ZAPATERO HACE PLANES DEMASIADO OPTIMISTAS RESPECTO A ETA
26-07-06
Editorial
ZAPATERO HACE PLANES DEMASIADO OPTIMISTAS RESPECTO A ETA
Editorial
ZAPATERO HACE PLANES DEMASIADO OPTIMISTAS RESPECTO A ETA
Zapatero aprovechó ayer su estancia en León para intentar enfriar las expectativas sobre el proceso de negociación con ETA, ya que, según sus palabras, tardará un año en alcanzar «momentos trascendentes».
El presidente nunca se había comprometido a un calendario concreto, pero su entorno -y concretamente el PSE- había dado a entender que la negociación evolucionaría de forma más rápida. Zapatero sugiere ahora que habrá que esperar 12 meses hasta alcanzar resultados tangibles de ese proceso negociador con ETA, lo que equivale a situar su desenlace entre las elecciones municipales de junio de 2007 y las generales que se celebrarán, previsiblemente, en el primer trimestre de 2008.
Zapatero siempre ha dicho que no hay ni el menor cálculo electoral en la negociación con ETA, pero el calendario que anuncia coincide con los intereses del PSOE, que se apuntaría un éxito político de primera magnitud si la banda anunciara el abandono definitivo de las armas a finales del año que viene, unos meses antes de las elecciones generales.
Puede que el presidente sea sincero en sus propósitos de no ir deprisa o puede que intente enfriar el proceso para negociar con menos presión. Pero no hay más que leer los diversos comunicados de ETA desde marzo pasado para darse cuenta de que la banda no está dispuesta a otorgar un cheque en blanco al Gobierno si no hay en los próximos meses concesiones políticas o gestos que den a entender que las cosas se mueven en la dirección que los terroristas quieren. Es decir, en una dirección inaceptable para la inmensa mayoría de los españoles.
La cuestión es si ETA y el mundo de la izquierda abertzale van a aceptar el mantenimiento de la actual situación hasta julio del año que viene, máxime teniendo en cuenta que Batasuna aspira a presentarse con su propia marca a las elecciones municipales que se celebrarán en junio de 2007.
El sentido común indica que Batasuna no aceptará esperar ese año de plazo del que habla Zapatero, ya que, si esta formación quiere volver a tener representantes en los Ayuntamientos, debe ser legalizada -de una u otra forma- como muy tarde a comienzos de la primavera que viene.
Joseba Permach dejo meridianamente claro hace algunas semanas que Batasuna no va a hacer ningún gesto de condena de la violencia y, sin embargo, da por hecho que podrá concurrir a esas elecciones sin ninguna restricción.
Ello va a ser uno de los obstáculos que va a tener que superar Zapatero a partir del mes de septiembre, en el que, con toda seguridad, Otegi y los suyos van a presionar para que Batasuna vuelva a ser considerado como un partido legal.
El calendario que contempla Zapatero parece demasiado optimista, teniendo en cuenta que ETA y Batasuna no han demostrado la menor renuncia a su maximalismo en estos meses. El curso que viene pondrá a prueba la habilidad negociadora del presidente, que tendrá que actuar como un equilibrista para no caerse del fino alambre por el que transita.
El presidente nunca se había comprometido a un calendario concreto, pero su entorno -y concretamente el PSE- había dado a entender que la negociación evolucionaría de forma más rápida. Zapatero sugiere ahora que habrá que esperar 12 meses hasta alcanzar resultados tangibles de ese proceso negociador con ETA, lo que equivale a situar su desenlace entre las elecciones municipales de junio de 2007 y las generales que se celebrarán, previsiblemente, en el primer trimestre de 2008.
Zapatero siempre ha dicho que no hay ni el menor cálculo electoral en la negociación con ETA, pero el calendario que anuncia coincide con los intereses del PSOE, que se apuntaría un éxito político de primera magnitud si la banda anunciara el abandono definitivo de las armas a finales del año que viene, unos meses antes de las elecciones generales.
Puede que el presidente sea sincero en sus propósitos de no ir deprisa o puede que intente enfriar el proceso para negociar con menos presión. Pero no hay más que leer los diversos comunicados de ETA desde marzo pasado para darse cuenta de que la banda no está dispuesta a otorgar un cheque en blanco al Gobierno si no hay en los próximos meses concesiones políticas o gestos que den a entender que las cosas se mueven en la dirección que los terroristas quieren. Es decir, en una dirección inaceptable para la inmensa mayoría de los españoles.
La cuestión es si ETA y el mundo de la izquierda abertzale van a aceptar el mantenimiento de la actual situación hasta julio del año que viene, máxime teniendo en cuenta que Batasuna aspira a presentarse con su propia marca a las elecciones municipales que se celebrarán en junio de 2007.
El sentido común indica que Batasuna no aceptará esperar ese año de plazo del que habla Zapatero, ya que, si esta formación quiere volver a tener representantes en los Ayuntamientos, debe ser legalizada -de una u otra forma- como muy tarde a comienzos de la primavera que viene.
Joseba Permach dejo meridianamente claro hace algunas semanas que Batasuna no va a hacer ningún gesto de condena de la violencia y, sin embargo, da por hecho que podrá concurrir a esas elecciones sin ninguna restricción.
Ello va a ser uno de los obstáculos que va a tener que superar Zapatero a partir del mes de septiembre, en el que, con toda seguridad, Otegi y los suyos van a presionar para que Batasuna vuelva a ser considerado como un partido legal.
El calendario que contempla Zapatero parece demasiado optimista, teniendo en cuenta que ETA y Batasuna no han demostrado la menor renuncia a su maximalismo en estos meses. El curso que viene pondrá a prueba la habilidad negociadora del presidente, que tendrá que actuar como un equilibrista para no caerse del fino alambre por el que transita.
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