Contraofensiva ciudadana a los nacionalismos
Los nacionalistas se han pasado 30 años en una espiral de reclamaciones basadas en unas hipotéticas afrentas históricas. A cada cesión, nueva vuelta a la tuerca. La política entreguista de ZP supondrá una pasada de rosca que terminará volviéndolo inservible la pieza angular de España.
Asistimos a una ofensiva nacionalista sin precedentes: El plan Ibarretxe, papeles de Salamanca, apropiación de las inversiones en los Presupuestos del 2.005, reformas estatutarias inconstitucionales con intención de poner patas arriba la Carta Magna, vaciarle los bolsillos y perpetrar el mayor atraco legal del mundo occidental.
Asistimos a una ofensiva nacionalista sin precedentes: El plan Ibarretxe, papeles de Salamanca, apropiación de las inversiones en los Presupuestos del 2.005, reformas estatutarias inconstitucionales con intención de poner patas arriba la Carta Magna, vaciarle los bolsillos y perpetrar el mayor atraco legal del mundo occidental.
Todo ello bajo la mirada impasible de ZP, con su aquiescencia y beneplácito . Oculto en su propia autojustificación, ignorante de una realidad cubierta de dorados envoltorios por sus pregoneros, permanece desdeñante de las consecuencias de su festín de poder. Lo malo es que su pantagruélico ágape lo pagamos todos.
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Es hora de que los ciudadanos actuemos. Nuestra arma es el consumo. La mayoría de las empresas radicadas en Cataluña y el País Vasco dependen en gran medida del mercado nacional. Es injusto castigar a las empresas por unos políticos felones pero es el único lenguaje que entienden. Sin beneficios no hay impuestos, sin impuestos los políticos no tienen mamandurrias que repartir, sin mamandurrias no hay legiones de adeptos que se ceben en el pesebre nacionalistas.
Las empresas sólo tendrán una alternativa: La deslocalización. Los votantes nacionalistas se llevarían un baño de realismo que les obligaría a darle una patada en la parte inferoespaldar a esos políticos garrapatas que les adocenan con falsas afrentas.
Ya hemos visto como Carod recogió velas con el asunto del cava. Es sólo la muestra del poder del consumidor.
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Es hora de que los ciudadanos actuemos. Nuestra arma es el consumo. La mayoría de las empresas radicadas en Cataluña y el País Vasco dependen en gran medida del mercado nacional. Es injusto castigar a las empresas por unos políticos felones pero es el único lenguaje que entienden. Sin beneficios no hay impuestos, sin impuestos los políticos no tienen mamandurrias que repartir, sin mamandurrias no hay legiones de adeptos que se ceben en el pesebre nacionalistas.
Las empresas sólo tendrán una alternativa: La deslocalización. Los votantes nacionalistas se llevarían un baño de realismo que les obligaría a darle una patada en la parte inferoespaldar a esos políticos garrapatas que les adocenan con falsas afrentas.
Ya hemos visto como Carod recogió velas con el asunto del cava. Es sólo la muestra del poder del consumidor.
Los nacionalistas no se recatan para establecer campañas contra productos que no etiqueten en Catalán, primar sus vinos es sus restaurantes o incluso obligar a consumir exclusivamente productos catalanes en cadenas de hoteles – Barceló- aunque sus establecimientos se encuentren en el resto del territorio nacional, que no se quejen del trato reciproco que puedan recibir.
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