Rajoy Y Aguirre Contra Zapatero
23-07-06
Editorial
Rajoy Y Aguirre Contra Zapatero
Editorial
Rajoy Y Aguirre Contra Zapatero
Mariano Rajoy anunció ayer que la próxima semana el PP recurrirá el nuevo Estatuto de Cataluña ante el Tribunal Constitucional. No cabe duda de que las razones jurídicas del recurso estarán más que fundadas porque, como ya han advertido catedráticos y expertos en Derecho Constitucional, muchos de los artículos del Estatuto contradicen los principios de la Carta Magna. El líder del PP adelantó que el texto catalán será recurrido porque suprime el Estado de las Autonomías para convertirlo en «una confederación de estados». Ya veremos lo que dice el Tribunal.
El presidente del PP criticó ayer con dureza a Zapatero como máximo responsable de la ruptura del consenso que alumbró la Constitución y señaló que su «irresponsabilidad es de tal calibre que no se ha dado cuenta de que en los próximos meses tendrá que modificar más de 30 leyes» para que el Estatuto catalán pueda cumplirse. Aunque tras la aprobación del texto estatutario por parte del Congreso se ha rebajado la tensión política en torno a la transformación del modelo de Estado que lidera Zapatero, la dura advertencia de Rajoy indica que el PP continuará haciendo bandera de este asunto en su labor de oposición. En este sentido, el líder popular anunció que en otoño solicitará un debate parlamentario monográfico sobre lo que denominó «la demolición del Estado». Ya hace unos días, Rajoy adelantó asimismo que el PP incluirá en el programa electoral de las generales una reforma similar a la llevada a cabo en Alemania, donde los dos grandes partidos han pactado recortar las competencias de los Länder.
Ahora que tanto se habla de la memoria, conviene, como dice Esperanza Aguirre en la entrevista que hoy publicamos, no perder de vista que la política de Zapatero «ha roto el consenso constitucional». La presidenta madrileña señala incluso que utiliza como «modelo la Segunda República», a pesar de que «cuando se redactó la Constitución todos tenían muy presente que no podía volver a repetirse la tragedia de la República». Teniendo en cuenta que aquel régimen acabó en una Guerra Civil, la apreciación de Aguirre bien podría parecer exagerada o inapropiada para referirse a la España actual. Sin embargo, hay ciertos paralelismos con aquellos años, como son la marginación de la derecha política -entonces la CEDA, ahora el PP- de los consensos, el tufillo anticlerical de algunas decisiones de Zapatero y la alianza del Gobierno con los partidos nacionalistas.
En todo caso, resulta muy significativo el discurso de Aguirre, puesto que traspasa con mucho los límites de la política regional para adentrarse en las grandes cuestiones nacionales e incluso internacionales, tratando de tú a tú a Zapatero.
El presidente del PP criticó ayer con dureza a Zapatero como máximo responsable de la ruptura del consenso que alumbró la Constitución y señaló que su «irresponsabilidad es de tal calibre que no se ha dado cuenta de que en los próximos meses tendrá que modificar más de 30 leyes» para que el Estatuto catalán pueda cumplirse. Aunque tras la aprobación del texto estatutario por parte del Congreso se ha rebajado la tensión política en torno a la transformación del modelo de Estado que lidera Zapatero, la dura advertencia de Rajoy indica que el PP continuará haciendo bandera de este asunto en su labor de oposición. En este sentido, el líder popular anunció que en otoño solicitará un debate parlamentario monográfico sobre lo que denominó «la demolición del Estado». Ya hace unos días, Rajoy adelantó asimismo que el PP incluirá en el programa electoral de las generales una reforma similar a la llevada a cabo en Alemania, donde los dos grandes partidos han pactado recortar las competencias de los Länder.
Ahora que tanto se habla de la memoria, conviene, como dice Esperanza Aguirre en la entrevista que hoy publicamos, no perder de vista que la política de Zapatero «ha roto el consenso constitucional». La presidenta madrileña señala incluso que utiliza como «modelo la Segunda República», a pesar de que «cuando se redactó la Constitución todos tenían muy presente que no podía volver a repetirse la tragedia de la República». Teniendo en cuenta que aquel régimen acabó en una Guerra Civil, la apreciación de Aguirre bien podría parecer exagerada o inapropiada para referirse a la España actual. Sin embargo, hay ciertos paralelismos con aquellos años, como son la marginación de la derecha política -entonces la CEDA, ahora el PP- de los consensos, el tufillo anticlerical de algunas decisiones de Zapatero y la alianza del Gobierno con los partidos nacionalistas.
En todo caso, resulta muy significativo el discurso de Aguirre, puesto que traspasa con mucho los límites de la política regional para adentrarse en las grandes cuestiones nacionales e incluso internacionales, tratando de tú a tú a Zapatero.
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