Periodismo moderno reconvertido a 'agit prop'

21-03-04



ELECCIONES 14-M

Periodismo moderno reconvertido a 'agit prop'


Por Víctor de la Serna


No era la CNN norteamericana. No era periodismo televisivo, ni 24-hours news, ni nada semejante. Ver CNN+ el sábado 13 de marzo por la tarde fue un ejercicio diferente, el de observar cómo una emisora digital, símbolo de la información audiovisual moderna, se convertía en conducto de un agit prop (agitatsija propaganda, el sistema de propagación de los beneficios de la Revolución ideado por Lenin) periodístico rápidamente puesto al día. Durante largos minutos la manifestación ante la sede del PP fue retransmitida por un equipo móvil sin periodista, con los micrófonos recogiendo todas las consignas («¡mentirosos, mentirosos!», «¡asesinos del PP!») y las imágenes de las pancartas. Una locutora, en off, repetía una y otra vez que la manifestación era «espontánea» y que no se sabía quién había congregado allí a 3.000 personas «con llamadas a teléfonos móviles». Cuando, al fin, llegó un redactor, su pregunta fue para una manifestante: «María ¿quién te ha convocado y por qué?». La respuesta: «Me ha llamado una amiga diciéndome que había salido en la Ser la noticia de que todas las pistas indicaban que el atentado lo había cometido el terrorismo islamista y que se había convocado una manifestación a las seis». Profundo silencio de los periodistas.
(.../...)

La CNN+ puso las imágenes que apoyaron las informaciones y las consignas de la Ser a través de los tres días emotivos, caóticos y decisivos que separaron las explosiones asesinas de la apertura de las mesas electorales, cambiando el sentido del voto. El paroxismo se produjo el sábado. Pero atrás quedaba la interesante cadena de informaciones y desinformaciones que en estas páginas narramos y analizamos.

El día 11 por la mañana, desde que Iñaki Gabilondo manifestase su creencia en que «ETA está detrás de esto», hora y media antes de que el lehendakari Ibarretxe proclamase lo mismo y mucho antes de que el ministro Acebes hiciera lo propio, la Ser empezó a aportar datos exclusivos que corroboraban esa autoría. Ya a las ocho de la tarde, su redactor Javier Alvarez llegó a afirmar que la Comisaría General de Información tenía identificados a nueve presuntos autores del atentado, «miembros de ETA», y que él tenía ante sus ojos sus fotos. La fuente parece haber sido un e-mail apócrifo que circulaba por Internet, y que el periodista ni siquiera había contrastado con Interior...

En un primer momento, al aparecer la primera pista islámica -la cinta en la furgoneta-, la Ser indicó reiteradamente que, como el propio Gobierno, había que mostrar prudencia y ampliar el ámbito de las pesquisas. De ahí, en la noche del jueves al viernes, se produce el vuelco: no es que el Gobierno se haya podido equivocar, es que ha mentido. La espiral de acusaciones, alimentada desde el PSOE por Alfredo Pérez Rubalcaba, terminaría con la sombría advertencia de Carlos Carnicero de que había que evitar «algún estado de excepcionalidad». Resulta fascinante que, de repente, la prudencia compartida con el Gobierno dejase lugar a la proclamación de la «mentira» gubernamental, repetida como un mantra de los Hare Krishna. (La repetición de consignas hasta que calen en las mentes es una clásica técnica de agit prop). La Ser olvidó de golpe que ella misma había sido la primera convencida de la autoría de ETA, mucho antes de que Aznar o Acebes hablasen. La Ser puede equivocarse, pero el Gobierno sólo puede engañar...También olvidó de manera muy conveniente sus propias informaciones falsas reafirmando la tesis etarra, para pasar a apoyar sus nuevas acusaciones con otras informaciones exclusivas: que estaba establecido (por tres fuentes distintas, decían) que existían asesinos suicidas; que el CNI había afirmado desde el primer momento que los islamistas eran los principales sospechosos («al 99%»)... Ha sido necesaria la desclasificación de varios documentos para establecer que esas pruebas nunca existieron.

Sin embargo, todo ello se ha producido tras las elecciones y tras haber reproducido copiosamente la prensa internacional la versión de la cadena de Prisa -respaldada por los demás medios de ese imperio mediático próximo al PSOE- sobre la mentira de Estado, como titulaba a toda portada un diario de París. La indolente credulidad de parte de la prensa internacional es otro dato que nos queda de todo este episodio de agit prop. El grupo informativo que no movió ni un dedo por desentrañar los crímenes de Estado de los GAL sigue -y es su mérito- manteniendo su aureola de credibilidad ante parte de la prensa mundial. Queda bien patente que una cosa es ser gracioso y otra caer en gracia...

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