El comisario que no quiso decir si estuvo en Gobelas
21-08-06
El comisario que no quiso decir si estuvo en Gobelas
El comisario que no quiso decir si estuvo en Gobelas
MADRID.- Apenas llevaba un mes al frente de la Comisaría General de Información cuando Telesforo Rubio se convirtió en uno de los protagonistas de la Comisión de Investigación sobre los atentados del 11-M.
Su comparecencia ante los diputados el 8 de julio de 2004 estaba a punto de concluir sin demasiados problemas para el comisario. Rubio no se esperaba la sorpresa que le preparaba el portavoz popular Jaime Ignacio del Burgo, empeñado en saber dos cosas: si había participado en la elaboración del programa electoral del PSOE sobre seguridad y lucha antiterrorista y, sobre todo, si el 28 de junio había visitado la sede socialista de Gobelas, cuando la investigación parlamentaria ya estaba en marcha.
El comisario se acogió a su derecho a no responder, sirviendo en bandeja el correspondiente escándalo.
Pronto se complicarían aún más las cosas para el principal responsable de la lucha antiterrorista. Su forma de dirigir la Comisaría General de Información y una serie de nombramientos que muchos interpretaron como una purga provocaron el malestar entre sus nuevos subordinados. Se le acusa además de haberse rodeado de personas que no son expertas en la materia principal de su departamento.
A Rubio se le critica también su obsesión por controlarlo todo, de no fiarse de nadie y que, ante todo, no haya filtraciones a los medios de comunicación.
La reciente operación contra el entramado de extorsión de la banda terrorista es otro de los charcos que ha salpicado a Telesforo Rubio, dando lugar a una situación sin precedentes en una investigación policial: el juez encargado del caso, Fernando Grande-Marlaska, decidió apartarle de las investigaciones e, incluso, prohibió a uno de los subordinados del propio comisario al que encargó la tarea que informara a su jefe de la pesquisas.
El motivo fue que Telesforo Rubio tardó tres días en avisar al juez de que la operación no había dado todos los frutos esperados por culpa de un chivatazo. Una situación rocambolesca que ahora se complica aún más con las sospechas sobre el origen del soplo que alertó a los implicados en la extorsión etarra sobre los empresarios vascos.
Para terminar de complicar más las cosas, la última remodelación de la Dirección General de la Policía ha puesto a sus órdenes a los Tedax, dirigidos por un personaje no menos polémico: el también comisario Sánchez Manzano.
Su comparecencia ante los diputados el 8 de julio de 2004 estaba a punto de concluir sin demasiados problemas para el comisario. Rubio no se esperaba la sorpresa que le preparaba el portavoz popular Jaime Ignacio del Burgo, empeñado en saber dos cosas: si había participado en la elaboración del programa electoral del PSOE sobre seguridad y lucha antiterrorista y, sobre todo, si el 28 de junio había visitado la sede socialista de Gobelas, cuando la investigación parlamentaria ya estaba en marcha.
El comisario se acogió a su derecho a no responder, sirviendo en bandeja el correspondiente escándalo.
Pronto se complicarían aún más las cosas para el principal responsable de la lucha antiterrorista. Su forma de dirigir la Comisaría General de Información y una serie de nombramientos que muchos interpretaron como una purga provocaron el malestar entre sus nuevos subordinados. Se le acusa además de haberse rodeado de personas que no son expertas en la materia principal de su departamento.
A Rubio se le critica también su obsesión por controlarlo todo, de no fiarse de nadie y que, ante todo, no haya filtraciones a los medios de comunicación.
La reciente operación contra el entramado de extorsión de la banda terrorista es otro de los charcos que ha salpicado a Telesforo Rubio, dando lugar a una situación sin precedentes en una investigación policial: el juez encargado del caso, Fernando Grande-Marlaska, decidió apartarle de las investigaciones e, incluso, prohibió a uno de los subordinados del propio comisario al que encargó la tarea que informara a su jefe de la pesquisas.
El motivo fue que Telesforo Rubio tardó tres días en avisar al juez de que la operación no había dado todos los frutos esperados por culpa de un chivatazo. Una situación rocambolesca que ahora se complica aún más con las sospechas sobre el origen del soplo que alertó a los implicados en la extorsión etarra sobre los empresarios vascos.
Para terminar de complicar más las cosas, la última remodelación de la Dirección General de la Policía ha puesto a sus órdenes a los Tedax, dirigidos por un personaje no menos polémico: el también comisario Sánchez Manzano.
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