La tarjeta perdida y hallada en la Audiencia

05-04-06



11-M LA INVESTIGACION / Las lagunas del proceso

La tarjeta perdida y hallada en la Audiencia

La Policía preguntó el mes pasado a Amena si no se habrían quedado ellos por casualidad con la tarjeta del teléfono de la 'mochila de Vallecas'
FERNANDO LAZARO

MADRID.- El susto fue morrocotudo. Los agentes encargados de la investigación de la masacre de Madrid se quedaron petrificados cuando se dieron cuenta de que habían perdido el control de la tarjeta del teléfono encontrada en la mochila de Vallecas, la pieza angular de las pesquisas sobre los atentados del 11-M.Durante seis días, los especialistas de la Comisaría General de Información contuvieron el aliento, hasta que se supo que la tarjeta seguía en la Audiencia Nacional.

¿Y cuándo se dieron cuenta de que no estaba en su poder esta tarjeta, que sirvió para centrar inmediatamente a Jamal Zougam? Cuando el pasado jueves, día 9 de marzo, el juez pidió la famosa bolsa localizada en la estación de El Pozo para mostrársela al inspector jefe Manuel Alvarez, que se hizo cargo de todo aquello que se recogió aquel 11-M en la estación de El Pozo.

Fue en el momento en que el juez se percató de que la mochila que le mostró al inspector no era la auténtica, que era una similar que la Comisaría General de Policía Científica había utilizado para realizar pruebas, cuando saltaron todas las alarmas. Estaba la mochila verdadera, estaba el teléfono. ¿Y la tarjeta? Nervios, muchos nervios. Los responsables entendían que no se había podido perder, que tenía que estar, que iba a aparecer. Pero eran conscientes de que, después de que al juez le hubieran dado una bolsa que no era la que llevaba la bomba el 11-M, el hecho de que se hubiera perdido la pista de la tarjeta podía provocar nuevos problemas a los investigadores. (---/---)

Por este motivo, rápidamente los agentes trataron de reconstruir el itinerario policial y la llamada cadena de custodia que se siguió con la tarjeta desde que fue desactivada la bomba.

Movimientos

Según explicaron fuentes de la Audiencia Nacional, la vigilancia policial sobre esta tarjeta se interrumpe, se pierde, cuando se entrega a la empresa privada Amena para que trate de averiguar todos los datos sobre los movimientos de la tarjeta.

Según las investigaciones, esa tarjeta fue adquirida en una tienda regentada por unos indios en Alcorcón (Madrid) y acabó en manos de Jamal Zougam, encarcelado por su presunta relación con el 11-M. Estaba colocada en el teléfono que iba a ser utilizado para detonar la bolsa con Goma Dos que fue desactivada en la comisaría de Vallecas. La Policía envió un oficio a Amena para conocer si aún seguía en su poder la tarjeta, según explicaron a este periódico fuentes de la empresa de comunicación. No tardó mucho esta empresa en contestar al requerimiento: la famosa tarjeta telefónica no estaba en su poder. Esta negativa multiplicó los nervios entre los agentes encargados de las pesquisas de la masacre.

Cadena de custodia

Según la reconstrucción que desde el pasado día 9 se llevó a cabo, el último agente de la Comisaría General de Información que tuvo en sus manos la tarjeta antes de entregársela a Amena fue el instructor de las diligencias, un inspector jefe de la Unidad Central de Información Exterior (UCIE). Este se la había pedido a uno de los agentes de la unidad, que era el que estaba a cargo de la custodia de todos los objetos.

Los agentes no daban crédito a la posibilidad de que esta prueba tan importante se hubiera podido perder. Los mandos eran conscientes de que era de la máxima importancia recuperarla, localizarla.Fue una carrera contrarreloj. Afortunadamente, desde la empresa privada se aportaron datos que permitieron identificar al agente que se hizo cargo de la tarjeta una vez que Amena acabó de realizar todas las pruebas con ella para tratar de obtener nuevas pistas.

Los responsables de la UCIE contactaron con este funcionario de la Comisaría General de Información, que aportó luz, ya definitivamente, sobre la tarjeta. Y ésta apareció el pasado día 15. Estaba en la Audiencia Nacional. Fue allí donde se trasladó cuando la empresa privada acabó sus análisis. Se la entregó a un funcionario de Información que directamente la trasladó a dependencias judiciales.Según estas fuentes, se almacenó con otros objetos allí guardados relacionados con el 11-M.


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