Zouhier declara que un guardia civil vendió armas a un socio de 'El Chino'

6-09-04

INVESTIGACION DEL 11-M / EL JUEZ DEL OLMO INVESTIGA EL ORIGEN DE LAS METRALLETAS DEL COMANDO DE LEGANES

Zouhier declara que un guardia civil vendió armas a un socio de 'El Chino'

El 26 de agosto reveló en la Audiencia que un agente llamado 'Pedro' entregó armas cortas y largas a la banda del marroquí Lofti - Fue al investigar a ese grupo cuando la policía grabó las conversaciones de varios miembros de la trama del 11-M - Zouhier asegura que las pasadas Navidades informó al agente 'Víctor' y que éste le confirmó la identidad de su compañero

ANTONIO RUBIO

MADRID.- El confidente Rafá Zouhier reveló el pasado 26 de agosto al juez Del Olmo que, en las Navidades de 2003, informó al alférez Víctor, miembro de la Unidad Central Operativa (UCO), de que un guardia civil del destacamento de la localidad madrileña de Valdemoro vendió armas a un socio de Jamal Ahmidam, El Chino.
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El agente del Instituto Armado, que se dedicaba al tráfico de armas, según Zouhier, se llama Pedro, pertenecía a la Brigada Antidisturbios de la Guardia Civil, tiene unos 30 años y se encuentra, temporalmente, apartado del cuerpo por un delito de venta de hormonas y anabolizantes en algunos gimnasios de Madrid. El guardia civil Pedro -según consta en el sumario del 11-M que instruye el juez Del Olmo- proporcionaba armas, tanto largas como cortas, a miembros de diferentes bandas de traficantes de drogas y otras organizaciones delictivas. Y, entre uno de esos grupos organizados, estaba el del marroquí conocido como Lofti, que controlaba la venta de hachís y pastillas de diseño en algunas zonas de Madrid y en los pueblos de Alcalá de Henares y Parla.

Lofti había realizado varias operaciones de venta de hachís con su amigo y socio Jamal Ahmidam, El Chino. Se da la circunstancia de que parte de la banda de Lofti fue detenida el pasado 21 de mayo, un día antes de la boda del Príncipe. Sin embargo, uno de sus lugartenientes, un tal Rida, logró escapar y se refugió en Marbella.

El seguimiento, control y escucha de teléfonos móviles de esa banda de traficantes de hachís por parte de una brigada especial de la policía (UDYCO) dio lugar a la interceptación de una conversación entre Zouhier y el alférez Víctor y otra entre El Chino y Otman el Ghanoui, uno de los miembros del comando que atentó en el 11-M.

Gracias a esas escuchas telefónicas, la policía tuvo conocimiento de que Zouhier era confidente de la UCO y pudo saber, como reveló EL MUNDO el 23 de agosto, que Otman el Ghanoui había participado en el transporte de los explosivos que llegaron desde Asturias a Madrid y su posterior traslado a la finca de Morata de Tajuña, donde se prepararon las mochilas-bombas del 11-M. En el conjunto de esas conversaciones, intervenidas por la policía, también aparece una entre Lofti y un tal Al Yasi.

Metralletas Starling

Este periódico también ha podido saber que el juez Del Olmo ha abierto una nueva vía de investigación en el sumario del 11-M para intentar determinar si algunas de las armas que utilizó el comando Lavapiés fueron proporcionadas por el guardia civil Pedro.


Hay que recordar que, en la reivindicación del atentado del 11-M, que se hizo a través de una cinta de vídeo depositada junto a una papelera de la mezquita madrileña de la M-30, aparecía un hombre con la cara tapada y una metralleta entre sus manos de la marca Starling. En la casa de Leganés, donde se inmolaron siete miembros del comando Lavapiés -incluido El Chino- también aparecieron entre los escombros dos metralletas de la misma marca y modelo.

Los miembros del comando también utilizaron armas cortas -pistolas-, como quedó patente en las cartucheras que la policía encontró en el portamaletas del segundo vehiculo localizado, un Skoda Fabia.

El agente Pedro, según los datos proporcionados por Zouhier a la Audiencia Nacional, solía utilizar un vehículo de la marca Porsche de color gris, tenía un espléndido ático en el barrio de Méndez Alvaro de Madrid y llevaba un tren de vida bastante alto para ser un simple miembro de la Guardia Civil.

Cuando Zouhier tuvo conocimiento de que el guardia civil Pedro se estaba dedicando a la venta de armas -diciembre de 2003- informó del hecho al alférez Víctor, uno de sus contactos en la UCO. Según ha revelado Rafá al juez, fue el mismo Víctor quien le confirmó que, efectivamente, Pedro era guardia civil y que había pertenecido a la Brigada Antidisturbios de Valdemoro.

Hay que recordar que, en aquellas fechas, Zouhier ya era considerado por la UCO como un valioso informador en temas de tráfico de armas. En febrero de 2002, Rafà facilitó un gran servicio a los miembros de la UCO, que fue bautizado con el nombre de Operación hierro. Ese trabajo de infiltración propició que la Guardia Civil incautara siete pistolas y detuviera a un grupo de ocho delincuentes que se dedicaban a la venta de armas, que traían desde Portugal.

Entre los datos facilitados por el confidente de la UCO de la Guardia Civil al juez, figura que el agente Pedro tenía un socio en la venta de armas. Ese socio, conocido como Edi, es de origen australiano pero tiene nacionalidad española.

Las armas -desde pistolas a metralletas- que Pedro y Edi vendían a los traficantes de estupefacientes y a otras bandas las obtenían en Valencia y en A Coruña. Al parecer, Edi solía viajar con cierta frecuencia a Australia, pero Zouhier no sabe el motivo concreto de esos desplazamientos.

Zouhier también ha facilitado al juez Del Olmo los últimos cambios de residencia del guardia Pedro y de su socio Edi. Según parece, Pedro ha cambiado su lujoso ático de Méndez Alvaro por un piso en el pueblo madrileño de Pinto -localidad cercana a Valdemoro- donde estaba el destacamento de antidisturbios de la Guardia Civil y donde ahora reside su socio, Edi.

El confidente de la UCO, incluso, ha llegado a revelar al magistrado quienes fueron las novias del guardia Pedro. Primero, y durante el tiempo que vivió en el ático, estuvo saliendo con una mujer italiana y, después, en Pinto, con una chica del barrio madrileño de Vallecas. Se da la circunstancia de que el juez Del Olmo ha llamado a declarar recientemente a dos de las novias que Zouhier tuvo por aquella época.

Pedro y Zouhier, según ha podido saber este periódico, compartieron más de una noche loca en Madrid y, durante esos momentos, el guardia llegó a contarle al marroquí que, en el año 2000, su unidad estuvo en el pueblo almeriense de El Ejido «repartiendo palos entre los moritos que trabajaban en aquella zona».

Esos sucesos narrados por Pedro pueden corresponder al apuñalamiento y muerte de una joven española de El Ejido (Almería) en febrero del 2000. Un obrero marroquí de una de las plantaciones agrícolas fue acusado de la agresión y el pueblo se levantó contra la colonia magrebí, hasta el punto que tuvieron que intervenir los antidisturbios de las Fuerzas de Seguridad.

Otras operaciones

Entre todos estos sucesos, es importante recordar que el confidente Zouhier acaba de aparecer en un informe que el Gobierno ha enviado al juez Del Olmo y a la Comisión de Investigación del 11-M, donde es calificado por la UCO con el nivel «A-1».

Esa consideración, dentro de los servicios de información e inteligencia, sólo corresponde a aquellos informadores o confidentes que, a lo largo del tiempo, han demostrado un altísimo grado de veracidad en sus informaciones.

Este diario también ha podido confirmar que la Operación hierro no fue la única que Zouhier proporcionó a la UCO. En febrero de 2004, Rafà fue absuelto, por sentencia del Juzgado de lo Penal número 5 de Madrid, de «tenencia ilícita de armas» junto a otro marroquí, un portugués, un búlgaro y un español.

La absolución de esa causa fue motivada porque los agentes que intervinieron en la operación aportaron unas escuchas telefónicas que no tenían la correspondiente autorización judicial. Sin embargo, los agentes se incautaron de una pistola Bruni del calibre 7,65 mm, que llevaba el portugués; una automática BBM de 6,35 mm, que estaba en posesión del marroquí y otra arma del mismo calibre que entregó uno de los españoles que estaba involucrado en esa trama.

La Guardia Civil tiene dos unidades especiales en Valdemoro, a estilo y semejanza de la Brigada Antidisturbios y los GEO de la policía: el Grupo Rural de Seguridad (GRS) y la Unidad Especial de Intervención (UEI).

Pedro, el guardia civil que trafica con armas, debía estar adscrito, según los datos aportados por Zouhier al juez Del Olmo, en el Grupo Rural de Seguridad.



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Todos los caminos conducen a Marbella

El marroquí Rida, lugarteniente de Lofti, fue uno de los pocos que, el pasado 21 de mayo, logró escapar de la redada que llevó a cabo la policía contra una banda que operaba, fundamentalmente, en la zona de Alcalá de Henares y Parla.

Esa banda se dedicaba, principalmente, al tráfico de hachís y pastillas de diseño por las discotecas de esa zona madrileña.

Loftin era socio de El Chino y, tras la redada policial, Rida, su segundo, huyó hasta Marbella, donde tenía montado un centro de operaciones.

Esta localidad de la Costa del Sol es la misma que utilizaba el terrorista Jamal Ahmidam para ultimar algunos de sus cargamentos de hachís.

El Chino, curiosamente, también se servía de Marbella para almacenar y después distribuir los vehículos que su grupo, y otros, robaban en España y más tarde trasladaban hasta Marruecos.

El confidente Rafá Zouhier ya reveló al juez Juan del Olmo que Antonio Castro Toro y José Emilio Suárez Trashorras -los asturianos que proporcionaron los explosivos a El Chino- en ocasiones hacían sus pagos al traficante marroquí mediante giros telegráficos a Málaga.

En un auto del Juzgado de Instrucción número 7 de Madrid, que después se inhibió a favor del número 6 de Alcalá de Henares, con fecha 22 de mayo de 2004, se recoge la detención e ingreso en prisión de un grupo de marroquíes y un español por un delito de tráfico de hachís.

En ese grupo, que según ha podido saber este periódico dirigía y controlaba Lofti, aparecen imputados Mohamed Rida Meduri, Othnman El Kheline, Paulino Sanz, Tarik Meduri y Houda El Haddad. Todos ellos, según disposición judicial, entraron en prisión incomunicada y sin fianza.

Se da la circurstancia, de que, antes del atentado del 11 de Marzo, Jamal Ahmidam pasó por importantes apuros económicos.

El Chino perdió, a finales de 2003, un gran cargamento de hachís cerca de Marbella.

Ese revés motivo que dejara pendientes algunas deudas tras su inmolación en el piso de Leganés.

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