Manos limpias, cuentas claras

18-03-2004



LOS PLACERES Y LOS DIAS

Manos limpias, cuentas claras


FRANCISCO UMBRAL

El señor Rajoy ha dicho que lo que deja el PP tras de sí son «manos limpias y cuentas claras». Efectivamente, la gestión de Aznar y todo el aznarismo ha sido en general una gestión, además de eficaz, aséptica. Y no es que la asepsia justifique los pecados, aunque pecados ha habido pocos, mayormente los de última hora, cuando el presidente iba ya siendo el pequeño príncipe de La Moncloa, aunque no perdía el tiempo oyendo músicas como Luis de Baviera.

La música sólo rompió atronadora en las últimas horas, cuando los trenes viajaban por el cielo, como en los dibujos infantiles, y las voces florecían como cardos en la acusación colectiva e intemporal. Manos limpias, sí, y cuentas claras. Siempre que salía Rodrigo Rato a explicar una partida contable, la oposición se quedaba sin respuesta, tiesa, porque ninguno sabía de números tanto como Rato. El sistema de Rato consistía en pasear perros por la Castellana y pararlos a la puerta de los bancos, por ejemplo el rascacielos de Sáenz de Oiza, tan hermoso, y esperar a ver si el perro ladraba o no ladraba. Los perros huelen los alijos bancarios como huelen al muerto inmigrante bajo siete capas de contabilidad electrónica.

Las cosas empezaron a estar confusas cuando un señor dejó su cartera o mochila con el bocadillo explosivo olvidada en un vagón.Este atentado tan confuso convirtió la fiesta electoral en una fiesta negra, ambigua e inexplicable. Lo que hemos vivido son unas elecciones tan sucias que debieran anularse o repetirse.Pero la cosa ya no tiene remedio porque Felipe acudió a Ferraz a recoger la penúltima sonrisa del PSOE . Rodríguez Zapatero no puede estar en paz consigo mismo . Sabe que ha ganado la partida de póquer en mitad de una balasera que arrasó el saloon. Las exigencias de catalanes y vascos son la última humareda de aquella balasera. Zapatero, desde su zapatería, ya ha comprendido que él no es el zapatero prodigioso sino que el prodigio se lo ha hecho alguien a base de bombas, gritos y susurros. Este no es el Zapatero esbelto del gótico tardío leonés. Ha perdido elegancia y los perros de Rato le ladran al pasar. Claro que le ladran porque cabalga, pero el caballo es un jamelgo árabe del desierto.

Cuando la elección de Zapatero vimos que aquél no era el socialismo sañudo y fronterizo de Felipe González, ni el socialismo lúcido e insistente de Indalecio Prieto. Prieto era poco intelectual para Azaña, pero hoy es demasiado intelectual para Llamazares, que quiere activar sus cinco escaños como cinco bombas. Ya conté aquí que la elección de Zapatero, con desprecio brutal de Bono, me reveló a un ZP que bailaba antiguo. Hoy, Bono es la añoranza de los socialistas históricos, y pasea por Toledo su exilio entre los cigarrales y las espadas del Tajo. Ni manos limpias ni cuentas claras. Hoy entra a gobernarnos un joven de provincias que lo tiene todo por hacer y por demostrar. Rajoy le dijo una vez, con su ironía europea y castiza al mismo tiempo: «Modestia aparte, soy mejor que usted en todo». Ahora tendrán que demostrarlo los dos. Pero el calendario se hace más confuso cada día que pasa y el PP, con muchos escaños, sigue siendo una de las dos Españas que han de helarte el corazón.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Los agujeros negros del 11-M.- Links

Los agujeros negros del 11-M (I)

LOS AGUJEROS NEGROS DEL 11-M (XXVIII).- Pruebas amañadas