Haddad insiste en que quiere venir a declarar a España en relación con el atentado del 11-M

01-03-06


Haddad insiste en que quiere venir a declarar a España en relación con el atentado del 11-M
Afirma en un diario de Rabat que «la decisión del Ministerio del Interior marroquí y de los servicios secretos de impedirme recuperar mi pasaporte es más fuerte que mi voluntad de regresar a España»

ALI LMRABET. Corresponsal en Marruecos
El semanario marroquí Al Ayam ha dedicado en su último numero un extenso editorial y casi dos páginas al caso de Mohamed Haddad, el marroquí al que informes policiales sitúan en Madrid el 11 de marzo de 2004, minutos antes de los atentados terroristas.

El largo artículo, presentado como una «investigación» y firmada por el corresponsal de esta publicación en España, es en realidad un monólogo de Mohamed Haddad que explica sus desventuras con EL MUNDO y la negativa de las autoridades marroquíes a devolverle su pasaporte.(.../...)


Según fuentes fidedignas, Haddad no concedió ninguna entrevista, transmitió solamente al semanario una serie de largas frases en las cuales defiende su inocencia y exige a las autoridades marroquíes que le devuelvan su pasaporte. No permitió que se le hiciera ninguna pregunta. La «investigación» de Al Ayam es un fogoso alegato en defensa de la inocencia de Haddad y un ataque en toda regla contra este diario y la «derecha española», especialmente el Partido Popular, al que acusa de manejar los hilos de «la cadena Cope, ABC y EL MUNDO» para dar vida a cosas 'imaginarias'».

Haddad comienza su relato reconociendo que, efectivamente, en 2000 su pasaporte cayó «en manos terroristas» en condiciones que no aclara. Explica, además, que después de los atentados del 11-M, cuando supo que la Policía marroquí y los servicios secretos lo estaban buscando, se entregó «voluntariamente» el 16 de marzo y fue llevado al centro de detención secreta de Temara, que pertenece a la policía política.

Estuvo encarcelado allí durante 45 días, hasta que fue liberado a finales de abril de 2004. «Fui sometido a un interrogatorio maratoniano que duró horas y horas con la misma pregunta», dice en Al Ayam.

Mohamed Haddad asegura igualmente, y de manera tajante, que se había trasladado a Marruecos dos meses antes de los atentados de marzo de 2004, y que no se encontró ninguna prueba de su presencia en Madrid en los lugares que han sido inspeccionados por la Policía española.

En su monólogo, Mohamed Haddad exige al Estado marroquí que se le devuelva su pasaporte y cuenta cómo se acercó a una conocida militante de Derechos Humanos, Khadija Ruisi, que le prometió resolver su problema escribiendo al Ministerio del Interior.Según fuentes consultadas por este diario, la súplica de Ruisi fue dirigida al mismísimo Fuad Ali El Himma, ministro adjunto del Interior y actual hombre fuerte de Marruecos.

Hasta el día de hoy, la carta de Ruisi no ha recibido ninguna respuesta. Lo único que recibió Haddad fue una escueta respuesta donde se decía que nadie sabía del paradero de su pasaporte.«La decisión del Ministerio del Interior marroquí y de los servicios secretos de impedirme recuperar mi pasaporte es más fuerte que mi voluntad de regresar a España para probar mi inocencia ante la Justicia», se lamenta.

Hace unos días, Lahbib Hajji, abogado de Mohamed Haddad, envió varias cartas al director general de la Policía Nacional, al nuevo jefe de la DGST (Dirección General de la Vigilancia del Territorio, policía política), así como a altos responsables marroquíes.

Una denuncia está, además, en fase de tramitación ante la Fiscalía de Tetuán, y el consulado español en la antigua capital del protectorado ha recibido igualmente un escrito del abogado de Haddad para que se le permita regresar a España.

Tanto en Tetuán como en Rabat, los observadores que siguen los temas de terrorismo estiman que mas allá de la implicación o no de Mohamed Haddad en los atentados del 11-M, el hecho de que haya sido secuestrado en la temible cárcel secreta de Temara sin ser torturado (una rarísima excepción) tiene su significado.

Asimismo, la negativa de las autoridades marroquíes a devolverle el pasaporte o a entregarle otro (un trámite que dura muy pocas horas si la orden viene de Rabat) esconde algo. No es improbable que Haddad haya sido durante su larga estancia en Madrid un confidente de la policía política marroquí.

En su último editorial, Al Ayam advierte de que las acusaciones sobre la presunta implicación de los servicios secretos marroquíes en el 11-M «no son obra de un periodista enfadado, rencoroso o borracho, sino que provienen del director adjunto del diario EL MUNDO, uno de los que tienen una mayor difusión.



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