atacó a Acebes que los cómplices del 11-M eran confidentes

El secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, ordenó ayer abrir una investigación a raíz de lo publicado por EL MUNDO El director en funciones de la Policía, Díaz de Mera, le contestó por escrito que, como ya sabía, esa investigación lleva días abierta y se han remitido ya diligencias al juzgado

FERNANDO LAZARO

MADRID.- La figura de los confidentes policiales ha dado pie a un nuevo enfrentamiento entre los responsables del Ministerio del Interior recién llegados y los que están a punto de irse. EL MUNDO adelantó ayer que dos de los colaboradores del 11-M eran confidentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil: el ex minero asturiano Emilio Suárez Trashorras y el ciudadano marroquí Rafá Zuher.
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El secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, ordenó ayer al director general de la Policía en funciones, Agustín Díaz de Mera, que abra una investigación sobre la información de EL MUNDO. Pero el titular de Interior, José Antonio Alonso, ya sabía, cuando el martes acusó de falta de previsión en los atentados a su antecesor, Angel Acebes, que Suárez y Zuher eran confidentes.

De hecho, según informaron fuentes policiales, la investigación ordenada ayer por Interior ya estaba abierta desde el pasado 23 de abril. El director de la Policía en funciones contestó al escrito de ayer de Camacho con otra carta en la que le informaba de que esta investigación ya estaba en curso y que el propio secretario de Estado lo sabía.

Ambos altos cargos, el entrante y el saliente, mantuvieron un fuerte desencuentro por carta que culminó en una reunión a última hora de la tarde de ayer en la que el director de la Policía le trasladó su malestar.

La respuesta del director de la Policía en funciones fue clara y contundente. Según fuentes policiales, Díaz de Mera mostró su sorpresa al secretario de Estado por esta orden, ya que la condición de confidente de Suárez era conocida desde el pasado viernes.

Según estas fuentes, fue el propio secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, quien, el pasado 23 recibió una información desde el ámbito penitenciario en la que se le indicaba que una mujer cercana a Emilio Suárez había dicho públicamente que no entendía cómo estaba en la cárcel y que iba a divulgar la condición de confidente.

Esa información fue trasladada por el secretario de Estado a la Comisaría General de Información y a la Subdirección General de Policía. Posteriormente, el dato fue facilitado a Díaz de Mera por sus propios colaboradores. Inmediatamente se puso en marcha una investigación para esclarecer los hechos.

Por este motivo, Díaz de Mera respondió en su misiva a Camacho que su petición resultaba «extemporánea». El mismo día en que Camacho informó a los altos mandos policiales de la condición de Suárez Trashorras también transmitió la noticia al titular del Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional, Juan del Olmo.

Pero además, en el marco de la investigación iniciada ya el día 23, la Dirección General de la Policía tomó declaración al policía de Asturias del que Emilio Suárez era confidente. Esta declaración del agente fue remitida también al juez de la Audiencia Nacional, que ha abierto una pieza sobre el papel de los dos informadores policiales.

Del Olmo ya conocía la condición de confidentes de Suárez Trashorras y Rafá Zuher. Este último, incluso, en su declaración ante el juez ya informó de que había facilitado informaciones a la Guardia Civil. De igual forma, los altos mandos policiales encargados de las pesquisas del 11-M ya conocían que ambos eran confidentes cuando Camacho se lo comunicó, según explicaron fuentes de la investigación.

El papel de Suárez como confidente era muy conocido, ya que incluso el agente que recogía su información colaboró activamente para detenerle una semana después de los atentados de Madrid.

Algo parecido ocurrió con Rafá Zuher, quien conoció al cuñado de Suárez Trashorras, Antonio Toro Castro, en prisión, y puso en contacto al comando fundamentalista con el español detenido.Confidente de la Guardia Civil, Zuher fue arrestado el fin de semana del 20 de marzo por agentes del Instituto Armado.

Desde Interior se asegura que el director general de la Policía saliente no informó al secretario de Estado de que había abierto una investigación para esclarecer el papel de los confidentes detenidos. En la nota remitida ayer a todos los medios, Antonio Camacho advertía de que el resultado de las investigaciones podría ser trasladado a la autoridad judicial competente, que ya está al tanto de las pesquisas policiales.

La polémica ha provocado una gran inquietud entre los servicios de Información de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, que advierten de que en estos enfrentamientos políticos los que salen perjudicados son los agentes. Añaden de que si se abren investigaciones internas sobre los informadores policiales y se habla públicamente de ellas puede provocar que la crucial figura de los confidentes desaparezca.


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