CUANDO EL JEFE ANTITERRORISTA ZANCADILLEA AL JUEZ ANTITERRORISTA
24-06-06
Editorial
CUANDO EL JEFE ANTITERRORISTA ZANCADILLEA AL JUEZ ANTITERRORISTA
Editorial
CUANDO EL JEFE ANTITERRORISTA ZANCADILLEA AL JUEZ ANTITERRORISTA
EL MUNDO revela hoy que el juez Grande-Marlaska se vio obligado a apartar a Telesforo Rubio, comisario general de Información, de la investigación de la trama de extorsión de ETA.
El juez de la Audiencia Nacional tuvo que soportar una táctica obstruccionista de Rubio, que mostró muy escaso interés -por no decir nulo- en que la investigación avanzara. El jefe policial de la lucha antiterrorista suministró al magistrado información incompleta y sesgada e intentó frenar las pesquisas. La desconfianza de Grande-Marlaska llegó hasta tal punto que pidió al inspector jefe que trabajaba en este caso que no informara al comisario general.
El juez tiene buenas razones para sospechar que una parte del aparato policial y judicial del Estado intenta boicotear su trabajo por razones políticas. A la actitud poco cooperadora de Telesforo Rubio, se suma la investigación que Grande-Marlaska acaba de poner en marcha para esclarecer si hubo policías que avisaron a ETA de una redada contra su trama de extorsión económica.
En concreto, el magistrado de la Audiencia cree que pudo ser un agente policial quien avisó, el pasado 4 de mayo, a Joseba Elosúa de que estaba siendo seguido por las Fuerzas de Seguridad y le recomendó que no se acercara al recaudador de ETA que le estaba esperando para recoger una fuerte suma.
El órgano oficioso del Gobierno publicó ayer fragmentos de una confusa conversación grabada entre Gorka Aguirre, dirigente del PNV, y Joseba Elosúa. La interpretación gubernamental deduce de ese ambiguo diálogo que la banda terrorista contactó con el PNV para que éste le ayudara a controlar el final de las extorsiones a empresarios.
La conclusión es cuando menos aventurada, ya que nadie se puede creer que una organización como ETA necesite auxilio del PNV para verificar que no hay más cartas ni chantajes a empresarios. Todo sugiere que estamos asistiendo a un intento de blanquear a ETA y demostrar que la banda ha dejado de extorsionar a partir del alto el fuego, tesis que le interesa al Gobierno para iniciar los contactos.
Pero esa tesis no se sostiene ante las numerosas evidencias que la contradicen. Sin ir más lejos, EL MUNDO revela hoy que las Fuerzas de Seguridad grabaron en mayo una conversación de Jesús Eguiguren, presidente del PSE, con un recaudador de ETA, al que pidió que la banda fuera benévola con un conocido suyo.
Grande-Marlaska está cumpliendo con su obligación al intentar desmantelar esa trama de ETA. Como también cumple con su deber al prohibir la participación de Arnaldo Otegi, líder de Batasuna, en un acto público en Barcelona el próximo lunes. Lo realmente lamentable es la conducta de Rubio y de la Fiscalía, que, en lugar de ayudarle a combatir a ETA, están poniendo obstáculos en el camino.
Dada la enorme gravedad de la conducta del jefe de la lucha antiterrorista, el ministro del Interior debería comparecer en el Congreso para dar explicaciones sobre esa falta de colaboración con el juez y también sobre las filtraciones a ETA.
El juez de la Audiencia Nacional tuvo que soportar una táctica obstruccionista de Rubio, que mostró muy escaso interés -por no decir nulo- en que la investigación avanzara. El jefe policial de la lucha antiterrorista suministró al magistrado información incompleta y sesgada e intentó frenar las pesquisas. La desconfianza de Grande-Marlaska llegó hasta tal punto que pidió al inspector jefe que trabajaba en este caso que no informara al comisario general.
El juez tiene buenas razones para sospechar que una parte del aparato policial y judicial del Estado intenta boicotear su trabajo por razones políticas. A la actitud poco cooperadora de Telesforo Rubio, se suma la investigación que Grande-Marlaska acaba de poner en marcha para esclarecer si hubo policías que avisaron a ETA de una redada contra su trama de extorsión económica.
En concreto, el magistrado de la Audiencia cree que pudo ser un agente policial quien avisó, el pasado 4 de mayo, a Joseba Elosúa de que estaba siendo seguido por las Fuerzas de Seguridad y le recomendó que no se acercara al recaudador de ETA que le estaba esperando para recoger una fuerte suma.
El órgano oficioso del Gobierno publicó ayer fragmentos de una confusa conversación grabada entre Gorka Aguirre, dirigente del PNV, y Joseba Elosúa. La interpretación gubernamental deduce de ese ambiguo diálogo que la banda terrorista contactó con el PNV para que éste le ayudara a controlar el final de las extorsiones a empresarios.
La conclusión es cuando menos aventurada, ya que nadie se puede creer que una organización como ETA necesite auxilio del PNV para verificar que no hay más cartas ni chantajes a empresarios. Todo sugiere que estamos asistiendo a un intento de blanquear a ETA y demostrar que la banda ha dejado de extorsionar a partir del alto el fuego, tesis que le interesa al Gobierno para iniciar los contactos.
Pero esa tesis no se sostiene ante las numerosas evidencias que la contradicen. Sin ir más lejos, EL MUNDO revela hoy que las Fuerzas de Seguridad grabaron en mayo una conversación de Jesús Eguiguren, presidente del PSE, con un recaudador de ETA, al que pidió que la banda fuera benévola con un conocido suyo.
Grande-Marlaska está cumpliendo con su obligación al intentar desmantelar esa trama de ETA. Como también cumple con su deber al prohibir la participación de Arnaldo Otegi, líder de Batasuna, en un acto público en Barcelona el próximo lunes. Lo realmente lamentable es la conducta de Rubio y de la Fiscalía, que, en lugar de ayudarle a combatir a ETA, están poniendo obstáculos en el camino.
Dada la enorme gravedad de la conducta del jefe de la lucha antiterrorista, el ministro del Interior debería comparecer en el Congreso para dar explicaciones sobre esa falta de colaboración con el juez y también sobre las filtraciones a ETA.
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