Zapatero confía aún en que Batasuna se separe de la violencia y promete generosidad

18-01-07



CRISIS ANTITERRORISTA / La posición del Gobierno

Zapatero confía aún en que Batasuna se separe de la violencia y promete generosidad


Critica que el PP plantee condiciones previas antes siquiera de sentarse a buscar un acuerdo Coordina su estrategia con el presidente del PNV
FERNANDO GAREA

MADRID.- La esperanza de José Luis Rodríguez Zapatero para el fin del terrorismo sigue estando en la izquierda abertzale. El presidente del Gobierno confía todavía en que es posible que un sector de Batasuna se desmarque de la violencia y de la estrategia de ETA.

El propio Zapatero confirmó ayer esta posición en un desayuno del Forum Europa en el que, además, ofreció «generosidad» para el caso de que se produzca esa situación.
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El presidente del Gobierno concedió especial importancia a las declaraciones de los últimos días de Arnaldo Otegi, ligeramente fuera de la ortodoxia de ETA. «Hemos oído estos días estos días alguna declaración que no debe pasar desapercibida», aseguró.

El presidente afirmó que hablaba con «todas las cautelas», pero que su deseo «es que la llamada izquierda abertzale dé cada día un paso más, imprescindible, para que lleguemos a ese objetivo de ver antes que tarde el fin de la violencia».

Zapatero explicó que debe darse la «separación de los violentos y una condena de la violencia». «Confío, es fundamental y la autoridad democrática es la que representa la capacidad de generosidad para el futuro. Sólo puede ser generoso quien tiene la autoridad democrática, es decir el pueblo, la ciudadanía», añadió.

Esta estrategia de Zapatero es compartida con el presidente del PNV, Josu Jon Imaz, que ayer mismo hizo unas declaraciones en el mismo sentido y que irá en breve a La Moncloa. Zapatero e Imaz comparten diagnóstico y estrategia sobre Batasuna. El Gobierno trabaja estos días con la hipótesis de que existe una diferenciación entre las posiciones de Batasuna y las de ETA y, por ahí, podría reabrirse un futuro proceso de paz. No obstante, reiteró ayer que, sin distanciarse de la violencia, Batasuna no estará en las elecciones municipales y forales de mayo, en aplicación de la Ley de Partidos. «No se me alcanza cómo va a poder estar», dijo ayer.

La base de esta posición son los datos que tiene el Gobierno sobre el malestar en un sector de la izquierda abertzale por la decisión de ETA de poner fin al proceso de paz con la bomba de Barajas (ver EL MUNDO del pasado 11 de enero).

El precedente es la escisión que se produjo en ese sector ideológico tras el final de la tregua de 1999, que terminó con la creación de Aralar.

Zapatero, en su penúltima intervención en el debate del lunes en el Congreso, en respuesta a Begoña Lasagabaster, aseguró textualmente: «Desde mi punto de vista hay algunos síntomas -no suficientemente esperanzadores, pero que al menos son síntomas- de que el mundo de la izquierda abertzale pudiera tener la valentía, el coraje de pasar página y de abrir una etapa distinta. Algunos indicios y algunos síntomas hemos tenido; no se han confirmado, no han sido suficientes. Es determinante para el empeño que tenemos, determinante».

En enero de 2005, el presidente concedió especial importancia para impulsar el proceso de paz a la carta que Arnaldo Otegi le envió en la que, por ejemplo, se aceptaba el esquema de las dos mesas de diálogo y se le pedía que actuara como «el Tony Blair español».

Zapatero, tras el debate del lunes en el Congreso, intenta ahora tomar la iniciativa o, al menos, dar la imagen de que la mantiene.

Ayer, en un multitudinario desayuno ante autoridades, ministros, empresarios y dirigentes socialistas, hizo una defensa de sus posiciones y reiteró su intención de intentar un gran acuerdo contra ETA entre todos los partidos, con asociaciones y la sociedad civil.

Cuando se le preguntó si cerraba la posibilidad de dialogar con ETA, reiteró que en el Congreso explicó «de manera clara que el proceso de diálogo, el llamado proceso de paz está roto. Punto final. Dije que con violencia no hay diálogo y ETA no tiene dos bazas, sino que debe elegir entre violencia y diálogo». Sin embargo, de cara al futuro, no cerró la puerta al final dialogado, con condiciones más exigentes. Para hacerlo, echó mano de una frase pronunciada por Aznar en 1999, justo después de que ETA rompiera la tregua: «El Gobierno ha hecho, hace y hará todo lo posible para buscar los caminos que nos conduzcan a una paz definitiva».

También en este punto utilizó la palabra generosidad: «Siempre, y también ahora, se han explorado las posibilidades de vía de diálogo destinadas a propiciar el abandono de la violencia. La aceptación de la integración en la vida democrática y la asunción de que no hay precio político a pagar, sino propuestas políticas que se pueden defender conforme a reglas democráticas. Esas vías están también destinadas a convencer a quienes defiendan estas convicciones de que la sociedad española será justa, pero será generosa». Reiteró que quiere un acuerdo con todos, que ve posible integrar al PNV y que pondrá todo su «empeño para conseguirlo».

Sin citar expresamente al PP, el presidente criticó que este partido pretenda imponer condiciones previas antes de sentarse siquiera en busca de un acuerdo. «Hay que ir sin límites ni condiciones previas, para buscar un punto común de encuentro», aseguró. Pocas horas después, Rajoy anunciaba cinco iniciativas concretas que presentará en el Congreso a debate y votación, antes de reunirse con el Gobierno.

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