«Nos dijeron que había que eliminar lo de ETA por orden de la superioridad»
13-11-06
LOS PERITOS MANUEL ESCRIBANO E ISABEL LOPEZ ROMPEN SU SILENCIO
«Nos dijeron que había que eliminar lo de ETA por orden de la superioridad»
LOS PERITOS MANUEL ESCRIBANO E ISABEL LOPEZ ROMPEN SU SILENCIO
«Nos dijeron que había que eliminar lo de ETA por orden de la superioridad»
«La hoja de custodia, que ha desaparecido del laboratorio, es un documento en el que constan todas las incidencias por las que va pasando la muestra, quién ha dispuesto de ella en cada momento». «Yo no me creo la declaración de Santano ni loco. Seguro que lo primero que le contó Mélida fue lo de ETA y el 11-M»
CASIMIRO GARCIA-ABADILLO
MADRID.- Hace apenas mes y medio nadie conocía sus nombres. Eran y son dos de los mejores peritos de la Policía Científica. Sus nombres: Manuel Escribano e Isabel López. Ellos se atrevieron a establecer un vínculo entre el 11-M y ETA y sus jefes decidieron falsear el informe que habían hecho, junto a Pedro Manrique, para que el juez Juan del Olmo no tuviera conocimiento de tan inconveniente nexo.
El pasado viernes, la juez Gemma Gallego, que instruye el caso de la falsificación, imputó a toda la cúpula de la Policía Científica por dos graves delitos. Ellos, a pesar de la imputación inicial del juez Baltasar Garzón, son ya sólo testigos en esta causa. En la entrevista, recuerdan que en los miles de análisis que han realizado tan sólo en esta ocasión se les exigió que modificaran su trabajo.
(.../...)
Pregunta.- ¿Cuánto tiempo lleva trabajando en la Policía Científica?
Manuel Escribano.- De los 35 años que llevo de servicio, he trabajado unos 30 en la Policía Científica.
P.- ¿Cuántos informes ha realizado sobre explosivos?
M. E.- Alrededor de 1.000.
P.- Usted figura en los informes como perito número 9. ¿Qué significa eso?
M. E.- En estos momentos ya no seré el 9, seré el 3 o el 4, porque los anteriores ya estarán jubilados.
P.- Es un signo de antigüedad...
M. E.- De antigüedad y de méritos. Puede haber otros que sean más antiguos pero que tengan menos méritos. Por ejemplo, el señor [José] Andradas [jefe de la Unidad de Análisis de la Policía Científica] es de mi misma promoción de facultativos, pero tiene el número 21. [Francisco] Ramírez [jefe de Sección de la Unidad de Análisis de la Policía Científica] es facultativo, pero tiene el 195. Es decir, que están detrás de mí en el escalafón de facultativos y técnicos, pero en cambio son mis jefes administrativamente.
Isabel López.- Es que él hace de asesor de sus propios compañeros e incluso del trabajo del jefe. Escribano es el perito de más prestigio y eso lo dice todo el mundo.
P.- O sea, que nadie puede negar su cualificación como perito.
M. E.- El facultativo más antiguo en toda España soy yo. Y la siguiente es Isabel, que tiene el número 11. Es decir que el primero sería yo e Isabel la segunda.
P.- En toda esta trayectoria, ¿le han corregido algún informe?
M. E.- Jamás en la vida. Como digo, he hecho unos 1.000 de explosivos y otros 2.000 de otros tipos, y jamás nadie me ha corregido un informe. No se han considerado autorizados ni moral ni profesionalmente.
P.- ¿Le han pedido alguna vez que cambie algunas de sus apreciaciones?
M. E.- Jamás. La primera vez que me lo han pedido en 30 años ha sido en el informe del ácido bórico, en el que me pidieron que eliminara cualquier referencia a ETA.
P.- ¿Qué pasó el 21 de marzo de 2005?
M. E.- El 21 fue cuando entregamos el informe. Cuando pasaron cosas fue el 22. Me llamó Ramírez a su despacho y me dijo que, por orden de la superioridad, había que eliminar del informe la observación donde se relacionaba ETA con el 11-M.
P.- ¿Se refirió expresamente a ETA?
M. E.- Sí, sí, claro. Que había que eliminar la observación donde se relacionaba a ETA y al 11-M, que lo que había que eliminar era lo de ETA. Y yo le dije que lo sentía, pero que yo no iba a eliminar nada.
I. L.- Antes de hablar con Escribano, Ramírez interpeló a Manrique el día de antes. Le dijo que eso había que eliminarlo. «¿Y tus compañeros qué piensan?», le preguntó. Y Manrique le contestó: «No sé, pregúntales a ellos». Y al día siguiente fue cuando atacó a Manuel.
P.- ¿Qué razón esgrimía para pedirles la eliminación de las referencias a ETA?
M. E.- Que se lo habían ordenado de la superioridad. Manrique, en la declaración ante la juez, dice que a Ramírez se lo ordenan [Pedro] Mélida [número 2 de la Policía Científica] y [Miguel Angel] Santano [máximo responsable]. A mí eso no me lo dijo. A mí me dijo: «Por orden de la superioridad eso hay que eliminarlo».
P.- ¿No dio ninguna razón más?
I. L.- «Eso no se puede poner porque lo dice la superioridad». Lo decía así, haciendo muchos aspavientos. Ramírez estuvo como loco tratando de eliminar eso y conseguir que firmase alguien otro informe con él.
P.- Ramírez, después de hablar con ustedes, ¿buscó entre los peritos de la Policía Científica alguien que firmara su informe modificado?
M. E.- Exacto. Y todo el mundo se negó. Nos han dicho que incluso le insultaron. O sea, que a él le advirtieron de que se estaba buscado la ruina por firmar ese informe.
I. L.- Se formaron grupos, parece ser, al día siguiente. Según nos han contado, le decían a Ramírez: «Pero tú eres gilipollas, cómo vas a firmar eso».
P.- ¿Ramírez tomó esa decisión de acuerdo con la superioridad?
M. E.- Eso no es cosa de Ramírez, la superioridad se lo ordenó.
I. L.- Ramírez fue a consultar al edificio de la superioridad, que está enfrente del nuestro.
M. E.- Estuvo en contacto con la superioridad. El hecho es que durante todo ese tiempo entraba y salía del edificio...
P.- ¿Se refiere a que entraba y salía del edificio donde se supone que estaba Mélida?
M. E.- Imagino que, como nos negamos a modificar el informe y nadie quería firmarlo con él, debió de tomar la decisión por la presión, o sea, por orden de la superioridad, de modificar el informe y hacerlo él solo por no encontrar a nadie.
I. L.- Es que lo tenía que firmar alguien del laboratorio. Como no había nadie que se ofreciese a firmar con él, sólo le quedaba esa salida.
P.- Ramírez es geólogo, experto en tierras. ¿Tiene capacidad profesional para firmar ese informe?
M. E.- No podemos entrar en eso.
P.- ¿Ha firmado Ramírez informes sobre explosivos en solitario?
M. E.- Nunca en la vida.
P.- ¿Les consta que, además de la posible intervención de Mélida y de Santano, alguna persona fuera de la Policía Científica tuviera conocimiento de este asunto?
M. E.- Tal como se han desarrollado los acontecimientos, era público y notorio que lo sabía allí todo el mundo, tanto los mandos de la Policía Científica como otros mandos.
P.- ¿Se refiere a la Comisaría General de Información?
M. E.- Sí, supongo que también.
I. L.- Es que si se decide que la referencia a ETA tiene que desaparecer no puede ser cosa sólo de la Policía Científica, tiene que ser de quien ha solicitado el análisis.
M. E.- Fue la Unidad Central de Información Exterior (UCIE), que depende de la Comisaría General de Información, la que lo había solicitado.
P.- ¿Ustedes no conocieron la manipulación de su informe hasta el 11 de julio de este año?
M. E.- Nosotros sabíamos lo que había ocurrido el 21 y el 22 de marzo, pero no creímos que fueran capaces de cambiar realmente un informe, porque eso no había ocurrido nunca. Fue el 11 de julio cuando Andradas me pidió de forma verbal que le hiciera una relación de todos los asuntos del 11-M en que yo había participado. Entonces, le pedí a Pedro Manrique que fuera al archivo y me sacara los seis informes periciales que yo había hecho del 11-M. Cuando me los trajo, vi que, de los seis, uno de ellos, en concreto el 48-Q3-05, ya no era el mío. Mi nombre no estaba en el sobre y el informe no estaba firmado por mí, se habían eliminado algunos datos y la firma de los peritos, y, además, se habían eliminado las observaciones sobre ETA.
P.- ¿Hizo Ramírez algún análisis sobre el ácido bórico?
M. E.- No, porque él no ha tenido las muestras en su poder ni las ha visto. Eso no consta en el libro de registro. Por supuesto, la hoja de custodia no la hemos visto, pero no consta que él haya recepcionado esas muestras. Es decir, allí figura que las muestras las recepcionó para analizarlas Manrique. Fue él quien firmó el recibí de las muestras.
P.- ¿Qué contenía la hoja de custodia que ha desaparecido?
M. E.- Efectivamente, comprobamos que había desaparecido. La hoja de custodia es un documento que se abre cuando se recibe la muestra, en el cuarto de custodia de muestras. En esa hoja constan todas las incidencias por las que va pasando la muestra, desde que se recibe en el Laboratorio Químico Toxicológico hasta que se remite, junto al informe pericial, a su destinatario.
P.- ¿En esa hoja se refleja a quién se encarga el análisis y quién lo ha realizado?
M. E.- Sí, y también quién recoge la muestra.
P.- ¿Para este procedimiento judicial es un documento importante?
M. E.- Es relevante en cuanto a saber los trámites y quién ha dispuesto de la muestra en cada momento.
I. L.- La prueba de que Ramírez no hizo ningún análisis está en que consta que recibe los mismos gramos que recibimos nosotros. Si hubiese hecho algún análisis quedarían menos porque parte de la sustancia ya la habíamos usado nosotros.
P.- ¿Creen que se puede sostener un vínculo entre ETA y el 11-M a partir del ácido bórico?
M. E.- Nosotros lo abrimos como una posibilidad para que la contemplaran los que tienen que investigar. Teníamos conocimientos de que solamente aparecía ácido bórico en el caso de Haski y en otros dos asuntos que yo, en mis fichas particulares de trabajo, tenía anotados. Para nosotros eso era excepcional y por eso lo relacionamos. Eso lo hemos hecho en delincuencia común, con ETA y con el GRAPO. Es decir, cuando hemos relacionando los hechos antes, jamás nadie ha puesto pegas. Es más, les ha parecido muy bien.
I. L.- De todas formas, no estaba de más que se investigase para qué quería ETA el ácido bórico.
P.- Los restos de ácido bórico que se descubrieron en el piso de ETA en Salamanca estaban mezclados con pelos. Parece difícil que pudieran tener utilidad en relación a explosivos.
M. E.- Ese dato lo desconocíamos, porque el análisis del piso de Salamanca no lo hicimos nosotros. Nosotros hicimos el de Haski y el otro del antisistema de Madrid.
I. L.- ¿Cómo es posible, digo yo, que Haski tuviera cucarachas y le olieran los pies mal y los de ETA también tuvieran cucarachas y les olieran los pies mal?
P.- En el piso franco de ETA había 1,3 kilos de ácido bórico ¿Qué cantidad suele haber en los productos que se usan contra las cucarachas o para los pies?
M. E.- Utilizar ácido bórico para matar cucarachas no se le ocurre actualmente a nadie, porque hay productos mucho más modernos, eficaces y cómodos de usar que el ácido bórico a granel, productos que no son tan tóxicos. El ácido bórico se utilizaba en su día como conservante alimentario y ahora ya no se utiliza porque es tóxico.
P.- ¿Desconocían que el ácido podía tener utilidad como explosivo?
M. E.- Para mí, lo importante era que hubiera aparecido en otros pisos por hechos terroristas. La aplicación que pudiera tener no era muy importante, lo relevante era interrelacionar los hechos entre sí y dar cuenta de ello a los que llevaban la investigación. Por eso no entramos en muchas disquisiciones y su posible uso lo pusimos en condicional: para evitar el olor de los explosivos orgánicos, o bien para conservarlos, porque los explosivos tipo dinamita se descomponen.
P.- No es hasta el 11 de julio de este año cuando tienen conocimiento de que su informe se ha manipulado.
M. E.- Sí, efectivamente.
P.- ¿Qué hacen una vez que se percatan de ello?
M. E.- En cuanto me doy cuenta llamo a Isabel y a Pedro, a los dos peritos que habían firmado el informe conmigo. Entonces les digo: «El informe que hicimos el 21 de marzo ya no está aquí, han cambiado el sobre, estructuralmente es el mismo, pero han cambiado lo relevante», que para nosotros era la relación con ETA. Entonces les dije que se lo iba a comunicar a Andradas. Hicimos un escrito en el que hacemos constar que el informe 48-Q3-05 había sido modificado. Y explicamos en qué términos. Después, nos vamos al ordenador y sacamos el impreso para contrastar lo que había metido en el sobre y lo que nosotros habíamos presentado el día 21 de marzo de 2005. Yo se lo entregué a Andradas. Dada la gravedad del asunto, le pedí que me firmara el recibí conforme le entregué las dos copias, o sea, el informe que había en el sobre y la copia que habíamos sacado del ordenador.
P.- ¿Andradas sabía que este informe que ustedes le daban lo acababan de sacar del ordenador?
M. E.- Sí, sí, claro. Se lo expliqué y le dije que era copia. Además, era fácil de deducir, ya que si le dijimos que no estaba nuestro original en el sobre y le estábamos adjuntando un documento que habíamos sacado del ordenador, es porque era una copia.
P.- ¿Andradas sabía ya que el informe se había cambiado?
M. E.- Cuando le dije que me firmara el recibí él dudaba de si firmar o no. Ante esa duda le pregunté: «¿Qué pasa, ya sabías algo?». Y me contestó: «Sí, algo sabía».
P.- Santano ha declarado que Mélida le informó por teléfono de que había habido un problema con unos peritos, pero que no le dijo que se trataba del asunto de ETA y el 11-M.
M. E.- Yo eso no me lo creo, como dicen los chavales, ni loco. Lo primero que le contó, antes incluso que lo de los peritos, fue el asunto del 11-M y ETA. Seguro.
P.- ¿Andradas era consciente de que al pedirle los informes sobre el 11-M se iba a descubrir el pastel?
M. E.- Pienso que sí.
P.- Y después de eso, ¿sus jefes no hablaron con ustedes?
M. E.- No nos dieron ninguna explicación. Ni Ramírez, ni Andradas, ni Mélida, ni Santano, que son nuestros jefes directos. Ni a mí, ni a Pedro, ni a Isabel.
P.- ¿Qué recuerdo tienen del día que declararon ante Garzón?
M. E.- A mí me dio la sensación de que era una encerrona.
I. L.- Fue un apaño entre todos, entre la superioridad y el juez Garzón. El día 27, un día antes de ir a la Audiencia, los tres declaramos ante el instructor de Asuntos Internos, señor Celorrio, por el expediente que se nos ha abierto en la Policía por la filtración a la prensa. Le contamos todo lo que sabíamos. Ya tenían nuestras declaraciones.
P.- Es decir, que cuando Garzón les interroga tiene en su poder la información de Celorrio.
M. E.- No podemos afirmarlo, pero desde luego nosotros ya habíamos declarado.
P.- ¿Usted entregó a Garzón el documento que le permitió imputarles?
I. L.- Lo primero que hizo tras decirme que si juraba o prometía fue enseñarme la portada de EL MUNDO donde estaban los dos documentos, el de Ramírez y el nuestro. Me preguntó: «¿Usted ha visto esto?». Le contesté: «Sí». Entonces le dije que yo tenía ese documento. Y ahí fue cuando empezó el ataque. Ordenó hacer una fotocopia y lo etiquetó como documento 11.
M. E.- Ahí tenía que haber suspendido la declaración. Pero es que hay que verlo todo con perspectiva. El día 27 me citaron a declarar ante el inspector del expediente de información reservada, a las ocho de la noche. Declaré el último. Cuando terminé eran más de las 12. Ya estamos en la madrugada del día 28 y habíamos estado trabajando toda la mañana. El mismo 28 estábamos citados en la Audiencia a las cinco de la tarde y esa mañana, claro, también habíamos trabajado. Cuando empiezo a declarar era la una y media de la madrugada del día 29. Cuando salimos de allí, que serían ya cerca de las tres, no había metro ni nada, así que tuvimos que coger un taxi. Como nos retiraron los carnés de identidad no pudimos salir de la Audiencia hasta que terminamos de declarar. Antes de salir nos dieron una citación para volver otra vez a la una y cuarto del 29. Así que esa fue mi segunda noche en vela. Yo pensaba que nos iban a leer un papelito y nos iban a mandar a casa. Pero no. Cuando nos dieron los carnets de identidad a las cuatro y media del día 29, cuando se nos imputa, a mí me hacen firmar que tengo que estar a las cinco de la tarde en mi laboratorio para un registro. Y cuando llegué, me encontré precitados mis cajones, mi taquilla y mi mesa de despacho.
P.- ¿Se han planteado algún tipo de iniciativa contra el juez Garzón?
M. E.- Nuestro abogado es el que tiene la responsabilidad. De momento, tenemos toda la confianza en que funcionen los mecanismos de garantía para los ciudadanos. Lo que está claro que el juez Garzón me gritó en la nuca y eso no se puede perdonar. Si la justicia se administra en nombre del Rey y el Rey no grita, ningún juez, por muy magistrado que sea, puede levantar la voz. Ni en las comisarías más siniestras del franquismo ocurrían estas cosas.
P.- ¿Qué sensación tuvieron al ver que algunos medios de comunicación les acusaban de haber falseado documentos, de estar al servicio de estrategias políticas, etcétera?
M. E.- A mí me parecía que eso no era cierto, que no era real, que estaba viviendo un mal sueño. Nosotros lo único que queríamos y seguimos queriendo es que resplandezca la verdad.
I. L.- A lo que dicen algunos periódicos yo no le doy tanta importancia, porque esos periódicos que nos han tratado de esa manera, pagarán lo que han hecho, porque lo que han dicho se cae por su propio peso.
P.- ¿Ustedes comentaron la falsificación con algún dirigente o militante del PP para que lo filtrara a la prensa?
M. E .- No, jamás hemos hablado en este sentido con nadie. Estas cosas las hemos hablado con los compañeros porque todo esto, evidentemente, en nuestro laboratorio lo sabía todo el mundo.
CASIMIRO GARCIA-ABADILLO
MADRID.- Hace apenas mes y medio nadie conocía sus nombres. Eran y son dos de los mejores peritos de la Policía Científica. Sus nombres: Manuel Escribano e Isabel López. Ellos se atrevieron a establecer un vínculo entre el 11-M y ETA y sus jefes decidieron falsear el informe que habían hecho, junto a Pedro Manrique, para que el juez Juan del Olmo no tuviera conocimiento de tan inconveniente nexo.
El pasado viernes, la juez Gemma Gallego, que instruye el caso de la falsificación, imputó a toda la cúpula de la Policía Científica por dos graves delitos. Ellos, a pesar de la imputación inicial del juez Baltasar Garzón, son ya sólo testigos en esta causa. En la entrevista, recuerdan que en los miles de análisis que han realizado tan sólo en esta ocasión se les exigió que modificaran su trabajo.
(.../...)
Pregunta.- ¿Cuánto tiempo lleva trabajando en la Policía Científica?
Manuel Escribano.- De los 35 años que llevo de servicio, he trabajado unos 30 en la Policía Científica.
P.- ¿Cuántos informes ha realizado sobre explosivos?
M. E.- Alrededor de 1.000.
P.- Usted figura en los informes como perito número 9. ¿Qué significa eso?
M. E.- En estos momentos ya no seré el 9, seré el 3 o el 4, porque los anteriores ya estarán jubilados.
P.- Es un signo de antigüedad...
M. E.- De antigüedad y de méritos. Puede haber otros que sean más antiguos pero que tengan menos méritos. Por ejemplo, el señor [José] Andradas [jefe de la Unidad de Análisis de la Policía Científica] es de mi misma promoción de facultativos, pero tiene el número 21. [Francisco] Ramírez [jefe de Sección de la Unidad de Análisis de la Policía Científica] es facultativo, pero tiene el 195. Es decir, que están detrás de mí en el escalafón de facultativos y técnicos, pero en cambio son mis jefes administrativamente.
Isabel López.- Es que él hace de asesor de sus propios compañeros e incluso del trabajo del jefe. Escribano es el perito de más prestigio y eso lo dice todo el mundo.
P.- O sea, que nadie puede negar su cualificación como perito.
M. E.- El facultativo más antiguo en toda España soy yo. Y la siguiente es Isabel, que tiene el número 11. Es decir que el primero sería yo e Isabel la segunda.
P.- En toda esta trayectoria, ¿le han corregido algún informe?
M. E.- Jamás en la vida. Como digo, he hecho unos 1.000 de explosivos y otros 2.000 de otros tipos, y jamás nadie me ha corregido un informe. No se han considerado autorizados ni moral ni profesionalmente.
P.- ¿Le han pedido alguna vez que cambie algunas de sus apreciaciones?
M. E.- Jamás. La primera vez que me lo han pedido en 30 años ha sido en el informe del ácido bórico, en el que me pidieron que eliminara cualquier referencia a ETA.
P.- ¿Qué pasó el 21 de marzo de 2005?
M. E.- El 21 fue cuando entregamos el informe. Cuando pasaron cosas fue el 22. Me llamó Ramírez a su despacho y me dijo que, por orden de la superioridad, había que eliminar del informe la observación donde se relacionaba ETA con el 11-M.
P.- ¿Se refirió expresamente a ETA?
M. E.- Sí, sí, claro. Que había que eliminar la observación donde se relacionaba a ETA y al 11-M, que lo que había que eliminar era lo de ETA. Y yo le dije que lo sentía, pero que yo no iba a eliminar nada.
I. L.- Antes de hablar con Escribano, Ramírez interpeló a Manrique el día de antes. Le dijo que eso había que eliminarlo. «¿Y tus compañeros qué piensan?», le preguntó. Y Manrique le contestó: «No sé, pregúntales a ellos». Y al día siguiente fue cuando atacó a Manuel.
P.- ¿Qué razón esgrimía para pedirles la eliminación de las referencias a ETA?
M. E.- Que se lo habían ordenado de la superioridad. Manrique, en la declaración ante la juez, dice que a Ramírez se lo ordenan [Pedro] Mélida [número 2 de la Policía Científica] y [Miguel Angel] Santano [máximo responsable]. A mí eso no me lo dijo. A mí me dijo: «Por orden de la superioridad eso hay que eliminarlo».
P.- ¿No dio ninguna razón más?
I. L.- «Eso no se puede poner porque lo dice la superioridad». Lo decía así, haciendo muchos aspavientos. Ramírez estuvo como loco tratando de eliminar eso y conseguir que firmase alguien otro informe con él.
P.- Ramírez, después de hablar con ustedes, ¿buscó entre los peritos de la Policía Científica alguien que firmara su informe modificado?
M. E.- Exacto. Y todo el mundo se negó. Nos han dicho que incluso le insultaron. O sea, que a él le advirtieron de que se estaba buscado la ruina por firmar ese informe.
I. L.- Se formaron grupos, parece ser, al día siguiente. Según nos han contado, le decían a Ramírez: «Pero tú eres gilipollas, cómo vas a firmar eso».
P.- ¿Ramírez tomó esa decisión de acuerdo con la superioridad?
M. E.- Eso no es cosa de Ramírez, la superioridad se lo ordenó.
I. L.- Ramírez fue a consultar al edificio de la superioridad, que está enfrente del nuestro.
M. E.- Estuvo en contacto con la superioridad. El hecho es que durante todo ese tiempo entraba y salía del edificio...
P.- ¿Se refiere a que entraba y salía del edificio donde se supone que estaba Mélida?
M. E.- Imagino que, como nos negamos a modificar el informe y nadie quería firmarlo con él, debió de tomar la decisión por la presión, o sea, por orden de la superioridad, de modificar el informe y hacerlo él solo por no encontrar a nadie.
I. L.- Es que lo tenía que firmar alguien del laboratorio. Como no había nadie que se ofreciese a firmar con él, sólo le quedaba esa salida.
P.- Ramírez es geólogo, experto en tierras. ¿Tiene capacidad profesional para firmar ese informe?
M. E.- No podemos entrar en eso.
P.- ¿Ha firmado Ramírez informes sobre explosivos en solitario?
M. E.- Nunca en la vida.
P.- ¿Les consta que, además de la posible intervención de Mélida y de Santano, alguna persona fuera de la Policía Científica tuviera conocimiento de este asunto?
M. E.- Tal como se han desarrollado los acontecimientos, era público y notorio que lo sabía allí todo el mundo, tanto los mandos de la Policía Científica como otros mandos.
P.- ¿Se refiere a la Comisaría General de Información?
M. E.- Sí, supongo que también.
I. L.- Es que si se decide que la referencia a ETA tiene que desaparecer no puede ser cosa sólo de la Policía Científica, tiene que ser de quien ha solicitado el análisis.
M. E.- Fue la Unidad Central de Información Exterior (UCIE), que depende de la Comisaría General de Información, la que lo había solicitado.
P.- ¿Ustedes no conocieron la manipulación de su informe hasta el 11 de julio de este año?
M. E.- Nosotros sabíamos lo que había ocurrido el 21 y el 22 de marzo, pero no creímos que fueran capaces de cambiar realmente un informe, porque eso no había ocurrido nunca. Fue el 11 de julio cuando Andradas me pidió de forma verbal que le hiciera una relación de todos los asuntos del 11-M en que yo había participado. Entonces, le pedí a Pedro Manrique que fuera al archivo y me sacara los seis informes periciales que yo había hecho del 11-M. Cuando me los trajo, vi que, de los seis, uno de ellos, en concreto el 48-Q3-05, ya no era el mío. Mi nombre no estaba en el sobre y el informe no estaba firmado por mí, se habían eliminado algunos datos y la firma de los peritos, y, además, se habían eliminado las observaciones sobre ETA.
P.- ¿Hizo Ramírez algún análisis sobre el ácido bórico?
M. E.- No, porque él no ha tenido las muestras en su poder ni las ha visto. Eso no consta en el libro de registro. Por supuesto, la hoja de custodia no la hemos visto, pero no consta que él haya recepcionado esas muestras. Es decir, allí figura que las muestras las recepcionó para analizarlas Manrique. Fue él quien firmó el recibí de las muestras.
P.- ¿Qué contenía la hoja de custodia que ha desaparecido?
M. E.- Efectivamente, comprobamos que había desaparecido. La hoja de custodia es un documento que se abre cuando se recibe la muestra, en el cuarto de custodia de muestras. En esa hoja constan todas las incidencias por las que va pasando la muestra, desde que se recibe en el Laboratorio Químico Toxicológico hasta que se remite, junto al informe pericial, a su destinatario.
P.- ¿En esa hoja se refleja a quién se encarga el análisis y quién lo ha realizado?
M. E.- Sí, y también quién recoge la muestra.
P.- ¿Para este procedimiento judicial es un documento importante?
M. E.- Es relevante en cuanto a saber los trámites y quién ha dispuesto de la muestra en cada momento.
I. L.- La prueba de que Ramírez no hizo ningún análisis está en que consta que recibe los mismos gramos que recibimos nosotros. Si hubiese hecho algún análisis quedarían menos porque parte de la sustancia ya la habíamos usado nosotros.
P.- ¿Creen que se puede sostener un vínculo entre ETA y el 11-M a partir del ácido bórico?
M. E.- Nosotros lo abrimos como una posibilidad para que la contemplaran los que tienen que investigar. Teníamos conocimientos de que solamente aparecía ácido bórico en el caso de Haski y en otros dos asuntos que yo, en mis fichas particulares de trabajo, tenía anotados. Para nosotros eso era excepcional y por eso lo relacionamos. Eso lo hemos hecho en delincuencia común, con ETA y con el GRAPO. Es decir, cuando hemos relacionando los hechos antes, jamás nadie ha puesto pegas. Es más, les ha parecido muy bien.
I. L.- De todas formas, no estaba de más que se investigase para qué quería ETA el ácido bórico.
P.- Los restos de ácido bórico que se descubrieron en el piso de ETA en Salamanca estaban mezclados con pelos. Parece difícil que pudieran tener utilidad en relación a explosivos.
M. E.- Ese dato lo desconocíamos, porque el análisis del piso de Salamanca no lo hicimos nosotros. Nosotros hicimos el de Haski y el otro del antisistema de Madrid.
I. L.- ¿Cómo es posible, digo yo, que Haski tuviera cucarachas y le olieran los pies mal y los de ETA también tuvieran cucarachas y les olieran los pies mal?
P.- En el piso franco de ETA había 1,3 kilos de ácido bórico ¿Qué cantidad suele haber en los productos que se usan contra las cucarachas o para los pies?
M. E.- Utilizar ácido bórico para matar cucarachas no se le ocurre actualmente a nadie, porque hay productos mucho más modernos, eficaces y cómodos de usar que el ácido bórico a granel, productos que no son tan tóxicos. El ácido bórico se utilizaba en su día como conservante alimentario y ahora ya no se utiliza porque es tóxico.
P.- ¿Desconocían que el ácido podía tener utilidad como explosivo?
M. E.- Para mí, lo importante era que hubiera aparecido en otros pisos por hechos terroristas. La aplicación que pudiera tener no era muy importante, lo relevante era interrelacionar los hechos entre sí y dar cuenta de ello a los que llevaban la investigación. Por eso no entramos en muchas disquisiciones y su posible uso lo pusimos en condicional: para evitar el olor de los explosivos orgánicos, o bien para conservarlos, porque los explosivos tipo dinamita se descomponen.
P.- No es hasta el 11 de julio de este año cuando tienen conocimiento de que su informe se ha manipulado.
M. E.- Sí, efectivamente.
P.- ¿Qué hacen una vez que se percatan de ello?
M. E.- En cuanto me doy cuenta llamo a Isabel y a Pedro, a los dos peritos que habían firmado el informe conmigo. Entonces les digo: «El informe que hicimos el 21 de marzo ya no está aquí, han cambiado el sobre, estructuralmente es el mismo, pero han cambiado lo relevante», que para nosotros era la relación con ETA. Entonces les dije que se lo iba a comunicar a Andradas. Hicimos un escrito en el que hacemos constar que el informe 48-Q3-05 había sido modificado. Y explicamos en qué términos. Después, nos vamos al ordenador y sacamos el impreso para contrastar lo que había metido en el sobre y lo que nosotros habíamos presentado el día 21 de marzo de 2005. Yo se lo entregué a Andradas. Dada la gravedad del asunto, le pedí que me firmara el recibí conforme le entregué las dos copias, o sea, el informe que había en el sobre y la copia que habíamos sacado del ordenador.
P.- ¿Andradas sabía que este informe que ustedes le daban lo acababan de sacar del ordenador?
M. E.- Sí, sí, claro. Se lo expliqué y le dije que era copia. Además, era fácil de deducir, ya que si le dijimos que no estaba nuestro original en el sobre y le estábamos adjuntando un documento que habíamos sacado del ordenador, es porque era una copia.
P.- ¿Andradas sabía ya que el informe se había cambiado?
M. E.- Cuando le dije que me firmara el recibí él dudaba de si firmar o no. Ante esa duda le pregunté: «¿Qué pasa, ya sabías algo?». Y me contestó: «Sí, algo sabía».
P.- Santano ha declarado que Mélida le informó por teléfono de que había habido un problema con unos peritos, pero que no le dijo que se trataba del asunto de ETA y el 11-M.
M. E.- Yo eso no me lo creo, como dicen los chavales, ni loco. Lo primero que le contó, antes incluso que lo de los peritos, fue el asunto del 11-M y ETA. Seguro.
P.- ¿Andradas era consciente de que al pedirle los informes sobre el 11-M se iba a descubrir el pastel?
M. E.- Pienso que sí.
P.- Y después de eso, ¿sus jefes no hablaron con ustedes?
M. E.- No nos dieron ninguna explicación. Ni Ramírez, ni Andradas, ni Mélida, ni Santano, que son nuestros jefes directos. Ni a mí, ni a Pedro, ni a Isabel.
P.- ¿Qué recuerdo tienen del día que declararon ante Garzón?
M. E.- A mí me dio la sensación de que era una encerrona.
I. L.- Fue un apaño entre todos, entre la superioridad y el juez Garzón. El día 27, un día antes de ir a la Audiencia, los tres declaramos ante el instructor de Asuntos Internos, señor Celorrio, por el expediente que se nos ha abierto en la Policía por la filtración a la prensa. Le contamos todo lo que sabíamos. Ya tenían nuestras declaraciones.
P.- Es decir, que cuando Garzón les interroga tiene en su poder la información de Celorrio.
M. E.- No podemos afirmarlo, pero desde luego nosotros ya habíamos declarado.
P.- ¿Usted entregó a Garzón el documento que le permitió imputarles?
I. L.- Lo primero que hizo tras decirme que si juraba o prometía fue enseñarme la portada de EL MUNDO donde estaban los dos documentos, el de Ramírez y el nuestro. Me preguntó: «¿Usted ha visto esto?». Le contesté: «Sí». Entonces le dije que yo tenía ese documento. Y ahí fue cuando empezó el ataque. Ordenó hacer una fotocopia y lo etiquetó como documento 11.
M. E.- Ahí tenía que haber suspendido la declaración. Pero es que hay que verlo todo con perspectiva. El día 27 me citaron a declarar ante el inspector del expediente de información reservada, a las ocho de la noche. Declaré el último. Cuando terminé eran más de las 12. Ya estamos en la madrugada del día 28 y habíamos estado trabajando toda la mañana. El mismo 28 estábamos citados en la Audiencia a las cinco de la tarde y esa mañana, claro, también habíamos trabajado. Cuando empiezo a declarar era la una y media de la madrugada del día 29. Cuando salimos de allí, que serían ya cerca de las tres, no había metro ni nada, así que tuvimos que coger un taxi. Como nos retiraron los carnés de identidad no pudimos salir de la Audiencia hasta que terminamos de declarar. Antes de salir nos dieron una citación para volver otra vez a la una y cuarto del 29. Así que esa fue mi segunda noche en vela. Yo pensaba que nos iban a leer un papelito y nos iban a mandar a casa. Pero no. Cuando nos dieron los carnets de identidad a las cuatro y media del día 29, cuando se nos imputa, a mí me hacen firmar que tengo que estar a las cinco de la tarde en mi laboratorio para un registro. Y cuando llegué, me encontré precitados mis cajones, mi taquilla y mi mesa de despacho.
P.- ¿Se han planteado algún tipo de iniciativa contra el juez Garzón?
M. E.- Nuestro abogado es el que tiene la responsabilidad. De momento, tenemos toda la confianza en que funcionen los mecanismos de garantía para los ciudadanos. Lo que está claro que el juez Garzón me gritó en la nuca y eso no se puede perdonar. Si la justicia se administra en nombre del Rey y el Rey no grita, ningún juez, por muy magistrado que sea, puede levantar la voz. Ni en las comisarías más siniestras del franquismo ocurrían estas cosas.
P.- ¿Qué sensación tuvieron al ver que algunos medios de comunicación les acusaban de haber falseado documentos, de estar al servicio de estrategias políticas, etcétera?
M. E.- A mí me parecía que eso no era cierto, que no era real, que estaba viviendo un mal sueño. Nosotros lo único que queríamos y seguimos queriendo es que resplandezca la verdad.
I. L.- A lo que dicen algunos periódicos yo no le doy tanta importancia, porque esos periódicos que nos han tratado de esa manera, pagarán lo que han hecho, porque lo que han dicho se cae por su propio peso.
P.- ¿Ustedes comentaron la falsificación con algún dirigente o militante del PP para que lo filtrara a la prensa?
M. E .- No, jamás hemos hablado en este sentido con nadie. Estas cosas las hemos hablado con los compañeros porque todo esto, evidentemente, en nuestro laboratorio lo sabía todo el mundo.
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