El PP abuchea al ministro Alonso y pide a gritos su dimisión
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12-05-06
CASO BONO' / Escándalos en los parlamentos
El PP abuchea al ministro Alonso y pide a gritos su dimisión
Por vez primera en la democracia, el presidente del Congreso expulsa a un diputado en la mayor bronca que se recuerda
AGUSTIN YANEL
12-05-06
CASO BONO' / Escándalos en los parlamentos
El PP abuchea al ministro Alonso y pide a gritos su dimisión
Por vez primera en la democracia, el presidente del Congreso expulsa a un diputado en la mayor bronca que se recuerda
AGUSTIN YANEL
MADRID.- Ni los más viejos del lugar recuerdan una bronca como la que hubo ayer en el Pleno del Congreso de los Diputados, que terminó con la expulsión de Vicente Martínez-Pujalte (del PP) por parte del presidente de la Cámara. Al ministro José Antonio Alonso no se le pudo escuchar casi nada de su intervención porque los parlamentarios populares le abuchearon, le llamaron «fascista», pidieron a gritos su dimisión y no pararon de golpear en sus escaños.
(.../...)
Hubo quien comentó que, más que una sesión de debate político, en la que es habitual un rifirrafe civilizado entre el partido del Gobierno y la oposición, la de ayer parecía una asamblea universitaria, una reunión de trabajadores a los que su empresa quiere despedir o incluso un espectáculo de circo.
Todo comenzó cuando finalizaba el debate sobre una reforma de la Ley del Poder Judicial y entró en el Hemiciclo el ministro Alonso, quien a continuación iba a solicitar a la Cámara autorización para enviar más tropas a Afganistán. «Ministro, dimisión», le espetó Martínez-Pujalte, que en ese momento conversaba con otros diputados en vez de escuchar al orador de turno.
«Le ruego mantenga silencio, le llamo al orden por primera vez y lamento hacerlo, pero respete al orador», le dijo el presidente, Manuel Marín, en referencia al diputado Pedro Muñoz (PSOE), que hablaba desde la tribuna.
Terminó de hablar ese diputado mientras Martínez-Pujalte siguió haciéndolo desde su escaño: «Señor ministro, que nos detienen», voceó entre risas, en referencia a los dos militantes del PP que fueron arrestados bajo la acusación de haber agredido al entonces ministro José Bono durante una manifestación, y por lo que ahora han sido condenados tres policías.
- Señor Pujalte, le llamo al orden por segunda vez -insistió Marín.
- Pero no me detiene -respondió, con sorna, ese diputado del PP.
- Le advierto que si tuviera que llamarle al orden por una tercera vez, le invitaré a abandonar el Hemiciclo. Quiero que lo tenga usted en cuenta -le dijo el presidente.
- ¡La Policía! -apostilló Martínez-Pujalte, entre risas.
Y Marín, tal y como acababa de advertirle y porque así lo establece el Reglamento del Congreso, le llamó al orden por tercera vez y le ordenó que se marchara. Pujalte no sólo no obedeció esa orden, sino que gritó «¡que me detengan!», jaleado por sus compañeros del PP.
El presidente leyó un artículo del Reglamento, en el que se indica que si un diputado se niega a abandonar el Hemiciclo se le podrá impedir que asista a la siguiente sesión plenaria. Pujalte se marchó entonces, no sin antes hacer una reverencia a Marín y otra dirigida a los parlamentarios del PSOE, con sorna. Algunos diputados del PP le gritaron: «No te vayas».
Reprobación a Marín
Intervino entonces el portavoz del PP, Eduardo Zaplana, quien anunció que iba a presentar una reprobación contra Marín por haber expulsado a un diputado popular. La registró ayer mismo, horas después, a sabiendas de que no va a prosperar. En ella pide que el Congreso condene «la reiterada vulneración» de los derechos de los grupos parlamentarios, en especial del PP, por parte de Manuel Marín.
Pero toda esa bronca fue sólo un aperitivo de lo que iba a ocurrir después. El ministro José Antonio Alonso intentó hablar, pero sus palabras fueron ahogadas por los gritos de los diputados del PP. «Alonso dimisión», clamaban, en una protesta que era esperada porque algunos la habían anunciado desde horas antes.«Libertad, libertad», gritaban otros.
«Unos mandan detenernos y otros nos echan de aquí», gritó el popular Francisco Antonio González. Manuel Marín pedía silencio.El ministro intentaba hablar, pero los gritos no le dejaban.
«Esta es la España que quiere el PP, la del enfrentamiento descarnado y cainita, la de la manipulación del Parlamento donde están representados los ciudadanos», se escuchó decir al ministro en un momento en que era menos intensa la protesta popular. «Se sirven para ello de mentiras y de manipulaciones, es su estilo, nada nuevo», añadió, entre gritos de «¡fuera!».
«¡Fascista!», dijo alguien desde los escaños del PP a Alonso.«¡Fascista!», le volvieron a gritar dos veces.
Después del Pleno, los portavoces del PSOE y del PP se recriminaron mutuamente lo ocurrido.
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Hubo quien comentó que, más que una sesión de debate político, en la que es habitual un rifirrafe civilizado entre el partido del Gobierno y la oposición, la de ayer parecía una asamblea universitaria, una reunión de trabajadores a los que su empresa quiere despedir o incluso un espectáculo de circo.
Todo comenzó cuando finalizaba el debate sobre una reforma de la Ley del Poder Judicial y entró en el Hemiciclo el ministro Alonso, quien a continuación iba a solicitar a la Cámara autorización para enviar más tropas a Afganistán. «Ministro, dimisión», le espetó Martínez-Pujalte, que en ese momento conversaba con otros diputados en vez de escuchar al orador de turno.
«Le ruego mantenga silencio, le llamo al orden por primera vez y lamento hacerlo, pero respete al orador», le dijo el presidente, Manuel Marín, en referencia al diputado Pedro Muñoz (PSOE), que hablaba desde la tribuna.
Terminó de hablar ese diputado mientras Martínez-Pujalte siguió haciéndolo desde su escaño: «Señor ministro, que nos detienen», voceó entre risas, en referencia a los dos militantes del PP que fueron arrestados bajo la acusación de haber agredido al entonces ministro José Bono durante una manifestación, y por lo que ahora han sido condenados tres policías.
- Señor Pujalte, le llamo al orden por segunda vez -insistió Marín.
- Pero no me detiene -respondió, con sorna, ese diputado del PP.
- Le advierto que si tuviera que llamarle al orden por una tercera vez, le invitaré a abandonar el Hemiciclo. Quiero que lo tenga usted en cuenta -le dijo el presidente.
- ¡La Policía! -apostilló Martínez-Pujalte, entre risas.
Y Marín, tal y como acababa de advertirle y porque así lo establece el Reglamento del Congreso, le llamó al orden por tercera vez y le ordenó que se marchara. Pujalte no sólo no obedeció esa orden, sino que gritó «¡que me detengan!», jaleado por sus compañeros del PP.
El presidente leyó un artículo del Reglamento, en el que se indica que si un diputado se niega a abandonar el Hemiciclo se le podrá impedir que asista a la siguiente sesión plenaria. Pujalte se marchó entonces, no sin antes hacer una reverencia a Marín y otra dirigida a los parlamentarios del PSOE, con sorna. Algunos diputados del PP le gritaron: «No te vayas».
Reprobación a Marín
Intervino entonces el portavoz del PP, Eduardo Zaplana, quien anunció que iba a presentar una reprobación contra Marín por haber expulsado a un diputado popular. La registró ayer mismo, horas después, a sabiendas de que no va a prosperar. En ella pide que el Congreso condene «la reiterada vulneración» de los derechos de los grupos parlamentarios, en especial del PP, por parte de Manuel Marín.
Pero toda esa bronca fue sólo un aperitivo de lo que iba a ocurrir después. El ministro José Antonio Alonso intentó hablar, pero sus palabras fueron ahogadas por los gritos de los diputados del PP. «Alonso dimisión», clamaban, en una protesta que era esperada porque algunos la habían anunciado desde horas antes.«Libertad, libertad», gritaban otros.
«Unos mandan detenernos y otros nos echan de aquí», gritó el popular Francisco Antonio González. Manuel Marín pedía silencio.El ministro intentaba hablar, pero los gritos no le dejaban.
«Esta es la España que quiere el PP, la del enfrentamiento descarnado y cainita, la de la manipulación del Parlamento donde están representados los ciudadanos», se escuchó decir al ministro en un momento en que era menos intensa la protesta popular. «Se sirven para ello de mentiras y de manipulaciones, es su estilo, nada nuevo», añadió, entre gritos de «¡fuera!».
«¡Fascista!», dijo alguien desde los escaños del PP a Alonso.«¡Fascista!», le volvieron a gritar dos veces.
Después del Pleno, los portavoces del PSOE y del PP se recriminaron mutuamente lo ocurrido.
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