Carmen Toro tenía un teléfono con un nombre igual al del jefe de los Tedax

18.06-04

11-M LA INVESTIGACION / La Guardia Civil entregó un informe a la Audiencia Nacional en el que aparecían los apellidos «Sánchez Manzano» / Casualmente, uno de los agentes de la UCIE los utiliza como un alias

Carmen Toro tenía un teléfono con un nombre igual al del jefe de los Tedax

CASIMIRO GARCIA-ABADILLO

1. La Guardia Civil informó al juez de que a la esposa del minero confidente se le encontró una anotación con la referencia «Sánchez Manzano (Canillas)»

2. El propio magistrado advirtió que esos dos apellidos corresponden a los del comisario de la Unidad de Desactivación de Explosivos

3. Del Olmo marcó personalmente el teléfono y le contestó un policía que investiga el caso a sus órdenes

4. Este agente aseguró al juez que utiliza como seudónimo esos dos apellidos y que le facilitó a la confidente ese teléfono de contacto

MADRID.- La realidad a veces supera la ficción. Y, en el caso de la investigación de los atentados del 11 de marzo en Madrid, ese axioma se está cumpliendo con dramática precisión.
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Ya sabemos que los dos hombres clave en el suministro de explosivos a los terroristas islamistas eran confidentes. Uno, Rafá Zouhier, de la Guardia Civil (en concreto, de la unidad de elite conocida como Unidad Central de Operaciones, UCO). Y el otro, José Emilio Suárez Trashorras, del Cuerpo Nacional de Policía (para más precisión, del jefe de la Brigada de Estupefacientes de Avilés).

Sabemos también que dos de los terroristas que participaron directamente en los atentados (Serhane, El Tunecino, y Jamal Zougam) habían sido investigados, seguidos, e incluso la policía había grabado sus conversaciones.

Además, al menos cinco miembros del comando asesino tenían antecedentes penales.

Pues bien, en las últimas 48 horas se ha producido otro hecho que añade al caso nuevas dosis de misterio.

El pasado miércoles, la Guardia Civil entregó un informe al juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo, que instruye el sumario, en el que, entre otras cosas, se contaba que en un registro a Carmen Toro, esposa del ex minero Suárez Trashorras, se había encontrado un papel en el que se hallaba escrito un teléfono fijo seguido de la referencia «Sánchez Manzano (Canillas)».

Algunas fuentes señalan que hay incluso grabada alguna conversación entre Carmen Toro y el hombre que figura como «Sánchez Manzano».

El complejo policial de Canillas, en Madrid, alberga, entre otras, la Comisaría General de Información, la de Policía Científica y la Unidad de Técnicos en Desactivación de Explosivos (Tedax).

Juan Jesús Sánchez Manzano es el comisario jefe de los Tedax.Esta es, sin duda, una de las mejores unidades de la policía española. De hecho, uno de sus agentes logró desactivar en la madrugada del 12 de marzo una de las bombas que iban en los trenes de la muerte, descubierta en la comisaría de Puente de Vallecas.

Gracias a esa acción, se pudo conocer con exactitud el explosivo utilizado y, sobre todo, se logró localizar la tarjeta del teléfono móvil que ha sido la clave para desarrollar toda la investigación posterior.

Por tanto, Del Olmo se percató perfectamente, cuando la Guardia Civil le entregó su informe, de la relevancia que tendría para el caso el hecho de que Carmen Toro, una de las personas relacionadas con los explosivos y que, además, acaba de ingresar en prisión, tuviera en su poder el teléfono del jefe de los Tedax.

El juez preguntó al agente de la Benemérita si, efectivamente, se había comprobado que el número de teléfono allí apuntado se correspondía con el del comisario jefe de la Unidad de Desactivación.El agente respondió con una negativa. Así que el propio magistrado fue el que marcó el teléfono sospechoso.

Al otro lado de la línea, para sorpresa del juez, apareció la voz de una persona que se identificó como agente de policía.En efecto, se trataba de uno de los miembros de la Unidad Central de Información Exterior (UCIE) que está siguiendo el caso de los atentados de marzo a las órdenes del propio juez.

Preguntado por Del Olmo, el policía reconoció que había utilizado esos apellidos como un alias en ésta y en otras operaciones y que fue él mismo quien le dio su teléfono a la mujer de Emilio Suárez Trashorras antes de que se decretara su ingreso en prisión para que pudiera ponerse en contacto con él si recordaba algún detalle relevante para la investigación.

Hay algo que parece, cuando menos, extraño, y es el hecho de que la Guardia Civil no comprobara, antes de remitir su informe a la Audiencia Nacional, si el teléfono en cuestión correspondía realmente o no al jefe de los Tedax.

Juan Jesús Sánchez Manzano lleva algo más de dos años al frente de dicho cuerpo. Comenzó su carrera profesional en la policía en el área de formación y, tras convertirse en comisario, fue trasladado a Pamplona. Posteriormente, trabajó en el sector privado y, finalmente, fue nombrado responsable de la Unidad de Desactivación, en la que cumple una eficiente función como gestor de la misma.

¿Alguien ha tendido una trampa para fomentar la idea de que en torno al 11-M existe una trama policial con ramificaciones en la cúpula del cuerpo? Esa es una sensación que flota en el ambiente.

En un primer momento, la investigación sobre los explosivos correspondió a la Policía Nacional, que contó con la colaboración de agentes del CNI (Centro Nacional de Inteligencia). Desde hace casi dos meses, es la Guardia Civil la que se encarga de resolver ese aspecto del caso.

Complejo entramado

Por lo que se sabe hasta el momento, los explosivos que se utilizaron en los atentados comenzaron a ser trasladados a Madrid desde principios de año en pequeñas cantidades. Sin embargo, el robo de dinamita más importante tuvo lugar en la noche del 28 de febrero.

Las declaraciones de los miembros de la llamada célula de Avilés han puesto de relieve el papel relevante de Suárez Trashorras en el entramado para poner a disposición de los terroristas los 200 kilos de dinamita Goma 2 ECO usados en los ataques.

El contacto entre dicha célula y los terroristas se produjo gracias a Rafá Zouheir, quien coincidió a finales de 2001 en la cárcel de Villabona con Antonio Toro, hermano de Carmen y, por tanto, cuñado del minero Suárez Trashorras.

Fue en dicha cárcel donde Toro le informó a Zouheir de que él podía obtener dinamita con cierta facilidad. Pero también fue en esa prisión donde la Guardia Civil captó a Zouheir como confidente.

Desde ese momento, el marroquí estuvo pasando información puntual a los agentes de la UCO de sus viajes a Asturias e incluso consiguió que Toro y su cuñado le proporcionaran un cartucho de dinamita que el confidente entregó como prueba a sus controladores durante el verano de 2003.

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