Zouhier: «El juez ha reconocido que avisé sobre los explosivos»
13-04-06
11-M / Las revelaciones del auto de procesamiento
Zouhier: «El juez ha reconocido que avisé sobre los explosivos»
11-M / Las revelaciones del auto de procesamiento
Zouhier: «El juez ha reconocido que avisé sobre los explosivos»
El marroquí aseguró estar «contento» por el auto y recordó que en su momento ya advirtió de la peligrosidad de 'El Chino'
ANTONIO RUBIO
MADRID.- «Estoy contento, por fin el juez ha reconocido que avisé a la Guardia Civil sobre los explosivos». Así se muestra Rafá Zouhier, uno de los 29 procesados por los atentados del 11-M, tras la publicación del auto judicial. (.../...)
Detenido el 20 de marzo de 2004, Zouhier ha estado desde entonces en la cárcel. El auto judicial hecho público el pasado martes le acusa de «un presunto delito de colaboración con organización terrorista islamista» y «de tráfico, tenencia, suministro y depósito de sustancias explosivas».
Zouhier es una figura relevante en toda la trama del 11-M. Apenas un mes y medio después de los atentados, EL MUNDO reveló que tanto él como Trashorras habían sido confidentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional respectivamente, antes, durante y después de la masacre (ver EL MUNDO del 29 de abril de 2004).
En este sentido, ha declarado que «si los periodistas no descubrís que Suárez [Trashorras] colaboraba con la poli y yo con la Guardia Civil, nunca se hubiera sabido toda la verdad». A partir de ese momento Zouhier decide hablar: «Cuando vi que lo sabíais [su condición de colaborador de la Guardia Civil], me decidí a hablar con vosotros porque fuisteis vosotros los que lo descubristeis».
¿Cuál es la verdad para Rafá? Asegura que avisó a su controlador de la existencia de los explosivos y la preparación de los atentados.«Yo ya dije que Jamal [Ahmidan, alias El Chino] y Suárez eran peligrosos», e insiste: «Avisé de que El Chino tenía detonadores, mandos a distancia y que era un tipo peligroso tal y como recoge el propio auto».
Lo cierto es que el punto 43 del mismo contiene una serie de transcripciones de conversaciones telefónicas entre las que destaca una de Zouhier con Víctor, su controlador de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil. En ella, Rafá insiste mucho en que acudan a la residencia de un marroquí que posee «detonadores», «mandos a distancia», «Goma 2» e, incluso, «metralletas» y «pistolas».En la misma conversación Zouhier describe a El Chino como «un tío religiosísimo», «muy radical» y a quien «no le gustan nada los que no sean de su religión».
En cuanto al asunto de los explosivos, el punto 48 del auto judicial recoge una serie de careos entre distintos procesados y algunos testigos. Uno de los más significativos es el de Rafá y el alférez Víctor, quien reconoce que Zouhier le avisó en marzo de 2003 de que Trashorras y Toro estaban en Madrid intentando vender 150 kilos de explosivo.
Desde que fue detenido, la obsesión de Rafá ha sido demostrar su inocencia. Según cuenta, la Guardia Civil le recomendó desaparecer: «Me lo dijeron a través de Mario [colaborador de la Guardia Civil y amigo de Zouhier], tras los atentados del 11-M, pero yo me quedé para demostrar que no tenía nada que ver con los islamistas y los atentados».
Además de su inocencia, Zouhier quiere limpiar su nombre: «Yo no soy un confidente, soy un colaborador de las Fuerzas de Seguridad que avisó de lo que preparaban Jamal y Suárez Trashorras».
En la actualidad está convencido de que logrará su objetivo.Su afición al boxeo le lleva a hacer un símil pugilista: «Ahora me preparo para el siguiente asalto, voy a demostrar que me siento tan español como el primero». No en vano asegura que en prisión continúa «entrenando y practicando el boxeo» y que está seguro de que «al final ganaré el combate y demostraré mi inocencia».
ANTONIO RUBIO
MADRID.- «Estoy contento, por fin el juez ha reconocido que avisé a la Guardia Civil sobre los explosivos». Así se muestra Rafá Zouhier, uno de los 29 procesados por los atentados del 11-M, tras la publicación del auto judicial. (.../...)
Detenido el 20 de marzo de 2004, Zouhier ha estado desde entonces en la cárcel. El auto judicial hecho público el pasado martes le acusa de «un presunto delito de colaboración con organización terrorista islamista» y «de tráfico, tenencia, suministro y depósito de sustancias explosivas».
Zouhier es una figura relevante en toda la trama del 11-M. Apenas un mes y medio después de los atentados, EL MUNDO reveló que tanto él como Trashorras habían sido confidentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional respectivamente, antes, durante y después de la masacre (ver EL MUNDO del 29 de abril de 2004).
En este sentido, ha declarado que «si los periodistas no descubrís que Suárez [Trashorras] colaboraba con la poli y yo con la Guardia Civil, nunca se hubiera sabido toda la verdad». A partir de ese momento Zouhier decide hablar: «Cuando vi que lo sabíais [su condición de colaborador de la Guardia Civil], me decidí a hablar con vosotros porque fuisteis vosotros los que lo descubristeis».
¿Cuál es la verdad para Rafá? Asegura que avisó a su controlador de la existencia de los explosivos y la preparación de los atentados.«Yo ya dije que Jamal [Ahmidan, alias El Chino] y Suárez eran peligrosos», e insiste: «Avisé de que El Chino tenía detonadores, mandos a distancia y que era un tipo peligroso tal y como recoge el propio auto».
Lo cierto es que el punto 43 del mismo contiene una serie de transcripciones de conversaciones telefónicas entre las que destaca una de Zouhier con Víctor, su controlador de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil. En ella, Rafá insiste mucho en que acudan a la residencia de un marroquí que posee «detonadores», «mandos a distancia», «Goma 2» e, incluso, «metralletas» y «pistolas».En la misma conversación Zouhier describe a El Chino como «un tío religiosísimo», «muy radical» y a quien «no le gustan nada los que no sean de su religión».
En cuanto al asunto de los explosivos, el punto 48 del auto judicial recoge una serie de careos entre distintos procesados y algunos testigos. Uno de los más significativos es el de Rafá y el alférez Víctor, quien reconoce que Zouhier le avisó en marzo de 2003 de que Trashorras y Toro estaban en Madrid intentando vender 150 kilos de explosivo.
Desde que fue detenido, la obsesión de Rafá ha sido demostrar su inocencia. Según cuenta, la Guardia Civil le recomendó desaparecer: «Me lo dijeron a través de Mario [colaborador de la Guardia Civil y amigo de Zouhier], tras los atentados del 11-M, pero yo me quedé para demostrar que no tenía nada que ver con los islamistas y los atentados».
Además de su inocencia, Zouhier quiere limpiar su nombre: «Yo no soy un confidente, soy un colaborador de las Fuerzas de Seguridad que avisó de lo que preparaban Jamal y Suárez Trashorras».
En la actualidad está convencido de que logrará su objetivo.Su afición al boxeo le lleva a hacer un símil pugilista: «Ahora me preparo para el siguiente asalto, voy a demostrar que me siento tan español como el primero». No en vano asegura que en prisión continúa «entrenando y practicando el boxeo» y que está seguro de que «al final ganaré el combate y demostraré mi inocencia».
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