Un documento prueba que el coronel Hernando no dijo la verdad a la Comisión del 11-M

29-01-07



Un documento prueba que el coronel Hernando no dijo la verdad a la Comisión del 11-M


La UCO controló la trama de explosivos después de que cediera la investigación a la Guardia Civil de Asturias

ANTONIO RUBIO

MADRID.- Félix Hernando, coronel jefe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, cometió falso testimonio en su comparecencia ante la Comisión de Investigación del 11-M del Congreso. Hernando omitió el 20 de julio de 2004 que su Unidad había elaborado el 6 de marzo de 2003 un documento donde ya se informaba detalladamente sobre las personas que estaban llevando a cabo tráfico de explosivos, armas y drogas.


El informe de la Unidad Central Operativa (UCO) está datado el 06-03-03, con la Clave: «MAL COM 016», la Referencia «TK» y el destinatario es la «Comandancia de Oviedo». Y en el apartado «ASUNTO» figura: «Ampliación de información sobre depósitos de explosivos». Efectivamente, la información que se recoge en el documento oficial explica la llegada a Madrid, desde Asturias, de Antonio Toro y un tal Emilio con el fin de vender una importante cantidad de Goma2, comprar una pistola y dos fusiles de la marca rusa Kalasnikov, adquirir una importante cantidad de hachís y encargar la «eliminación» de una persona.

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El documento de la UCO, del que no tuvo conocimiento la Comisión de Investigación del 11-M, refleja paso por paso los movimientos de los asturianos un año antes de los atentados: «El pasado día 6 del presente mes (sic), Antonio Toro y Emilio (hermano de la novia de Antonio) llegaron a Madrid a bordo de un vehículo monovolumen de alquiler de la casa Hertz». En Madrid, el seguimiento de los vendedores de explosivos también fue exhaustivo: «Una vez en la capital se trasladaron hasta la casa de alquiler de vehículos del aeropuerto de Barajas en donde cambiaron el vehículo por otro monovolumen Renault de color verde, matrícula 2720BXW».

En esas fechas los agentes de la UCO todavía no tienen claro que Emilio Suárez Trashorras es el que ejerce de novio de la hermana de Toro y no al revés.

Sin embargo, los miembros de la Unidad Central Operativa no pierden el rastro de Antonio Toro y su acompañante desde que llegan a Madrid e informan: «En este viaje intentan contactos con diversas personas a fin de obtener lo siguiente». Y los subordinados del coronel Félix Hernando detallan todas las cuestiones: «En relación con la Goma2, están intentando conseguir algún comprador».

El siguiente movimiento de Toro y Suárez Trashorras -en aquella fecha la UCO todavía no tenía centrado e identificado al cuñado de Toro-- consiste en: «Quieren adquirir un arma corta con silenciador y dos Kalasnikov. En relación con estas últimas hacen referencia a que sean iguales a las que utilizaron dos búlgaros que hace unos días mataron a dos individuos en Madrid».

Efectivamente, el 26 de febrero de 2003 fueron asesinados en Madrid dos individuos búlgaros que se dedicaban al robo de vehículos. Fueron tiroteados con un fusil de asalto del calibre 762.

Según el informe de la UCO, Toro es el que lleva toda la iniciativa en las operaciones: «Antonio Toro comenta que en el transcurso de la semana pasada la Policía, sin especificar Cuerpo, le registró sus locales». El asturiano cree saber quién fue la persona que lo delató: «Antonio está convencido de que una persona que él conoce es el chivato de la Policía por lo que quiere eliminarlo, para lo que está intentando buscar a algún ciudadano marroquí o de algún país del Este que pueda hacer este trabajo».

En noviembre de 2004 el confidente marroquí Rafá Zouhier, que avisó en varias ocasiones a la UCO de que Toro y Suárez estaban traficando con explosivos, reveló a EL MUNDO que Carmen Toro y su marido, Emilio Suárez Trashorras, le encargaron que buscara a una persona para que eliminara a Francisco Javier Villazón Lavandera.

El matrimonio estaba convencido de que Lavandera fue el causante del registro del domicilio y garaje de Antonio Toro, donde la Policía encontró 84 kilos de hachís, tres de cocaína, 16 cartuchos de Goma2 y detonadores.

Cuando el coronel Hernando compareció en la Comisión de Investigación del 11-M aclaró que el tráfico de explosivos que habían investigado «era de ámbito local, reducido a la Comunidad Autónoma de Asturias». El jefe de la Guardia Civil argumentó que por ese motivo remitió sus informaciones «al coronel jefe de la zona de Asturias para que continuara con las investigaciones». Y sentenció que «la competencia en la continuidad de la investigación es de la zona de Asturias y no de la UCO».

Félix Hernando, además, dijo que el 27 de febrero de 2003 «le doy todos los datos -en referencia al jefe de la zona de Asturias- que hasta ahora hemos podido conseguir: los iniciales que nos dice Rafá Zouhier, las investigaciones y los datos que nosotros hemos concluido después de que este equipo de vigilancia se desplazara a la zona, la muestra del explosivo, etcétera...». El coronel concluye su exposición sobre este punto diciendo: «Y cerramos el documento».

El coronel Hernando no descubre en ningún momento ante la Comisión del 11-M que hay un informe posterior al que él realiza el 27 de febrero de 2003, donde se explica que Antonio Toro y Emilio Suárez Trashorras se movían con total impunidad por Madrid y que llegaron hasta la provincia de Cádiz. Es decir, que las fechorías que llevaban a cabo los asturianos eran de ámbito nacional y no comunitario o provincial.

El documento de la UCO del 6 de Marzo de 2003 también aclara que «el mismo día que estuvieron aquí -en referencia a Toro y Suárez- se desplazaron hasta Cádiz en el monovolumen Renault Megane con el objeto de formalizar una compra de hachís bastante importante».

El siguiente punto del que informa la UCO en su documento es de extrema importancia y vuelve a tocar el tema de la venta de explosivos por parte de Toro y Suárez Trashorras: «En fechas próximas, es posible que a lo largo de esta semana, pretenden ponerse en contacto con un súbdito de Uruguay, cuyo único dato conocido sobre éste es que es identificado como MARTIN, que está interesado en la compra del explosivo y que lo pagaría con cocaína».

Los subordinados del coronel Hernando también aclaran en su informe que el tal Martín de Uruguay «está interesado en vender armas a Antonio». Y hacen la siguiente observación: «Se están realizando gestiones para averiguar la identidad del chivato y de Martín».

Informaciones posteriores, que se remontan al 16 de Marzo de 2003, aclaran quién es y a qué se dedica el tal Martín de Uruguay: «La fuente facilita los siguientes datos: MARTIN R... O... Domicilio: Paseo ... Fuenlabrada (Madrid). Vehículos: Posee dos Volkswagen Golf». Ese informe de la UCO está encabezado con la referencia «Ampliación de información sobre tráfico de armas» y hace mención a que existen dos confidentes policiales que han confirmado el tema y califican la información de nivel «A-1». Ésa es la valoración más alta que se da a una fuente en información.

Esa misma información sobre Martín R... O... también está complementada con otra serie de datos que aporta el GDO (Grupo de Delincuencia Organizada) de la Guardia Civil y que en el documento se indica que «se adjunta» y se suma a una serie de «datos de tráfico».

Es decir, el uruguayo que vivía en Madrid y se dedicaba al tráfico de armas y que pretendía adquirir explosivos estaba perfectamente identificado por la UCO.

El coronel Félix Hernando reiteró en varias ocasiones durante su comparecencia que «después de remitir este informe -se refiere al del 27 de febrero de 2003- y dejar la puerta abierta para algún dato que posteriormente pudiera dar el informador, ya no hicimos nada porque no nos compete; compete a la comandancia de Asturias». Del otro informe, el del 6 de Marzo de 2003, Hernando no reveló ningún detalle y lo ocultó a sus señorías.

Además, el jefe de la UCO se dedicó durante toda su comparecencia ante la Comisión de Investigación del 11-M a tirar balones fuera y en un momento determinado explicó a sus señorías que «no es mi competencia el control y la vigilancia de los explosivos...Mi especialidad es exclusivamente la investigación».

Hernando asumió, a la pregunta de «¿fallaron las alarmas?» del diputado Jané i Guasch, de Convergencia i Unió, que «indudablemente, fallaron los controles o los seguimientos, etcétera».

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