Carta abierta a su Majestad el Rey D. Juan Carlos


Su Majestad:

Vaya por delante mi admiración y respeto: por todo lo que hizo y por todo lo que representa.

Sólo soy un insignificante ciudadano anónimo; monárquico por convencimiento y por tradición: Mi abuelo fue miembro del Consejo Privado de su padre, y algún garbanzo a este cocido de Monarquía Parlamentaria aportó.

Vivimos momentos de convulsión y zozobra; convulsión por el ejercicio irresponsable del poder por parte de unos, y las reclamaciones obscenas de otros. La zozobra al ver la inactividad, e incluso la complacencia, de aquellos que deberían tomar las medidas para aplacar la conmoción que sufrimos.
(.../...)

Su silencio me perturba, sus abrazos a Ibarretxe me irritan, su tibieza en desmentir las injurias a Aznar me trastornan. Admiró todo lo que hizo: Su diestra mano en manejar el timón de la transición, su alta representatividad internacional, su coraje ante las amenazas golpistas...... pero me inquieta lo que ahora hace.

Me dan igual sus “amistades peligrosas”, sus “negocios”, sus “cacerías” de animales y sus “acechos nocturnos” y toda la “rumorología” existente sobre su persona. Me es indiferente que sea verdad o mentira. Sólo pido que no influya en su trabajo.

Por encima del Rey esta la Institución y por encima de la Institución lo está España.

Es paradójico que un Monarca se apoye en los republicanos, y que para ello, deje de lado y ofenda a los monárquicos. Majestad, libérese de ataduras si las tuviera.

A veces las empresas familiares, de apariencia floreciente, son dejadas con cimientos corroídos a los hijos capaces; cuando la adversidad se manifiesta y la catástrofe da la cara ya es demasiado tarde para ellos. Terminan asumido culpas que no tienen.

Majestad hoy es el día de su cumpleaños, pronto lo será el de su hijo; tendrá la misma edad que Vd. tenía al recibir la corona de España; cuando asumió la gran tarea de traernos la democracia a los españoles, sin violencia, sin rupturas, con concordia. Fue una gran obra.

Su hijo D. Felipe está llamado a ser un gran Rey, una figura internacional de gran peso histórico; no permita que ese destino se malogre. En este momento él está aún libre de las cadenas que la vida nos impone a cada uno por nuestro devenir en el tiempo; 30 años más de herrajes son mucho, créame Majestad..

Es hora que su hijo se gane el respeto de las generaciones de españoles con las que ha de compartir destino; déjele bajo su mano el timón en las aguas bravas que se avecinan. Por su dignidad como Español, como Rey y como Padre abdique en él.

Son 30 años de reinado, la misma edad que Vd. tenía cuándo él nació. ¿No le parece una bonita cifra?.


Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Mucho se mueve y nos jugamos con el ataque a la Constitución del 78. Por eso nos inquieta el papel de la Corona y su futuro.

http://www.libertaddigital.com/bitacora/comentario.php?id=167762

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