La mayoría de los catalanes da la espalda al Estatuto que les define como 'nación'
19-06-06
SOLO EL 36% DEL CENSO RESPALDO CON SU VOTO EL NUEVO TEXTO
La mayoría de los catalanes da la espalda al Estatuto que les define como 'nación'
SOLO EL 36% DEL CENSO RESPALDO CON SU VOTO EL NUEVO TEXTO
La mayoría de los catalanes da la espalda al Estatuto que les define como 'nación'
El texto fue respaldado por un 73,90% de votos a favor frente a un 20,76%, aunque la participación no llegó al 50% - Zapatero afirma que la reforma estatutaria «entrará en vigor con un amplísimo refrendo de la ciudadanía» - Rajoy pide al presidente que paralice el Estatuto porque «dos de cada tres catalanes no han apoyado su proyecto personal» - Mas culpa al tripartito de la baja participación y Carod señala que «el resultado no se hubiese aceptado» en Montenegro
FÉLIX MARTINEZ
FÉLIX MARTINEZ
BARCELONA.- Pasqual Maragall calificó la victoria del sí de «rotunda e inapelable». Pero al presidente de la Generalitat le aguardan tiempos difíciles. A pesar de que un 73,9% de los catalanes que acudieron ayer a votar lo hizo para respaldar el nuevo Estatut, la abstención fue, en realidad, la gran vencedora de la jornada electoral en la que un 50,5% de los convocados a las urnas decidió ignorar el llamamiento del Gobierno de la Generalitat.
Sólo acudieron a votar 2.569.268 personas, el 49,4% del electorado. La participación superó con creces la del referéndum de la Constitución europea, que apenas superó el 41%, pero se quedó muy lejos de la consulta del 25 de octubre de 1979, la que refrendó el Estatut de Sau. En aquella ocasión, el 59,7% de los votantes acudió a las urnas y, de ellos, el 88,1% lo hizo para refrendar el texto.
(.../...)
Por mucho que, según el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, «tres de cada cuatro catalanes que acudieron a votar» lo hicieran afirmativamente, la falta de movilización de los votantes del sí amenaza con pasar una cara factura a Maragall. Los 1.881.765 votos afirmativos, escrutado el 99,95%, suponen sólo el 36% del censo total de ciudadanos catalanes con derecho a voto (5,2 millones). El presidente de la Generalitat se jugaba ayer su futuro político. En el seno del PSC está abierto el debate sobre si Maragall debe ser el próximo candidato.
Con toda probabilidad, hoy mismo se reabrirá el debate interno en el PSC sobre quién debe ser el candidato a la Presidencia de la Generalitat. Un debate que, al menos públicamente, los socialistas catalanes han aplazado durante la campaña del referéndum del Estatuto. La baja participación refuerza la posición de los dirigentes socialistas partidarios de que Maragall renuncie a repetir como presidenciable del PSC en favor del primer secretario del partido y ministro de Industria, José Montilla. En el PSOE, parecen compartir ese objetivo y Zapatero está dispuesto a relevar a Montilla en el Ministerio de Industria para que se pueda dedicar a preparar las autonómicas de noviembre, especialmente si encabeza la lista.
El propio Montilla fue el primer líder político en comparecer para valorar los resultados de las primeras encuestas a pie de urna. Eran apenas las 20.10 horas, cuando el ministro realizó su valoración. Estaba exultante, a pesar de que, en aquel momento, las previsiones de la participación eran mucho peores de lo que finalmente confirmaron los resultados: un 47% frente al definitivo 49,4%.
Montilla atribuyó su euforia al elevado porcentaje de síes, pero no hay que descartar que el ministro hubiera visto la posibilidad de retirar a Maragall de la carrera por la Presidencia de la Generalitat en virtud de la baja participación.
Cabeza de cartel
Sin embargo, la propia personalidad de Maragall, que parece más decidido que nunca a repetir como candidato, el margen con el que se impuso el sí, a pesar de la baja participación, y el hecho de que los votantes del PSC consultados en los sondeos prefieran al president y no al ministro de Industria como cabeza de cartel, podría determinar a los socialistas catalanes a presentar a Maragall y a Montilla como ticket electoral.
En realidad, Maragall tenía ya preparada la justificación para la baja participación que le podría librar de ser descabalgado del sillón presidencial. El president atribuyó el elevado peso de la abstención a la actitud de la Junta Electoral Central (JEC), que ha venido impidiendo al Gobierno de la Generalitat que fomentara la participación durante toda la campaña. Además, Maragall se encargó de recordar que el 25 de octubre de 1979 era un día laborable, para evitar las odiosas comparaciones.
Con el no como el gran derrotado, con el respaldo de sólo el 20,7% de los votantes -528.472 electores rechazaron el nuevo Estatuto-, el PP ya anunció que va a seguir haciendo caballo de batalla con el Estatuto aprobado ayer en referéndum porque, en virtud de la baja participación -el 49,4%-, no goza de suficiente respaldo popular. Un argumento que, a pesar de los esfuerzos de la dirección de Esquerra por distinguir claramente el no de los independentistas del de los populares, hizo suyo el presidente republicano, Josep Lluís Carod-Rovira.
Aún así, parece bastante claro que los electorados de los partidos que pedían el no en el referéndum de ayer fueron muy distintos. La mayoría de los noes son atribuibles a la campaña del PP, mientras que el electorado de Esquerra Republicana, a pesar de los llamamientos de los principales dirigentes del partido, Carod-Rovira, y el secretario general, Joan Puigcercós, parecen haber optado por la abstención.
Sin grietas en CiU
La primera valoración de los resultados de un dirigente de ERC, que corrió a cargo de la portavoz del partido, Marina Llansana, fue para intentar desmarcarse del no e intentar reivindicar como propia la abstención. Pero, en contra del argumento de Esquerra, figura el hecho de que un total de 1.881.765 personas votaron a favor del sí que pedían el PSC, CiU e Iniciativa per Catalunya-EUA. Esos tres partidos lograron algo más de 2,07 millones de votos en las autonómicas del 16 de noviembre de 2003, mientras los partidos del no, Esquerra y PP, sumaban casi un millón de votos -937.823, para ser exactos-, lo que parece confirmar que los grandes abstencionistas han sido los que en las últimas elecciones optaron por la lista encabezada por Josep Lluís Carod-Rovira.
Los únicos vencedores claros de la noche fueron los dirigentes de CiU. En el caso de la federación nacionalista no había grietas por las que pudiera colarse el pesimismo. Artur Mas, el presidente de los nacionalistas moderados, fue, junto a Zapatero, el principal artífice del pacto por el que el nuevo Estatuto superó los trámites primero en el Parlament de Cataluña, más tarde en el Congreso y, finalmente, en el Senado.
El discurso con el que Mas celebró la victoria del Estatuto en el referéndum tenía un claro tono presidencial. Si nadie quería hacer suyo el no y tanto ERC como el PP parecían reivindicar la abstención, está claro que, en buena medida, los buenos resultados del sí se deben al trabajo de Convergència i Unió. El desconcierto de ERC es tal, según los convergentes, que podría recibir un severo correctivo en las próximas autonómicas.
Sólo acudieron a votar 2.569.268 personas, el 49,4% del electorado. La participación superó con creces la del referéndum de la Constitución europea, que apenas superó el 41%, pero se quedó muy lejos de la consulta del 25 de octubre de 1979, la que refrendó el Estatut de Sau. En aquella ocasión, el 59,7% de los votantes acudió a las urnas y, de ellos, el 88,1% lo hizo para refrendar el texto.
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Por mucho que, según el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, «tres de cada cuatro catalanes que acudieron a votar» lo hicieran afirmativamente, la falta de movilización de los votantes del sí amenaza con pasar una cara factura a Maragall. Los 1.881.765 votos afirmativos, escrutado el 99,95%, suponen sólo el 36% del censo total de ciudadanos catalanes con derecho a voto (5,2 millones). El presidente de la Generalitat se jugaba ayer su futuro político. En el seno del PSC está abierto el debate sobre si Maragall debe ser el próximo candidato.
Con toda probabilidad, hoy mismo se reabrirá el debate interno en el PSC sobre quién debe ser el candidato a la Presidencia de la Generalitat. Un debate que, al menos públicamente, los socialistas catalanes han aplazado durante la campaña del referéndum del Estatuto. La baja participación refuerza la posición de los dirigentes socialistas partidarios de que Maragall renuncie a repetir como presidenciable del PSC en favor del primer secretario del partido y ministro de Industria, José Montilla. En el PSOE, parecen compartir ese objetivo y Zapatero está dispuesto a relevar a Montilla en el Ministerio de Industria para que se pueda dedicar a preparar las autonómicas de noviembre, especialmente si encabeza la lista.
El propio Montilla fue el primer líder político en comparecer para valorar los resultados de las primeras encuestas a pie de urna. Eran apenas las 20.10 horas, cuando el ministro realizó su valoración. Estaba exultante, a pesar de que, en aquel momento, las previsiones de la participación eran mucho peores de lo que finalmente confirmaron los resultados: un 47% frente al definitivo 49,4%.
Montilla atribuyó su euforia al elevado porcentaje de síes, pero no hay que descartar que el ministro hubiera visto la posibilidad de retirar a Maragall de la carrera por la Presidencia de la Generalitat en virtud de la baja participación.
Cabeza de cartel
Sin embargo, la propia personalidad de Maragall, que parece más decidido que nunca a repetir como candidato, el margen con el que se impuso el sí, a pesar de la baja participación, y el hecho de que los votantes del PSC consultados en los sondeos prefieran al president y no al ministro de Industria como cabeza de cartel, podría determinar a los socialistas catalanes a presentar a Maragall y a Montilla como ticket electoral.
En realidad, Maragall tenía ya preparada la justificación para la baja participación que le podría librar de ser descabalgado del sillón presidencial. El president atribuyó el elevado peso de la abstención a la actitud de la Junta Electoral Central (JEC), que ha venido impidiendo al Gobierno de la Generalitat que fomentara la participación durante toda la campaña. Además, Maragall se encargó de recordar que el 25 de octubre de 1979 era un día laborable, para evitar las odiosas comparaciones.
Con el no como el gran derrotado, con el respaldo de sólo el 20,7% de los votantes -528.472 electores rechazaron el nuevo Estatuto-, el PP ya anunció que va a seguir haciendo caballo de batalla con el Estatuto aprobado ayer en referéndum porque, en virtud de la baja participación -el 49,4%-, no goza de suficiente respaldo popular. Un argumento que, a pesar de los esfuerzos de la dirección de Esquerra por distinguir claramente el no de los independentistas del de los populares, hizo suyo el presidente republicano, Josep Lluís Carod-Rovira.
Aún así, parece bastante claro que los electorados de los partidos que pedían el no en el referéndum de ayer fueron muy distintos. La mayoría de los noes son atribuibles a la campaña del PP, mientras que el electorado de Esquerra Republicana, a pesar de los llamamientos de los principales dirigentes del partido, Carod-Rovira, y el secretario general, Joan Puigcercós, parecen haber optado por la abstención.
Sin grietas en CiU
La primera valoración de los resultados de un dirigente de ERC, que corrió a cargo de la portavoz del partido, Marina Llansana, fue para intentar desmarcarse del no e intentar reivindicar como propia la abstención. Pero, en contra del argumento de Esquerra, figura el hecho de que un total de 1.881.765 personas votaron a favor del sí que pedían el PSC, CiU e Iniciativa per Catalunya-EUA. Esos tres partidos lograron algo más de 2,07 millones de votos en las autonómicas del 16 de noviembre de 2003, mientras los partidos del no, Esquerra y PP, sumaban casi un millón de votos -937.823, para ser exactos-, lo que parece confirmar que los grandes abstencionistas han sido los que en las últimas elecciones optaron por la lista encabezada por Josep Lluís Carod-Rovira.
Los únicos vencedores claros de la noche fueron los dirigentes de CiU. En el caso de la federación nacionalista no había grietas por las que pudiera colarse el pesimismo. Artur Mas, el presidente de los nacionalistas moderados, fue, junto a Zapatero, el principal artífice del pacto por el que el nuevo Estatuto superó los trámites primero en el Parlament de Cataluña, más tarde en el Congreso y, finalmente, en el Senado.
El discurso con el que Mas celebró la victoria del Estatuto en el referéndum tenía un claro tono presidencial. Si nadie quería hacer suyo el no y tanto ERC como el PP parecían reivindicar la abstención, está claro que, en buena medida, los buenos resultados del sí se deben al trabajo de Convergència i Unió. El desconcierto de ERC es tal, según los convergentes, que podría recibir un severo correctivo en las próximas autonómicas.
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