'El Chino' trabajaba para un gran narco marroquí que operaba desde Marbella




11-M LA INVESTIGACION / LA FINANCIACION DE LA MASACRE

'El Chino' trabajaba para un gran narco marroquí que operaba desde Marbella

El traficante Hicham, conocido como 'El Ciego', colocaba mensualmente toneladas de cannabis en España - Antonio Toro y Suárez Trashorras transfirieron importantes sumas de dinero a cuentas controladas por 'El Chino' en entidades con sede en la localidad malagueña - La droga sirvió para comprar la dinamita del 11-M


ANTONIO RUBIO

MADRID.- El marroquí Hicham, El Ciego, el auténtico jefe del terrorista Jamal Ahmidam, El Chino, y del narcotraficante Lotfi Sbai, tiene su centro de operaciones en la ciudad de Marbella.Hicham, que se encuentra huido de su país porque está considerado como un enemigo de la monarquía alauí, es uno de los mayores narcotraficantes de Marruecos y abastecía de hachís, hasta hace poco, a todos los miembros de la banda de El Chino y de Lotfi.Hicham, que ha salido a la luz pública después de que Lotfi Sbai hablara de él en la Audiencia Nacional, también utiliza Marbella como punto de refugio y de inversión de los beneficios que consigue por la venta de hachís.

Según ha podido saber EL MUNDO, El Ciego es originario de Casablanca y, además, es el auténtico cabecilla de Jamal Ahmidan -que se inmoló el 3 de abril en Leganés-, Lotfi Sbai -detenido por narcotráfico e imputado en el 11-M por su presunta vinculación con las armas que tenía El Chino- y Mohamed Rida -lugarteniente de Sbai, arrestado en mayo por tráfico de hachís-.
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Además, El Ciego era también el jefe de Abdelilah el Fuad -detenido el mes de abril en Ceuta por sus relaciones con El Chino y por haber estado en la casa de Morata de Tajuña- y del marroquí Yassim, gran amigo de Carmen Toro y Emilio Suárez Trashorras.

La ciudad de Marbella ya salió relacionada con el hachís y con algunos miembros del 11-M el pasado mes de julio. El confidente Rafá Zouhier reveló que Antonio Toro y Emilio Suárez Trashorras enviaban periódicamente importantes cantidades de dinero a unas determinadas cuentas bancarias de aquella ciudad. Esas cuentas estaban controladas por El Chino y sus socios.

Zouhier también reveló que El Chino tenía su cuartel general en Marbella y que allí cambiaban por droga los vehículos robados por los asturianos y otros. Mohamed Rida, lugarteniente de Lotfi Sbai, también trabajaba y preparaba sus envíos desde la capital de la Costa del Sol.

El Ciego, como conocían sus allegados a Hicham, proveía a todo ese grupo del mejor hachís de Marruecos. Sbai era un personaje importante dentro de la estructura de Hicham y se encargaba de almacenar y distribuir la mercancía en Madrid y el País Vasco.

Sbai, que según Zouhier facilitó armas a El Chino, llegó a controlar o disponer de más de siete pisos y locales comerciales por todo Madrid.

Hicham, que fue apodado con el alias de El Ciego por sus allegados porque lleva unas gafas con bastantes dioptrías, es un hombre discreto, de 35 años, alto, fuerte y entrado en carnes.

Una de sus principales virtudes, según las pocas personas que lo conocen, reside en que es muy cuidadoso en todos los asuntos que trata. «No duerme dos noches seguidas en el mismo sitio y suele utilizar hoteles de tres o cuatro estrellas, donde se presenta siempre con documentación falsa. De esa forma no llama la atención», comentó a EL MUNDO una de las pocas personas que ha tenido la ocasión de encontrarse y tratar con el auténtico jefe de El Chino y Lotfi.

En un auto del juez Juan del Olmo, de fecha 19 de julio de 2004, se recogía que «existe una conversión o transformación de personas integradas en redes delincuenciales comunes en directos implicados en actuaciones terroristas».

El magistrado de la Audiencia Nacional iba aún más lejos cuando indicaba que los autores materiales de los atentados traficaban con drogas, documentos falsos y vehículos robados, y que todas esas ganancias sirvieron para financiar y organizar el 11-M.

Hicham, El Ciego -que durante unos años estuvo considerado como uno de los hombres más poderosos de su Casablanca natal- coloca, mensualmente, toneladas de hachís en España. Para ese tráfico, el marroquí dispone de camiones trailers y de embarcaciones rápidas que trasladan, con suma facilidad, la mercancía desde la zona rifeña de Ketama a nuestro país.

Marbella 'connection'
Se da la circunstancia de que Hicham suele frecuentar y moverse muy bien por la ciudad de Marbella. Allí también solían operar Lotfi Sbai, Jamal Ahmidam, El Chino, y Mohamed Rida.

El juez Del Olmo también planteaba en ese mismo auto que la célula que había llevado a cabo los atentados del 11-M había sido «total o parcialmente» desmantelada. Sin embargo, el magistrado reconocía que esas células podían ser sustituidas por otras de apoyo: «Podría generarse una actitud de sustitución por parte de esas iniciales células de apoyo ante la caída de la célula operativa».

Los expertos policiales y de los servicios de inteligencia españoles consultados por este periódico están de acuerdo en que «todavía existen células durmientes que se podrían transformar en activas en cualquier momento».

Pero lo más importante, y donde coinciden ambos servicios de Inteligencia, es en que «esas células se siguen financiando mediante actos delictivos y, en especial, del tráfico de hachís que viene de Marruecos».

En una serie de documentos localizados por la policía en uno de los últimos domicilios que tuvo Lotfi Sbai en Madrid se refleja quiénes eran sus colaboradores, lugartenientes o clientes en el mundillo del tráfico de hachís. La mayoría de ellos es de origen marroquí y está vinculada con el mundo de la noche y los porteros de discotecas.

La relación de colaboradores y socios, que asciende a un total de 26 personas, está encabezada por Karate, y, en quinto lugar, aparece El Chino. El número más importante de esos 26 colaboradores vive y se mueve por las zonas madrileñas de Lavapiés y Vallecas.

Una de las personas que aparece en el listado de Lotfi Sbai, con nombre español, vive en la localidad de madrileña de Valdemoro y, además, es amigo del guardia civil Pedro García. Ese miembro del Instituto Armado, según declaró el confidente Zouhier en la Audiencia Nacional, facilitó armas a Lotfi Sbai. Así, según la policía, todo el hachís del que disponía Sbai procedía de los cargamentos que enviaba Hicham, El Ciego, desde Marruecos.

Los narcotraficantes suelen colocar sobre cada fajo de hachís una marca o señal, a semejanza de como se hierra el ganado, para saber, en caso de pérdida, de quién es cada cargamento.

Más caro en el norte

Hicham, El Ciego, según se refleja en el estadillo que tenía Lotfi Sbai, solía trabajar fundamentalmente con dos tipos o calidades de hachís: New y DH.

Según los expertos consultados por este periódico, la modalidad New, que era la que solía vender El Chino, es de una calidad media. Y la DH, que era la más baja o de peor calidad, la trabajaba el amigo del guardia civil Pedro García.

Un kilo de hachís de la calidad DH puede costar en Madrid unos 600 euros. Ese precio se incrementa cuando la mercancía sale de la capital de España en dirección al norte. En el País Vasco ese mismo kilo alcanza los 800 euros.

Mohamed Rida, lugarteniente de Lotfi, un tal César y El Chino -según las notas que obran en poder de este diario- eran los mejores compradores o distribuidores del hachís que Hicham, El Ciego, traía para Lotfi Sbai.

Sbai, que fue detenido en los primeros días del mes de mayo de 2004, solía frecuentar la zona norte de España, incluido el País Vasco. Existen pruebas documentales y gráficas de algunos de los viajes de Lotfi a lugares de San Sebastián y Vitoria.

Entre los colaboradores de Lotfi Sbai, y según consta en el listado del marroquí, estaba Yassim. Ese magrebí era muy amigo de Carmen Toro y de Emilio Suárez Trashorras, imputados por vender Goma 2 a los terroristas de Lavapiés.

Existen unas fotos, que están depositadas en la Audiencia Nacional, donde aparecen, amistosamente abrazados, Yassim y Carmen Toro.

Según las personas que mejor lo conocen, Hicham, El Ciego, sólo tenía una debilidad: «Cada vez que venía a Madrid solía visitar unos chalés que hay cerca del estadio Santiago Bernabéu y allí se pasaba la tarde en compañía de algunas señoritas».

Este periódico también ha podido saber que, en los últimos años, Hicham, El Ciego, mantuvo muy buenas relaciones con la mafia marsellesa.



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El dinero del hachís

Durante muchos años, las guerrillas suramericanas, especialmente las colombianas, utilizaron el tráfico de cocaína como principal sistema de financiación. Ahora se puede decir que parte de los islamistas radicales de la zona del Magreb se sirven del tráfico de hachís para llevar a cabo sus atentados en Europa.

Ese hachís de Ketama, que se cultiva en la zona alta del Rif marroquí, entra y llega a Europa a través de España.

Los expertos policiales antidroga consultados por EL MUNDO calculan que cada día los narcos marroquíes cuelan por las costas andaluzas una tonelada de hachís como mínimo.

Esta tonelada, puesta en Europa, tendría un precio aproximado a los tres millones de euros. Los expertos antidroga calculan que por España pasa el 65% del hachís marroquí que va hacia el continente.

Los servicios de Vigilancia Aduanera y las Fuerzas de Seguridad españolas reconocen que ellos sólo alcanzan a decomisar una pequeña parte de todo el hachís que entra en nuestro país procedente de Marruecos.

Las estadísticas del Plan Nacional sobre Drogas han demostrado que el hachís ha sido la única droga que ha mantenido una progresión ascendente en los últimos años, tanto en ventas como en decomisos.

De esa forma, es fácil seguir utilizando esta droga para financiar atentados terroristas.

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