Zapatero da por hecho que la sentencia del 11-M pondrá en evidencia las 'mentiras' del PP

23-04-07



PRECAMPAÑA ELECTORAL / La estrategia socialista

Zapatero da por hecho que la sentencia del 11-M pondrá en evidencia las 'mentiras' del PP

Vuelve al talante, con un discurso triunfalista, sobre que España está en la delantera de la Historia. Asegura que el juicio del 11-M demostrará que la «Justicia se impone al intento de manipulación»

MANUEL SANCHEZ

MADRID.- Hubo una frase para el terrorismo de ETA y otra para el 11-M. El resto fue la guía de campaña -aumentada y mejorada-, mezclada con gotitas de una vuelta al talante misionero y un buen chorro de triunfalismo efervescente.


El cóctel fue el que preparó el presidente José Luis Rodríguez Zapatero ante más de 20.000 personas en el acto del Palacio de Vistalegre (Madrid), donde el líder socialista colocó perfectamente todos los mensajes que quería colocar, en un discurso muy elaborado y estructurado.

Sobre el 11-M, hubo un mensaje contundente, nada más iniciar su intervención: «El juicio sobre el 11-M fortalecerá la democracia en este país. Y como ocurrió con las armas de destrucción masiva en Irak, la verdad y la Justicia siempre se imponen a la mentira y al intento de manipulación». (.../...)

La idea tuvo más desarrollo y más calado, porque Zapatero se presentó, en todo momento, como presidente de un Ejecutivo que «gobierna diciendo la verdad, y que está cumpliendo con ésa palabra dada», frente a una oposición que, en su opinión, sigue instalada en la mentira.

Sobre ETA, el mensaje tuvo un doble fondo. Primero, el reproche al PP por no respetar los «asuntos de todos, de Estado, de España». Y, luego, con un vaticinio: «En el futuro, yo apuesto decididamente porque nunca más haya alguien desde la oposición que utilice el terrorismo en la lucha partidista».

«Conocemos a los españoles», añadió, «y nunca antes permitieron que nadie utilice la lucha contra el terror en la batalla partidista. Nunca antes lo consintieron, y nunca más dirán que se haga eso cuando lleguen las próximas elecciones».

Aunque la sintaxis y la forma de expresarlo fue confusa, el mensaje que quiso transmitir era claro: Zapatero cree que su victoria en las próximas elecciones enterrará cualquier deseo de cualquier partido de la oposición en volver a usar a ETA en la batalla política.

El tercer mensaje fue igual de simple, aunque con más literatura. La frase, para el titular: «Jugamos en la delantera de la Historia como país. Somos una referencia en el mundo».

Pero, para llegar a esta conclusión, Zapatero lo adornó con un mensaje positivista que, bajo la frase inicial de «han sido tres años valiosísimos», tocó a tantos colectivos y ciudadanos, que se hace difícil pensar que exista alguien que no haya salido beneficiado de las políticas del Gobierno.

De hecho, sólo hay que sumar. Enumeró en dos millones de personas las que han logrado trabajo durante su mandato. Dijo que, entre los jóvenes, un millón han pasado de contrato temporal a contrato fijo. Cifró en tres millones los pensionistas que menos cobran y que han visto subir sus pensiones un 25%.

No cifró, aunque son más de 500.000 personas, los que han visto otro incremento similar en el Salario Mínimo Interprofesional. Y citó al 51% de la población -o sea, las mujeres- como las principales perceptoras de sus políticas.

Sólo cambió el mensaje triunfalista -«estoy muy optimista sobre el futuro de España», admitió- por un rostro serio cuando habló de corrupción urbanística.

Prometió que al que siga especulando con el suelo y con el urbanismo «le van a ir muy mal las cosas», y añadió: «Da igual del color político que tenga. Porque si es de los nuestros, será el primero en responder y acudir a los tribunales. El Gobierno se va a esforzar en ello. Los ciudadanos van a dejar de pagar en sus hipotecas estos desmanes».

En este sentido, criticó la política del PP de liberalizar el suelo, «porque desde que se hizo, es cuando más se incrementó el precio de la vivienda y cuando más casos de especulación urbanística han aparecido gracias a la labor de la Fiscalía».

Y, por último, dio su típico mensaje de buenismo a los candidatos del PSOE para esta campaña que, sorprendentemente, cada vez es mejor acogido por los asistentes. «A cada insulto, una propuesta; a cada descalificación, una idea; a cada exageración, una sonrisa».

La única crítica al PP -al que no mencionó ni una sola vez, ni tampoco a su líder, Mariano Rajoy- fue para recordar a los asistentes que los populares, «sólo buscan el poder», y pedir que no entren en su juego. También hubo una referencia al tema de la llamada España plural y pidió a los candidatos socialistas que la defendieran: «El PSOE es el partido que más une, porque es el que más respeta la diversidad y la identidad de cada comunidad autónoma».

Rodríguez Zapatero se fue triunfante. Casi todo su Gobierno estuvo allí. Casi toda la ejecutiva del PSOE estuvo allí. Casi todos los candidatos estuvieron allí. Y, encima, ni faltaron los jubilados -de júbilo- como Juan Carlos Rodríguez Ibarra o Felipe González. ¿Alguien puede pedir más?



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Del 'Miguel ¿qué?' al 'Sí-se-puede'
MADRID.- «Miguel ¿qué?» pasó ayer a llamarse «Sebastián Sí se puede». Y es que el candidato del PSOE a la Alcaldía de Madrid, Miguel Sebastián, arriesgó ayer mucho en su intervención en el mitin de Vistalegre, ante más de 20.000 personas, pero le salió bien. La prueba fue que, tras el acto, por toda la calle se oía el grito impulsado por él durante el acto: «Sí-se-puede».

Aunque entró un tanto nervioso, sabía que jugaba en una plaza de primera, donde hay que arrimarse al toro. El riesgo era grande, entre otras cosas, porque su discurso rozaba la demagogia y el populismo, y lo que quiso intentar se acercaba mucho a la caricatura. Pero, tal vez, por su imagen de economista serio y estirado, logró un equilibrio que funcionó.

Lo que intentó fue convencer a los suyos de que «sí se puede» ganar Madrid a Alberto Ruiz-Gallardón; que «sí se puede» dejar de talar árboles, bajar los impuestos y estar menos endeudados, disminuir las diferencias sociales y económicas entre distritos, y acabar con los atascos.

Logró que el público coreara a rabiar cada «sí se puede». Y cuando, al acabar, la plaza entera se levantó para aplaudirle, tuvo la osadía de acercarse al micrófono y lanzar el grito: «¡Sí-se puede!». Y la plaza se vino abajo repitiendo el eslogan. ¡Quién se lo hubiera imaginado así en el BBV!

Rafael Simancas no hizo una mala intervención, pero su compañero de candidatura le había comido el terreno. Eso sí, levantó aplausos cuando vinculó la pérdida de la Comunidad de Madrid por dos tránsfugas al hecho de haber prometido un Gobierno sin hipotecas ni especuladores. «Seguimos con la misma apuesta», dijo, «y esta vez vamos a ganar».



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