Rajoy dictamina un «serio varapalo» al «proyecto político estrella de Zapatero»
20-06-06
REFERÉNDUM EN CATALUÑA / La valoración 'popular'
Rajoy dictamina un «serio varapalo» al «proyecto político estrella de Zapatero»
El líder del PP acusa al presidente del Gobierno de «empecinarse en el error» y continuar con el proceso de reformas estatutarias pese a no haber recabado más que el 35% de apoyos en Cataluña
CARMEN REMIREZ DE GANUZA
REFERÉNDUM EN CATALUÑA / La valoración 'popular'
Rajoy dictamina un «serio varapalo» al «proyecto político estrella de Zapatero»
El líder del PP acusa al presidente del Gobierno de «empecinarse en el error» y continuar con el proceso de reformas estatutarias pese a no haber recabado más que el 35% de apoyos en Cataluña
CARMEN REMIREZ DE GANUZA
MADRID.- Si la noche del referéndum el Rajoy más ufano de los últimos meses salió a reclamar a Zapatero que paralizara el proceso de reformas estatutarias en marcha, dado su «fracaso» en Cataluña, ayer fue el Rajoy reeditadamente «preocupado» el que se lamentó de la autocomplacencia del presidente del Gobierno ante los resultados.
«Empecinarse en el error es más grave aún que cometerlo», sentenció ayer el presidente del PP, quien reprochó al jefe del Ejecutivo que persista en «el disparate de cambiar las reglas de juego sin consenso» y pese a que en una comunidad con altos índices de nacionalismo, como la catalana, «no ha recabado más que el 35% de apoyos».
(.../...)
Rajoy, que celebró por la mañana la habitual reunión de maitines con sus asesores y presidió luego el Comité Ejecutivo habitual tras cada consulta electoral, puso interés en ceder el máximo protagonismo a su presidente regional, Josep Piqué, al que felicitó por la campaña.
Sin embargo, no dejó de trasladar dos mensajes básicos. El primero, que «ha quedado claro que el Gobierno ha equivocado sus prioridades y que no era esto lo que quería la gente». «Como llevo diciendo desde hace dos años», añadió, «lo importante no es debatir sobre quiénes somos ni de dónde venimos, sino sobre adónde vamos».
Su segundo mensaje fue que «ha recibido un serio varapalo» un Estatuto que no ha sido sino el «proyecto político estrella del señor Rodríguez Zapatero».
Rajoy no se conformó con emplazar a Zapatero a rectificar -si bien aseguró no tener «ninguna confianza» en ello-, sino que se comprometió él mismo a frenar en lo posible el actual proceso de reformas. Así, y con los estatutos de Andalucía y de Baleares en el horizonte político más inmediato -el último, auspiciado por el Gobierno popular de Jaume Matas-, Rajoy se proclamó en contra de «promover ninguna reforma estatutaria que no tenga consenso».
«No era ningún clamor»
Por su parte, Josep Piqué, quien informó en Madrid sobre los resultados de la consulta en sendas reuniones del partido, renunció, en su propio estilo, a hacer un análisis rupturista. Ironizó sobre el «36%» de apoyo recabado por el Estatuto y el pretendido «clamor» de la sociedad con la que los nacionalistas y socialistas justificaron los dos años de elaboración de la reforma.
«Sólo era un clamor para una determinada clase política», afirmó Piqué, quien no desaprovechó la ocasión de invitar a la «reflexión» a José Luis Rodríguez Zapatero, Artur Mas, Pasqual Maragall y José Montilla.
El dirigente popular dio por legitimados jurídicamente los datos que avalan la entrada en vigor de la nueva ley orgánica, pero confirmó que, «por coherencia» con su propio discurso, el PP llevará al programa electoral de otoño la propuesta de su reforma. Una iniciativa que se sumará a la muy próxima interposición del anunciado recurso ante el Tribunal Constitucional.
Por lo demás, tanto en los órganos internos del partido como en rueda de prensa el presidente del PP catalán aplaudió la «excepcional movilización» de sus militantes y electores. En este capítulo, Piqué se apoyó en el análisis detallado de las mesas, elaborado por los expertos de la Secretaría de Organización del partido, para reivindicar como «masivo» el apoyo del PP al no, frente al «fracaso estrepitoso de ERC», cuyos votantes, finalmente, se han decantado por el sí y la abstención.
Así, Piqué informó al partido de la selección de 10 mesas de la provincia de Barcelona donde, en las elecciones autonómicas de 2003, obtuvieron mejores resultados tanto el PP como ERC.
Según este análisis, en ambos casos la media de porcentaje de voto recogido por ambos partidos se situó en el 40% del sufragio. Sin embargo, en el referéndum del domingo los resultados fueron muy distintos. En las mesas del PP la media del no alcanzó casi el 45%, mientras que en las de ERC apenas alcanzaba el 25%. Más aún, según el informe, de las 10 mesas en que el PP tenía un voto mayoritario, el no ganó en tres de ellas. En cuanto a las mesas de voto mayoritario de ERC, el no perdió en todas. Por último, según las conclusiones del análisis, en las mesas del PP la proporción del no siempre se situó por encima del 35%, mientras que en las mesas de ERC el no siempre estuvo por debajo de ese mismo porcentaje.
Hubo quien, en todo caso, se alejó de cualquier análisis de detalle. Y es que el presidente de honor del PP, Manuel Fraga, resumió el resultado con esta frase: «La playa ha ganado al catalanismo». Fue la única intervención no programada de un Comité Ejecutivo que se limitó a escuchar a Rajoy, a Piqué y, brevemente, a Acebes, sin otra anécdota que el recuerdo de la memoria del asesinado Miguel Angel Blanco.
«Empecinarse en el error es más grave aún que cometerlo», sentenció ayer el presidente del PP, quien reprochó al jefe del Ejecutivo que persista en «el disparate de cambiar las reglas de juego sin consenso» y pese a que en una comunidad con altos índices de nacionalismo, como la catalana, «no ha recabado más que el 35% de apoyos».
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Rajoy, que celebró por la mañana la habitual reunión de maitines con sus asesores y presidió luego el Comité Ejecutivo habitual tras cada consulta electoral, puso interés en ceder el máximo protagonismo a su presidente regional, Josep Piqué, al que felicitó por la campaña.
Sin embargo, no dejó de trasladar dos mensajes básicos. El primero, que «ha quedado claro que el Gobierno ha equivocado sus prioridades y que no era esto lo que quería la gente». «Como llevo diciendo desde hace dos años», añadió, «lo importante no es debatir sobre quiénes somos ni de dónde venimos, sino sobre adónde vamos».
Su segundo mensaje fue que «ha recibido un serio varapalo» un Estatuto que no ha sido sino el «proyecto político estrella del señor Rodríguez Zapatero».
Rajoy no se conformó con emplazar a Zapatero a rectificar -si bien aseguró no tener «ninguna confianza» en ello-, sino que se comprometió él mismo a frenar en lo posible el actual proceso de reformas. Así, y con los estatutos de Andalucía y de Baleares en el horizonte político más inmediato -el último, auspiciado por el Gobierno popular de Jaume Matas-, Rajoy se proclamó en contra de «promover ninguna reforma estatutaria que no tenga consenso».
«No era ningún clamor»
Por su parte, Josep Piqué, quien informó en Madrid sobre los resultados de la consulta en sendas reuniones del partido, renunció, en su propio estilo, a hacer un análisis rupturista. Ironizó sobre el «36%» de apoyo recabado por el Estatuto y el pretendido «clamor» de la sociedad con la que los nacionalistas y socialistas justificaron los dos años de elaboración de la reforma.
«Sólo era un clamor para una determinada clase política», afirmó Piqué, quien no desaprovechó la ocasión de invitar a la «reflexión» a José Luis Rodríguez Zapatero, Artur Mas, Pasqual Maragall y José Montilla.
El dirigente popular dio por legitimados jurídicamente los datos que avalan la entrada en vigor de la nueva ley orgánica, pero confirmó que, «por coherencia» con su propio discurso, el PP llevará al programa electoral de otoño la propuesta de su reforma. Una iniciativa que se sumará a la muy próxima interposición del anunciado recurso ante el Tribunal Constitucional.
Por lo demás, tanto en los órganos internos del partido como en rueda de prensa el presidente del PP catalán aplaudió la «excepcional movilización» de sus militantes y electores. En este capítulo, Piqué se apoyó en el análisis detallado de las mesas, elaborado por los expertos de la Secretaría de Organización del partido, para reivindicar como «masivo» el apoyo del PP al no, frente al «fracaso estrepitoso de ERC», cuyos votantes, finalmente, se han decantado por el sí y la abstención.
Así, Piqué informó al partido de la selección de 10 mesas de la provincia de Barcelona donde, en las elecciones autonómicas de 2003, obtuvieron mejores resultados tanto el PP como ERC.
Según este análisis, en ambos casos la media de porcentaje de voto recogido por ambos partidos se situó en el 40% del sufragio. Sin embargo, en el referéndum del domingo los resultados fueron muy distintos. En las mesas del PP la media del no alcanzó casi el 45%, mientras que en las de ERC apenas alcanzaba el 25%. Más aún, según el informe, de las 10 mesas en que el PP tenía un voto mayoritario, el no ganó en tres de ellas. En cuanto a las mesas de voto mayoritario de ERC, el no perdió en todas. Por último, según las conclusiones del análisis, en las mesas del PP la proporción del no siempre se situó por encima del 35%, mientras que en las mesas de ERC el no siempre estuvo por debajo de ese mismo porcentaje.
Hubo quien, en todo caso, se alejó de cualquier análisis de detalle. Y es que el presidente de honor del PP, Manuel Fraga, resumió el resultado con esta frase: «La playa ha ganado al catalanismo». Fue la única intervención no programada de un Comité Ejecutivo que se limitó a escuchar a Rajoy, a Piqué y, brevemente, a Acebes, sin otra anécdota que el recuerdo de la memoria del asesinado Miguel Angel Blanco.
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